La vieja Convergencia –ahora atomizada en un partido (PDeCAT), una asociación (la Crida) y una marca electoral (JxCAT)– ha llamado a la reunificación de fuerzas en torno a Carles Puigdemont para hacer frente a lo que ya se percibe entre la derecha nacionalista catalana como una amenaza inminente capaz de arrebatarle el control de la Generalidad: la formación de un tripartito liderado por ERC y secundado por Podemos y el PSC.

Los obstáculos son varios. La más que probable inhabilitación del presidente de la Generalidad Quim Torra por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, sumada a la muy posible apertura de una causa penalLaura Borràs por parte de la Sala Segunda del Tribunal Supremo por la supuesta adjudicación de contratos irregulares por valor de 260.000 euros, ha descabezado al partido y barrido del tablero político tanto al comisionado de Puigdemont en la Generalidad como a su más que probable sucesora.

Entre algunos sectores del PDeCAT ha llegado a sonar el nombre de Artur Mas, pero el expresidente no tiene papel asignado en los planes de un Puigdemont que prefiere a alguien con un perfil más bajo y sumiso a las órdenes y las tácticas que emanan desde su mansión de Waterloo.

Puigdemont, además, no tiene intención alguna de aflojar en su estrategia de confrontación con el Estado. Y menos aún a las puertas de una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre la inmunidad de Oriol Junqueras. Sentencia que se conocerá este 19 de diciembre y que podría acabar beneficiándole también a él y a sus planes. 

El reordenamiento del espacio convergente y la búsqueda de sucesor llevará tiempo y de ahí que el presidente Torra haya demostrado por activa y por pasiva durante las últimas semanas su escaso interés en convocar elecciones anticipadas. Su inhabilitación, en cualquier caso, abriría las puertas a esa posibilidad de par en par.

Hacia la fusión

Por el momento, todas las miradas están puestas en el PDeCAT, fracturado en dos bandos y que celebra hoy un "consejo nacional" en el que debe decidirse el futuro del partido. El primero de esos bandos, que parece ser el mayoritario, aboga por la fusión del PDeCAT con JxCAT y por la formación de un partido único que acabe con la multiplicidad de siglas y marcas electorales. En la práctica, esa opción implicaría la sumisión del partido a la voluntad de Carles Puigdemont

El segundo de los bandos del PDeCAT, el llamado "moderado" por su mayor cercanía a las tesis de ERC –y que en algunos casos aboga incluso por investir a Pedro Sánchez a cambio de nada–, defiende la formación de un nuevo partido desvinculado al 100% de los designios del prófugo de Waterloo. Es seguro, sin embargo, que la adopción de ese rumbo implicaría la salida de una buena parte de los cargos y de los militantes en dirección a JxCAT. La tercera opción, la de la disolución, parece descartada a día de hoy.

Una hipotética integración del PDeCAT en JxCAT implicaría también la de independientes como Jordi Sànchez, hoy preso en la cárcel de Lledoners tras su condena a nueve años de prisión en el juicio del procés. La integración del PDeCAT en JxCAT se produciría durante los tres primeros meses de 2020, a tiempo en cualquier caso para un hipotético avance electoral en Cataluña

El líder es Puigdemont

La reunión de todos los satélites de la vieja Convergencia bajo el paraguas de unas siglas únicas permitiría acabar con la confusión entre siglas, partido y asociaciones paralelas y unificar el mensaje alrededor de la figura de Puigdemont. Una figura aceptada con entusiasmo por una mayoría del espacio exconvergente y, por la minoría, como un símbolo de "resistencia" contra el que es mejor no batallar a día de hoy. 

La integración del PDeCAT en JxCAT sería el final de un camino que se inició en julio de 2018, cuando Marta Pascal, líder del sector moderado, fue obligada a renunciar en favor de una dirección plagada de afines a Puigdemont. Entre ellos, Míriam Nogueras, la actual vicepresidenta del partido y diputada en el Congreso, que ayer recordó que el 95% del PDeCAT desea reunificarse con las siglas de JxCAT y, "sobre todo", bajo el liderazgo de Puigdemont. 

Nogueras también descartó ayer la opción defendida por Artur Mas, que es la de la división del espacio convergente en dos partidos. Dos partidos que serían, por un lado, el propio PDeCAT -es de suponer que encabezado por él- y, por el otro, la Crida de Carles Puigdemont. Según Mas, ambos partidos se unirían en coalición para las elecciones. Pero si algo demuestra la propuesta de Mas es que ni siquiera él se ve capaz de disputarle a Puigdemont el liderazgo de una Convergencia reunificada. Y de ahí su propuesta de un desdoblamiento que, salvo sorpresa, no se producirá. 

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