La última reunión de la plana mayor de Ciudadanos se saldó con esta estrategia: una llamada de Inés Arrimadas a los barones del PSOE para intentar anular el acuerdo de Pedro Sánchez con los partidos nacionalistas. Pero ese gesto, una vez constatado que los líderes autonómicos no se enfrentarán a Ferraz, esconde un plan B: convencer a 16 diputados socialistas para que se salten la disciplina de voto y se postulen contra el presidenciable.

"Lo intentaremos hasta el último minuto", cuenta a este diario uno de los dirigentes liberales partícipe de esta decisión. El modus operandi será el siguiente: exprimir al máximo los contactos a nivel territorial para interpelar directamente a los diputados. O dicho de otra manera: Ciudadanos detectará quiénes son los parlamentarios del PSOE más contrarios a las tesis nacionalistas y tratará de seducirlos.

Arrimadas intentará un tamayazo de proporciones hasta ahora desconocidas. Tras las elecciones madrileñas de 2003, Esperanza Aguirre consiguió que dos diputados del PSOE no se presentaran a la votación para elegir al presidente de la Asamblea, lo que otorgó al PP un puesto clave que iba a ser para los socialistas.

"Aunque tengamos un 1% de posibilidades, insistiremos", reseña otro importante miembro de la dirección naranja. "Todo lo que hagamos es poco... Somos conscientes de la dificultad, pero creemos que hay diputados socialistas muy en contra de los acuerdos sellados por Sánchez", razona esta fuente.

Al contrario de lo que sucede con otras votaciones, las investiduras se saldan a rostro descubierto. Si un parlamentario del PSOE traicionara a su secretario general, tendría que hacerlo con nombre y apellido.

En Ciudadanos no creen que su estrategia exceda los límites de la cortesía parlamentaria: "Teniendo en cuenta de lo que estamos hablando, cualquier cosa que hagamos será poco".

"Un camino casi imposible"

Según las fuentes consultadas por este diario, la cúpula naranja considera "más difícil" sublevar a los barones que obtener el tamayazo, aunque sitúa ambos caminos en el rango de lo "casi imposible".

Por tanto, a lo largo de ese jueves y durante el viernes, Ciudadanos pondrá a prueba la calidad de su infraestructura territorial. Los cargos más influyentes en las distintas regiones ya saben lo que tienen que hacer: convencer soterradamente a sus homólogos en el PSOE.

Inés Arrimadas viene apelando a la "valentía" y el "sentido de Estado" que mostraron distintos dirigentes socialistas en 2016, cuando forzaron la dimisión de Pedro Sánchez. Ahora, el ambiente en Ferraz es muy distinto. El presidente en funciones, alcanzado el poder, ha domado el partido, lo que ha supuesto una laminación de las rencillas.

De ahí que la dificultad sea extrema. Barones como Guillermo Fernández Vara (Extremadura) o Susana Díaz (Andalucía) -otrora reacios a cualquier coqueteo de su partido con el nacionalismo- contestaron a la propuesta de Arrimadas incluso antes de recibir su llamada: "Abstente tú". La expresidenta de Andalucía era uno de los pilares de la oposición interna a Sánchez, pero esa contundencia se ha evaporado.

Los liberales siguen apostando por la "vía 221", un "gran acuerdo constitucionalista" entre PSOE, PP y Cs, pero no tienen el apoyo de ninguno de los dos grandes partidos. De momento, tampoco ha conseguido que Casado se preste a negociar.

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