Daniel Ramírez Laura Fàbregas

"Se ha cegado la vía Esquerra Republicana y se ha estrenado la del centro". Palabras de un importante miembro del núcleo duro de Inés Arrimadas poco antes de que una comisión de su partido alcanzara un acuerdo con Moncloa. Tras el portazo de Gabriel Rufián y los órdagos fructíferos del PNV, Pedro Sánchez ha atado el apoyo de los liberales.

En el pacto, ambas partes manifiestan la conveniencia de prolongar el actual estado de alarma y mantener las medidas de protección a los españoles en los ámbitos sanitario, económico y social, sin vincularlos a la aprobación de este decreto-ley. Es decir, medidas como los ERTE no se verán circunscritas al escenario del estado de alarma, tal y como venía sucediendo.

El presidente del Gobierno también llamó a Pablo Casado esta semana, pero Génova guarda silencio. Los conservadores han exacerbado su tono de oposición y han abierto un abismo con el Ejecutivo. Si se abstienen, los diez escaños de Ciudadanos no habrán sido imprescindibles, pero Sánchez sabía que debía amarrarlos de aquí hasta el final de la crisis. Necesita un socio de confianza.

Sánchez y Arrimadas alcanzaron este martes un punto inédito camino de los "Pactos de la Reconstrucción": negociaron en torno a unas medidas concretas. El consenso, por primera vez, sustentado en algo tangible. Esta circunstancia nada tiene que ver, a día de hoy, con las conversaciones mantenidas por Moncloa con el Partido Popular y los nacionalistas.

No sorprende en el caso de Casado, con quien Sánchez no ha exhibido feeling en ningún momento. Pero sí es reseñable lo sucedido con Esquerra Republicana, socio valedor del presidente del Gobierno. Gabriel Rufián no quiere pasar por el aro del mando único. Eso le habría colocado en una tesitura delicada en relación al resto de movimientos independentistas.

Por su parte, el PNV lanzaba continuos órdagos de cara a recuperar el control sobre su territorio. Un ruego que llegaba a buen puerto horas antes de la votación Según anunciaban ellos mismos el Gobierno accedía "a acordar con cada CCAA aspectos clave de la lucha contra la pandemia como la circulación de personas o medidas de contención, y que estas las vaya a aplicar el presidente de la CCAA, el Lehendakari Urkullu en el caso de EuskadiMoncloa". Un triunfo con las elecciones en la región en el horizonte próximo.

Esta tormenta perfecta ha insuflado mucha influencia a los diez escaños de Ciudadanos. "La política es así... A veces eres más importante con una decena de parlamentarios que con cuarenta", evoca un miembro de la formación liberal en charla con este diario.

Otro dirigente de Ciudadanos presume de que su partido se ha convertido en una suerte de "sello de calidad" que Sánchez necesitaba para su plan: "La gente no quiere que PSOE y Podemos gestionen esta crisis en solitario. Además, si nosotros le apoyamos, el PP tendrá muy difícil posicionarse en contra. ¿Cuál será, entonces, su diferencia con Vox?".

Los liberales reconocen que su "actitud ha mejorado". Igual que con Rivera, el presidente del Gobierno no congenió con Arrimadas en su primera reunión presencial. Según las fuentes consultadas por este periódico, el socialista llegó a decir a la jerezana: "Si seguís así, vais a desaparecer".

Fin del 'espíritu de enero'

En paralelo, el "no" de los secesionistas catalanes inquieta a Podemos, que ven cómo el espíritu de enero que se cinceló con el pacto de investidura pierde adeptos. Los de Oriol Junqueras vuelven a decantarse hacia el eje nacionalista en detrimento de la agenda social como sucedió con su negativa a aprobar los presupuestos de 2019, que precipitaron la convocatoria electoral del 28 de abril. 

La formación morada, y en especial su líder Pablo Iglesias, ven cómo la sintonía que exhibían en materia social pierde fuerza ante la posición "soberanista" de ERC, que prioriza la recuperación de competencias en el proceso de desescalada.

La postura oficial es que su rechazo a la ampliación del estado de alarma "es firme", aunque haya tensiones internas. "La estrategia en Madrid, de la mano de Rufián, que sigue la línea de Joan Tardà, podría provocar un giro hacia la abstención. No se descarta nada ya que a veces van por libre, pero por el momento el posicionamiento es por el no", explican desde el partido.

Tardà, el exdiputado de ERC, pidió públicamente la abstención de su partido a la votación sobre el estado de alarma. Por el momento, no obstante, este giro solo se podrá dar en el caso de que haya un "cambio profundo en el posicionamiento" de Sánchez. 

Los socios de coalición del presidente del Gobierno observan desde una segunda línea este acercamiento del PSOE a Ciudadanos, con quienes mantienen planteamientos políticos más alejados de los que tienen con ERC. No obstante, su principal preocupación ahora es que el gobierno resista al actual debilitamiento.

En este sentido, los vaivenes de los nacionalistas periféricos no contribuyen a mostrar una imagen de solidez. Y el mal menor a ojos del Gobierno en esta encrucijada tiene color naranja. Al menos, transitoriamente.

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