Alberto D. Prieto Ana I. Gracia

Pedro Sánchez ha pasado toda la mañana de este miércoles en el Congreso de los Diputados apostando por "el diálogo". En su intervención inicial y en la réplica posterior, en la que, como es habitual se ha centrado en la respuesta a la dura intervención inicial de Pablo Casado, líder del Partido Popoular.

Pero el presidente del PP sólo quiso darle la mano a Sánchez en un punto: jugando con una de las analogías del discurso del jefe del Gobierno, Casado le admitió que el coronavirus es un iceberg del que se tienen más dudas que certezas. "En eso tiene razón, la Covid-19 es un iceberg y su Gobierno es el Titanic". Y le pidió que "no pretenda que seamos su orquesta: coja el timón y gestione, capitán Sánchez".

Aunque Adriana Lastra suele ser quien le deja el ambiente caliente para que el presidente rompa en las réplicas el tono calmado con el que sí suele abrir cada sesión de prórroga del estado de alarma, esta vez Sánchez sí se mantenía en "tono de diálogo". La portavoz socialista, ejerciendo de poli malo ni siquiera tomó postura ante los Consejos Europeos o la prórroga del estado de alarma, sólo reventó al PP remontándose a los tiempos de Aznar y Aguirre.

Pero a un día de ir al Consejo Europeo, parece tener claro que necesita el apoyo de Casado y que sea creíble su apuesta de nuevos Pactos de la Moncloa. "Y si ahora estamos en tono de acuerdo, estamos en tono de acuerdo", ha insistido el líder socialista. "Nosotros no miramos al PP como enemigo o adversario en un momento como el actual, el enemigo común es el coronavirus", dijo, "así que debemos dejar atrás los reproches".

El presidente del Partido Popular, por su parte, dedicaba los diez minutos de su contrarréplica a desmontar uno por uno los datos desplegados por Sánchez en el pleno con los que pretendía avalar la gestión de su Gobierno en esta crisis y taponar sus evidentísimos fallos. Casado comenzó insistiéndole al jefe del Ejecutivo en lo más evidente: que había "pasado por alto a las víctimas" de esta pandemia. "Son 21.717 en total. ¿Por qué las oculta? Qué extraño eclipse moral realizan en su discurso: de 8.624 palabras ni una sola de autocrítica", le afeó desde la tribuna.

El presidente del PP, Pablo Casado, este miércoles en el Congreso de los Diputados. Efe

El presidente sí había sacado la bilis para revolverse contra la acusación del líder popular, basada en las palabras del general Santiago de la Guardia Civil, de que el Ejecutivo persigue la libertad de opinión e información: "Debo responderle que eso me duele... las policías patrióticas eran de su partido, nosotros sólo pedimos a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado que persigan los bulos, nada más".

Pero en esta batalla por ser quien más verdades arroja a la cara del rival y quién le afea más bulos, Pablo Casado se había llevado al Congreso una hemeroteca de periódicos de todos los colores a nivel mundial para tumbar una a una las medidas ejecutadas por Moncloa.

Así, citó a Le Monde: "España se da cuenta con retraso de la magnitud de la pandemia". A La Repubblica: "Balance catastrófico". Al estadounidense Bloomberg: "La tragedia de España era predecible"... Y también aprovechó para airear la dudosa compra del Gobierno a la empresa catalana Interpharma, "tan cercana adonde vive el ministro", que ha recibido más de 17 millones de euros de las arcas públicas "para test falsos y se le ha dado la licencia dos días después de la compra".

De bulos y desinformación

El líder de la oposición, que -a pesar de su dureza, apoyará la nueva prórroga del estado de alarma-, preguntó agresivo al jefe del Ejecutivo cómo pretende "reconstruir la casa común" si el incendio sigue avanzando sin piedad en un país que acumula otros 435 muertos más solo en las últimas 24 horas. "¿Qué pretende, que se queme todo?", preguntó para advertirle de que lo más urgente es sofocar la expansión de la pandemia.

Más mentiras para el líder del PP es el 2,64% de déficit público que se supone que tiene España. "Es del 2,82%. Nos ocultan 3.000 millones de euros", añadió Casado antes de entrar de lleno en las diferencias públicas que han mostrado distintos miembros del gabinete de Sánchez. "¿Esta guerra que se libra quién la va a ganar, Calviño o Díaz? ¿Iglesias o Escrivá?".

Casado fue demoledor con el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, de quien recordó que fue asesor económico de países latinoamericanos como Venezuela, Bolivia y Ecuador, "y ya sabemos cómo acabaron. De asaltar los cielos acabó asaltando los cajeros con un corralito".

Sin respuesta

Sánchez había desafiado a Casado a que respondiera con claridad alguna pergunta, en lo que el líder del PP interpretó como un ejercicio de "oposición a la oposición". El persidente, sobre todo, le había lanzado un guante en su discurso que se había quedado sin recoger: algo así como si me cambias al mesa extraparlamentaria por una comisión en el Congreso, yo te subo la apuesta a que tú asumas acuerdos en las CCAA que gobiernas: "¿Acepta usted llegar a pactos donde gobierna el PSOE y donde gobiernan otras fuerzas? Sí o no. Es fácil responder, y es importante para la ciudadanía".

Casado entró a todos los trapos, llegaba con ellos muy bien preparados, pero no a este último. El líder del PP se centró en criticar las "eternas peroratas" en las ruedas de prensa ministeriales y los "Aló Presidente" de los fines de semana: "Abandone el Nodo, estamos hartos de ruedas de prensa retransmitidas para que no digan nada y no ofrezcan ninguna solución, solo mítines".

Y señaló, además, la "doble moral" de la izquierda sobre lo público y lo privado. "Su vicepresidenta primera y Santos Cerdán se han curado en clínicas privadas , lo cual nos parece muy bien, pero lecciones, las justas". Y arremetió duramente contra unas cifras de contagios que nadie se cree.

Agresividad

Sobre la posibilidad de diálogo y pacto, sólo dio una señal poco halagüeña: "La unidad no puede ser acallar a la oposición. Den las cifras de fallecidos oficiales porque compararemos las cifras del INE de abril y mayo y lo sabremos", advirtió.

El líder del PP también señaló la doble moral de la izquierda sobre lo público y lo privado. "Su vicepresidenta primera y Santos Cerdán se han curado en clínicas privadas así que lecciones, las justas". Y arremetió duramente contra unas cifras de contagios que nadie se cree. "La unidad no puede ser acallar a la oposición. Den las cifras de fallecidos oficiales porque compararemos las cifras del INE de abril y mayo y lo sabremos", advirtió.

Y es que esta vez fue el presidente popular el que se había guardado una mayor agresividad para la segunda intervención, mientras Sánchez lo trataba de dejar fuera de juego apelando a los pactos: locales, regionales, nacionales y europeos.

A pesar de que los minutos de la portavoz socialista habían subido la tensión por las invectivas a la bancada del PP, Pedro Sánchez, terminó su turno agradeciendo a Adriana Lastra "su tono". A su juicio, éste distingue al PSOE de otro partidos. Y finalmente, aseguró que "tenemos el reto de nuestras vidas", a medio camino entre la arenga a la ciudadanía y el mensaje a su interlocutor popular: "El Gobierno está trabajando para que los ciudadanos recuperen su normalidad".

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