Ya sea fruto de la casualidad o de la causalidad, EH Bildu ha prosperado enormemente desde que el año pasado María Chivite fuera investida presidenta de Navarra gracias a la abstención de los abertzales. Primero fue la entrada del partido de Arnaldo Otegi en la Mesa de la Cámara foral, luego la alcaldía de Huarte, después la aprobación de los Presupuestos... Y ahora Estella.

Bildu se hizo este martes con la alcaldía de esta histórica localidad tras una moción de censura aprobada junto a Geroa Bai y dos concejales tránsfugas del Partido Socialista de Navarra (PSN). Las tres formaciones se pusieron de acuerdo para descabalgar a Gonzalo Fuentes, alcalde de Navarra Suma -coalición que integra a UPN, PP y Ciudadanos, y que fue la lista más votada-.

Para más inri, la moción se realizó en plena crisis por la pandemia del coronavirus, ajena al confinamiento. Esto provocó que no asistieran al pleno ninguno de los siete concejales de Navarra Suma ni Ibai Crespo, único concejal del PSN tras el transfuguismo de sus compañeros Jorge Crespo y Magdalena Hernández. Tampoco hubo medios de comunicación ni público. La sesión duró diez minutos y, al finalizar, sobre las doce del mediodía, se escuchó una cacerolada espontánea en los balcones próximos al Consistorio.

El PSN se ha desmarcado públicamente de los dos tránsfugas y les ha expulsado del partido. Sin embargo, Navarra Suma critica la falta de contundencia de la organización liderada por María Chivite: “Gonzalo Fuentes hoy seguiría siendo alcalde de Estella si el PSN hubiera querido. Era tan fácil como que Chivite llamara a Uxue Barkos para pedirle que controlara a su edil”.

“Siempre suceden cosas sospechosas o concurren muchas circunstancias que acaban beneficiando a Bildu; ya huele”, denuncian fuentes de Navarra Suma en conversación con EL ESPAÑOL. No en vano, el municipio navarro, de apenas 14.000 habitantes, es tan solo el último botín de la formación liderada por Arnaldo Otegi desde que María Chivite gobierna en Navarra.

La Mesa del Parlamento

En junio de 2019, el PSN llegó a un acuerdo con el partido nacionalista Geroa Bai (marca navarra del PNV), Izquierda-Ezkerra y Podemos para gobernar en Navarra. Esa apuesta de María Chivite por la vía nacionalista se trasladó al Parlamento foral, repartiéndose la Mesa de la Cámara entre ellos y permitiendo la entrada de EH Bildu.

El pacto entre el PSOE y Geroa Bai en el Parlamento era fundamental para la formación del Gobierno en Navarra. Las negociaciones se rompieron varias veces por el papel que debía jugar EH Bildu en el pacto, pero finalmente socialistas y nacionalistas se pusieron de acuerdo.

Los socialistas apoyaron al candidato nacionalista, Unai Hualde, para presidir la Mesa de la Cámara. Maiorga Ramírez, de EH Bildu, fue elegido secretario segundo con los votos de Geroa Bai, Izquierda-Ezkerra y su propia formación.

Huarte

En Huarte, municipio navarro de apenas 7.000 habitantes, Amparo López (PSN) fue investida alcaldesa con los votos de Navarra Suma y el Grupo Independiente de Huarte (GIH), pese a que los socialistas sacaron una sola concejal. Bildu, con cinco ediles, se quedó sin la vara de mando. Posteriormente, tras su abstención en la investidura de María Chivite como presidenta de Navarra, recuperaron la alcaldía en condiciones sospechosas.

La alcaldesa, Amparo López, pasó a formar parte de la dirección general del Gobierno de Navarra y el PSN, en vez de postular a una nueva persona, renunció a presentar un candidato alternativo a nuevo alcalde, facilitando el acceso de Bildu al poder. Un vacío intencionado.

En una sesión plenaria para elegir al nuevo alcalde, los socialistas se ausentaron, dejando la vía libre para que Alfredo Arruiz Sotés (Bildu) se convirtiera en nuevo regidor de la localidad navarra gracias a los votos de su formación y de Geroa Bai.

El Grupo Independiente de Huarte y Navarra Suma mostraron su descrédito ante la situación y calificaron la maniobra del PSN de “apaño” y “trapicheo”.

La Mancomunidad de Pamplona

El pasado mes de octubre, Navarra Suma denunció una “nueva muestra del pacto” que mantienen el PSN y el partido de Arnaldo Otegi. Una concejala socialista del Ayuntamiento de Pamplona, Maite Esporrín, fue nombrada vicepresidenta de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, una importante entidad que gestiona un presupuesto anual de 120 millones de euros. Es, de hecho, la tercera Administración más grande de Navarra, por detrás del Gobierno foral y del consistorio pamplonés.

La designación, que no requiere ninguna votación porque el nombramiento corresponde al presidente de esta institución, David Campión, se interpretó como una contrapartida de la izquierda abertzale. Campión, el candidato independiente impulsado por EH Bildu, obtuvo previamente la confianza de los socialistas, en una polémica votación en la que se escenificó una alianza de todos contra el centro-derecha.

La presidencia de este ente comarcal iba a recaer en manos de Navarra Suma, la fuerza más votada en el Ayuntamiento, pero Bildu, Geroa Bai y el PSN maniobraron en el último momento para elegir como nuevo presidente al candidato propuesto por los herederos de Batasuna. Una muestra, según la coalición de centro-derecha, de que existía algún tipo de “negociación previa”.

Los Presupuestos de Navarra

El pasado mes de enero, María Chivite llegó a un acuerdo con Bildu para aprobar los Presupuestos de Navarra. Todo un hito que suponía el primer pacto relevante a nivel institucional del Partido Socialista con la antigua Batasuna.

El partido de Otegi celebró como un triunfo la negociación y difundió un texto en el que presumía de que las cuentas acordadas lograrían “el fortalecimiento de los servicios públicos y los derechos de la ciudadanía”.

Después de que Chivite llegara a la presidencia gracias a la abstención de Bildu, las partes no ocultaron la buena sintonía desde el arranque de la negociación. El pacto presupuestario fue celebrado por el PSN como “una buena noticia”, ya que significaba el triunfo del “diálogo entre diferentes”.

“Un pacto oculto”

Dentro de Navarra Suma existe división de opiniones sobre lo sucedido en Estella. Hay quienes creen que esta vez el PSN no ha tenido una implicación directa en la consecución de la alcaldía por parte de Bildu, pero es mayoritaria la tesis que sostiene que lo sucedido en el municipio es la enésima expresión de “un pacto oculto” entre socialistas y los abertzales.

Según esta tesis, el logro de la alcaldía de Estella por parte de Bildu es solo el último eslabón de una cadena de favores que se remonta a verano de 2019, cuando la socialista María Chivite fue investida presidenta de Navarra gracias a la abstención de los de Otegi. “No olvides que presidirás Navarra por nosotros”, avisó Bakartxo Ruiz, portavoz de Bildu, a Chivite. “Va a ser necesario llegar a acuerdos”, añadió. Casualidad o causalidad.

Noticias relacionadas