Aeropuerto de Barajas a las nueve y cuarto de la mañana. Inés Arrimadas viaja en ascensor hacia una entrevista que se celebrará en plena T4. Analiza en directo, a través de su móvil, una discusión entre Sánchez y Rivera que acoge el Congreso. "¡Vamos, Albert, y no te olvides de lo de...! ¡Venga, respóndele con aquello de...! Bien, bien!". Un año después, su partido se ha descalabrado y ella está a punto de tomar las riendas. En aquel momento, jamás lo habría creído. En 2020, la también diputada por Barcelona será quien debata en la Cámara con el presidente del Gobierno.

Inés Arrimadas García (Jerez, 1981) será proclamada nueva líder de Ciudadanos el 15 de marzo. Antes, se impondrá en unas primarias para las que, de momento, no se le conoce rival. Ni siquiera han confeccionado una candidatura alternativa los que alzaron la voz contra el oficialismo durante el último Congreso General. Dos meses después de tomar el bastón de mando, Arrimadas dará a luz a su primer hijo.

La ganadora de las elecciones catalanas en 2017 recoge un partido escuálido, muy debilitado si se colocan en el espejo los resultados del 28-A. En noviembre, se dejaron 47 escaños por el camino. Dimitieron Albert Rivera -presidente-, José Manuel Villegas -secretario general-, Fernando de Páramo -secretario de Comunicación-, Juan Carlos Girauta -peso pesado en la Ejecutiva-... El reto de Arrimadas pasa por blindar el espacio de centro que un día abrió Rivera y proteger las siglas de una upeydización. Una misión muy ardua, teniendo en cuenta el mesianismo que venía caracterizando a la formación liberal.

Internamente, según cuatro miembros de la anterior Ejecutiva consultados por este diario, "muy pocos tienen dudas de las cualidades de Inés como candidata": "Sabemos que en unas elecciones generales funcionará muy bien". Entonces, ¿dónde está el obstáculo? En dos sitios: la fontanería y la estrategia.

"No es lo mismo presentarse a unas elecciones que gobernar un partido... Es un juego de lealtades muy complicado. Hay que rodearse bien, ser muy astuto. Es una labor que Inés nunca ha desempeñado. A ver qué tal se le da", coinciden dos dirigentes de Ciudadanos.

¿Y la estrategia? "Inés, por mucho que el votante pueda pensar lo contrario, jamás formó parte del núcleo duro de Rivera. Ella no influyó en las decisiones importantes. Ni en el veto a Sánchez ni en su levantamiento. Eso es una ventaja porque encarna la savia nueva, pero también un desafío. Ninguno sabemos cómo funcionará la Arrimadas estratega", apuntan estas fuentes.

Los mandatarios más veteranos de Ciudadanos atribuían a Albert Rivera la facultad de "ir un paso por delante": "Movía ficha y acertaba, era como si conociera de antemano las tácticas de sus rivales... Falló una vez y le costó la cabeza".

La vuelta al centro

Arrimadas, de momento y con el objetivo de blindar a Ciudadanos de su desaparición, ha tratado de regresar al centro, aunque de puertas hacia fuera -probablemente por cuestión de lealtad a su exlíder y amigo- asegura que "nunca se movieron de ahí". Los naranjas, en pleno bloqueo institucional, tienden la mano a PP y PSOE para buscar un "pacto constitucionalista" que ponga "España en marcha".

"Con diez tenemos que aparentar ser 57", razona uno de los actuales diputados de Ciudadanos. Desde el pasado 10-N, Arrimadas ha transmitido a los suyos la necesidad de "comunicar más y mejor". Buscan, continuamente, la iniciativa para recuperar el concepto de la "utilidad", siempre necesario para un partido político, pero mucho más cuando ese partido es "de centro".

Aunque la dirección naranja todavía investiga los motivos de la derrota, el grueso de los mandatarios coincide en que se "desorientó" a los votantes. En el núcleo duro de Rivera, a tenor de lo informado por uno de sus miembros a este diario, se cataloga como un gran fallo el no haber presionado a Sánchez con una oferta seria tras las elecciones de abril: "Le habríamos puesto en un compromiso muy delicado".

Arrimadas se halla ahora enfrascada en esa carrera a contrarreloj: sobrevivir a la irrelevancia de los diez escaños en un parlamento fragmentado y cada vez más tenso. Sus compañeros creen que el futuro político pasa por uno de estos dos caminos: legislatura corta o terceras elecciones. "Ambas cosas nos benefician, pero pelearemos por la primera porque la segunda es muy mala para el país".