Paco Igea e Inés Arrimadas, envueltos en una nube de cámaras y micrófonos. Lunes por la mañana en un hotel AC de Valladolid. Discuten, pero lo hacen como políticos. Tensa sonrisa y dardos envenenados. Incluso se cogen del brazo. Ella le dice a él que se presente: le reta a debatir ante la militancia. Él le ofrece desvelar las llamadas cruzadas y los mensajes que se han escrito desde la dimisión de Albert Rivera.

"Hemos hablado muchas veces en privado... Tengo las llamadas, los whatsapps", inquiere Igea a Arrimadas. La jerezana le hace saber que ella también dispone de ese material. Entonces, el vicepresidente de Castilla y León apostilla: "Puedes hacerlo público, no tengo problema".

A lo largo de esos dos minutos de improvisado debate, la portavoz de Ciudadanos en el Congreso repite continuamente esa idea: "Un coloquio público y ante los militantes". Lo hace para empujar a Igea, que de momento amaga pero no presenta su candidatura.

Este martes, en Madrid, el médico castellano celebrará un acto junto a los críticos. En ese momento, podría oficializar lo que lleva varios meses siendo un titular a punto de escribirse.

"Te invito a que hagamos un coloquio para que sea la militancia quien decida y no nos repartamos en un despacho...", ataca Arrimadas. Igea, visiblemente molesto, responde: "Nadie ha pretendido repartirse nada en un despacho".

La exlíder de Ciudadanos en Cataluña llega a insinuar que Igea le ha propuesto un pacto de "integración". El vicepresidente de CyL vuelve a rebatir: "Nadie ha hablado de integración".

Una disputa que viene de largo

En su discurso previo, durante el desayuno informativo, Arrimadas había lanzado varios rejonazos a Igea, todos para animarle a que se presente. Había aclarado que ella no presidirá un partido con baronías. Su adversario pretende dar más protagonismo a estas figuras y, además, permitir a la militancia la elección directa de las ejecutivas regionales, cosa que actualmente se hace a dedo.

Cuando Arrimadas insinúa que Igea quiere "integración", éste se revuelve y le reta a "publicar los mensajes y llamadas". Igea, por su parte, también había criticado a Arrimadas: lo hizo hablando de "cesarismo" e "hiperliderazgo", aunque sin mencionarla expresamente.

Una y otro hablan de "salir unidos y fortalecidos", pero el encontronazo en el hotel vallisoletano da buena cuenta de que, a día de hoy, esa "integración" se antoja harto complicada.

Paco Igea, médico de profesión y miembro de la extinta Ejecutiva de Ciudadanos, se erigió, junto a Roldán, Garicano, Nart o Prendes, como uno de los "críticos". Alzó la voz, pero no abandonó la formación.

Tras la dimisión de Albert Rivera, ha viajado a distintas ciudades para testar sus apoyos. El termómetro clave, la votación de enmiendas y compromisarios, está averiado. Debido a un caos informático -la organización naranja atribuye el error a la empresa privada que contrataron- el proceso ha tenido que posponerse.

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