Por primera vez, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se desmarca y condena los actos violentos registrados en Cataluña de manera directa y rotunda. "No me representa la violencia, en absoluto. Lo condeno", ha dicho en una entrevista en la CNN, en la que reconoce que "podría entorpecer nuestro camino hacia la independencia".

De esta manera, Torra cumple con una de las exigencias de Pedro Sánchez para sentarse a hablar y da, incluso, un paso más, ya que asegura que "cualquier persona que ha cometido un acto violento debe ser castigada", sin hacer diferencias entre partidarios o no de la independencia de Cataluña.

Eso sí, parece no tener intención de dirigirse a Sánchez en estos términos para desbloquear la situación de no diálogo ya que considera que el presidente del Gobierno lo que quiere es "poner en foco en que hay un problema de convivencia y de violencia en Cataluña". "Y eso no es verdad. Lo que hay es un problema de democracia", apunta Torra, que cree que "hay un grave problema político de fondo" que hay que abordar cuanto antes. 

"Trabajaré por una Cataluña independiente"

El president asegura no sentirse "responsable" de la situación generada y explica que en todo momento ha estado al lado de un movimiento independentista "pacífico y democrático". "Siempre he defendido que yo tenía que salir al mundo a explicar la causa de los catalanes con la bandera del diálogo y la no violencia", ha continuado para remarcar en varias ocasiones que "la violencia no nos representa". "El movimiento independentista catalán basa su fortaleza en su espíritu cívico, democrático y pacífico", insiste, convencido de que "ahí podemos ganar". 

Quim Torra junto a su Govern Efe

Sobre si cree que las vías de comunicación aún están abiertas con el Gobierno, Torra se muestra pesimista y no comprende que Sánchez no quiera hablar con él. "He llamado tres veces al señor Sánchez y no se ha puesto al teléfono. En esta situación gravísima para mí es incomprensible", denuncia. Sin embargo, los puentes entre Generalitat y Ejecutivo podrían romperse aún más, ya que Torra deja muy claro que no va a abandonar la idea de una Cataluña independiente. "Estoy trabajando en ello", asegura el president, que reconoce que si no tiene la fuerza ni los apoyos necesarios "lo dejaré". 

Ni dimisión ni elecciones

Sin intención de dimitir en este momento ni de convocar elecciones autonómicas en Cataluña, Torra se aferra al cargo y a la mayoría independentista en el Parlament para responder desde las instituciones públicas catalanas a una sentencia judicial "que es un castigo injusto".

En la entrevista, grabada en el Palau de la Generalitat, Torra explica que los Mossos d'Esquadra están investigando a los "infiltrados", a quienes señaló la semana pasada como culpables de los altercados. "Son infiltrados, provocadores... gente que hasta ahora no conocíamos porque esto no había pasado nunca en Cataluña", dice. 

Por último, el president ha evitado criticar y cuestionar la actuación de la Policía Nacional en los disturbios y ha dejado claro que, "como se ha hecho siempre en Cataluña" con los Mossos, se investigará si han actuado "con proporcionalidad y se han hecho las actuaciones que se tenían que hacer".

Iceta aplaude el gesto de Torra 

Uno de los primeros políticos en reaccionar a la condena de Torra ha sido el líder del PSC, Miquel Iceta, que considera que "es la mejor acción que ha tenido hasta ahora". En una entrevista en la SER cree que el president ha llegado a este punto por la "presión" y que es lo mínimo que podía hacer desde su cargo. "Creo que condenar la violencia es lo mínimo exigible", ha opinado para pedirle, además, que le exija a los violentos "que vuelvan a su casa y no perturben la seguridad ciudadana y a la policía". 

Iceta también le ha pedido a Torra que se reúna con los líderes de los partidos catalanes para abordar la situación en Cataluña recordándole que cuando se conoció la sentencia el lunes de la semana pasada el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, hizo lo propio reuniéndose con los líderes de la oposición, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias.