José María Aznar ofreció a Jordi Pujol liquidar el PP catalán a cambio de unirlo a  CiU, según revela el libro autobiográfico de Artur Mas Cabeza fría, corazón caliente. El procés en primera persona (Ediciones Península, 2020).

La propuesta de fusión entre PP y CiU, que habría derivado en una plataforma similar a la que dio lugar a UPN en Navarra, fue rechazada en persona por Artur Mas con el argumento de que los convergentes no deseaban alianzas fijas con partidos de ámbito nacional.

La iniciativa, según narra Artur Mas en su libro, se produjo en algún momento indeterminado entre el año 2001 y el año 2003, mientras Jordi Pujol era presidente de la Generalidad y Mas, consejero jefe, un cargo asimilable al de vicepresidente.

Por parte del PP, el equipo negociador de la fusión entre PP y CiU estaba formado por Jaume Matas, en aquel momento ministro de Medio Ambiente; Eduardo Zaplana, presidente de la Generalidad valenciana; y Mariano Rajoy, vicepresidente del Gobierno.

Adiós al PP catalán

La reunión, según describe Mas en Cabeza fría, corazón caliente, tuvo lugar en Doñana. La excusa diseñada por Rajoy, Zaplana y Matas fue la de pasar un fin de semana junto a Artur Mas y sus respectivas parejas en la finca que utilizan los presidentes del Gobierno como lugar de descanso y vacaciones.

"El verdadero objetivo era explorar si estábamos dispuestos a unirnos al PP, de tal modo que su partido desapareciese de Cataluña y nosotros ocupásemos todo el espacio del centroderecha", escribe el expresidente de la Generalidad en su libro. "Ellos eran tres y estaban coordinados para presionar a favor de su propuesta. En algunos momentos de la cena, la discusión fue subiendo de tono hasta alcanzar un alto voltaje".

La reunión se produjo después de que el presidente Aznar se hubiera negado a avanzar en la descentralización del Estado exigida por Jordi Pujol. Según cuenta Mas, Aznar respondió a Pujol con una contraoferta: "Si quieres mandar e incrementar el espacio de poder de Cataluña, lo que has de hacer es dar tu visto bueno a que los convergentes se incorporen a nuestro Ejecutivo con carteras ministeriales".

La propuesta de fusión de PP y CiU cayó en saco roto, según Mas, por la negativa de los convergentes a ser etiquetados como un partido de centroderecha o a formar parte de un Gobierno central en el que el PP gozaba de mayoría absoluta. "En nuestra naturaleza estaba la libertad de movimientos para poder pactar con quien fuese en la defensa de los intereses de Cataluña y de nuestro ideario político".

Fin del autonomismo

De acuerdo a Artur Mas, los tres desencadenantes del procés fueron la mencionada negativa del PP a profundizar en la descentralización del Estado, el recorte del Estatuto de Autonomía catalán de 2006 y la negativa de Mariano Rajoy a negociar para Cataluña un pacto fiscal similar al del País Vasco. "La combinación de los tres elementos descritos consolidó el fin de la larga etapa autonómica, que había dado buenos frutos tanto en Cataluña como en España".

El libro de Mas no es una autobiografía en sentido estricto y sólo cubre el periodo comprendido entre 2010 y 2017, año en que el expresidente -que en 2016 había dado "un paso al lado" en beneficio de Carles Puigdemont- decide dar "un paso atrás" y alejarse de un procés que él da por finiquitado. Al menos, en su primera fase.

En su libro, Mas achaca toda la culpa del procés al PP y al Estado, al que acusa de mantener resabios franquistas. No es tan crítico con el PSC y el PSOE, de los que no habla o habla en términos relativamente neutros.

Dificultades por doquier

Uno de los pasajes más ácidos del libro de Mas está dedicado a la CUP, a la que acusa poco más o menos de ser el tonto útil del Estado en su lucha contra la independencia de Cataluña. "La CUP se mantuvo fiel a su ADN de poner dificultades por doquier", dice en un capítulo del libro titulado La CUP hace de CUP, "en aras de una supuesta pureza ideológica que los impulsa a comportarse instalados en una supuesta lógica revolucionaria".

Al fondo del resentimiento respecto a la CUP late la negativa de los radicales a permitir su investidura en 2015, lo que obligó a Mas a dar el ya mencionado "paso al lado" en beneficio de Carles Puigdemont.

Artur Mas hace extensiva esa crítica a un pueblo catalán al que acusa, en varias páginas del libro y con palabras medidas pero inequívocas, de no haber actuado con la suficiente inteligencia política en algunos de los momentos clave del procés.

Los exploradores

Mas desvela también en su libro los entresijos de las reuniones secretas que los nacionalistas catalanes mantuvieron con PP y PSOE para tratar de negociar una salida al procés.

Según el expresidente, el "explorador" del PSOE fue José Enrique Serrano, exsecretario de Estado con el PSOE y exdirector del gabinete de Zapatero. Por parte de CiU, Joan Rigol. Y por parte del PP, Pedro Arriola, del que Mas no tiene una gran opinión. Según el expresidente autonómico, el "explorador" ideal del PP habría sido Manuel Pizarro.

Mas explica también que las negociaciones no llegaron a buen puerto porque para Rajoy "todo era un lío y ante un lío lo mejor es quedarse quieto".

La desidia de Rajoy

En otro pasaje del libro, Mas vuelve a acusar a Rajoy de haberse instalado en la inacción y la dejadez tras la amenaza de convocatoria de la consulta separatista del 9-N de 2014 y, posteriormente, del referéndum ilegal de autodeterminación del 1 de octubre de 2017.

A medida que avanzan las páginas, Mas muestra una desvinculación cada vez mayor del rumbo que toma el procés a partir del 1-O.

El punto de ruptura llega el mes de octubre de 2017, cuando Carles Puigdemont, que ya había decidido convocar elecciones anticipadas, se desdice y opta por declarar unilateralmente la independencia de Cataluña. Según Mas, empujado por cuatro factores: la negativa de Rajoy a renunciar a la aplicación del 155, la deslealtad de ERC, las discrepancias en el propio seno del PDeCAT y la presión de las redes sociales.

Cataluña siempre gana

En las últimas páginas de su libro, Artur Mas describe la que en su opinión es la solución perfecta al conflicto en Cataluña y que pasa por un referéndum con sólo dos opciones y que únicamente votarían los ciudadanos catalanes: autodeterminación o mejora del autogobierno.

Según Mas, en caso de ganar la primera opción, y a pesar de que esta sería calificada de "no vinculante", el Estado adquiriría el compromiso de modificar la legislación para que permitir la secesión de Cataluña. En caso de ganar la segunda, el Estado estaría obligado "de manera inmediata" a mejorar el autogobierno catalán.

Que la solución al problema catalán sea una en la que el nacionalismo gana ocurra lo que ocurra adquiere sentido sólo dos párrafos después, cuando Mas describe cuáles son, desde su punto de vista, las dos únicas alternativas a su "solución" al problema catalán. O la conversión de Cataluña en una provincia "que pague y calle" o "el conflicto abierto con el Estado, protagonizado por una ciudadanía dispuesto a todo". Es decir, una guerra civil.