La esperada sentencia de la pieza política del caso ERE ha sacudido la actualidad política, marcada hasta ese momento por las negociaciones para la investidura, para centrar la atención en el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y en el PSOE a raíz de las condenas, entre otros, de los expresidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves -de nueve años de inhabilitación- y José Antonio Griñán -de seis años de prisión y 15 de inhabilitación-, recurribles ante el Tribunal Supremo. 

El presidente del PP, Pablo Casado, ha reprochado a Sánchez que llegara al poder a raíz de una moción de censura motivada en la sentencia de Gürtel, y le ha pedido que asuma "responsabilidades".

El expresidente de Ciudadanos, Albert Rivera, preguntó en repetidas ocasiones a Sánchez -la última, en el debate electoral a cinco- si pensaba dimitir si la sentencia era condenatoria para Chaves y Griñán, y este martes lo ha vuelto a hacer. 

El presidente de Vox, Santiago Abascal, cree que la sentencia "debería tener como respuesta el aislamiento del partido más corrupto de Europa", en alusión al PSOE.

Una reacción que generaba especial expectación era la de Pablo Iglesias, socio de Sánchez y, si la investidura triunfa en el Congreso, su futuro vicepresidente. El secretario general de Podemos pasa página y celebra el fin de un bipartidismo que, opina, conducía a prácticas "corruptas" como las descritas en la sentencia.

La líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, ha compartido un tuit de Pedro Sánchez en 2016, en el que defendía la "inocencia" de Chaves y Griñán, para afirmar que "es asqueroso" lo que ampararon los expresidentes autonómicos.

A Juanma Moreno, presidente de la Junta, le produce "vergüenza" lo ocurrido y celebra que el tiempo del PSOE se haya acabado en Andalucía. Así lo ha expresado en rueda de prensa.

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