El mayor cambio que ha vivido Pablo Casado de cara a las próximas elecciones generales, más allá de complicidades estéticas como el hecho de mantener su barba estival, ha sucedido sin que el grueso de los ciudadanos se haya dado cuenta. Sutil, pero no por ello menos relevante, el presidente del Partido Popular afronta esta nueva semana de precampaña, atravesada por la sentencia al procés y los disturbios en Cataluña: un marcado perfil propio a pesar de hacer una “oposición leal”.

Pero es un paso relevante, medido, cuidado. El camino a la Moncloa, opinan fuentes de Génova consultadas por este periódico, está cada vez más llano, pero sólo será un hecho si continúan con una campaña prudente, sin demasiadas estridencias.

Sin embargo, voces del partido apuntan a que su posición de Estado podía confundir al electorado de centroderecha indignado con la reacción separatista a la sentencia del Tribunal Supremo. Así, y para evitar que Albert Rivera, mucho más beligerante —incluso “desatado”, opinan algunos populares en privado—, pueda capitalizar ese voto, Casado ha pasado a la acción.

"Ser cautos y saber medir"

Es parte de la estrategia ideada por Génova. El líder popular siempre defendió que sus portavoces, especialmente Cayetana Álvarez de Toledo, tuvieran un discurso propio mucho más duro “para no tener que tenerlo él”. Pero en el PP son conscientes de que, a veces, esa visión estadista podía ser confundida, y sobre todo, utilizada por sus adversarios políticos, con tibieza.

La disonancia con Pedro Sánchez ya era marcada, pero se está acrecentando. Con Cataluña por bandera: Casado reclamaba este jueves desde Bruselas que el presidente del Gobierno en funciones aplicara de una vez la Ley de Seguridad Nacional.

Pero ya, este miércoles, se enzarzó con el socialista y le reclamó que, si quería “ser creíble”, tenía que romper sus pactos con ERC y PDeCAT en 40 municipios catalanes y en la Diputación de Barcelona.

Es la “visión lógica”. Frente al laissez faire del PSOE, la reclamación sin demasiado recorridol de Rivera de que se active el artículo 155 —según por la jurisprudencia sentada por el Tribunal Constitucional, ahora se obliga a decir hasta cuándo se aplica este mecanismo legal y está por ver cómo evoluciona la situación en Cataluña— y las demandas de Vox de que se declare el estado de alarma, excepción y sitio.

Así, desde la dirección del PP comentan que hay que ser “cautos, ir con prudencia. Sobre todo, saber medir”. “Nosotros a lo nuestro, que no nos enreden. “Hay que tener en cuenta el ambiente en la calle, y cómo cambian las tendencias. No podemos pasarnos de frenada, pero tampoco quedarnos cortos”, consideran.

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