En contra de lo que vaticinaban todas las encuestas hasta ahora y de lo previsto por los expertos, la previsible repetición electoral del 10 de noviembre -si nada ni nadie lo remedian- sí cambiará el tablero político. Y mucho. Para empezar, el PSOE de Pedro Sánchez por fin sumaría mayoría absoluta con la candidatura de Unidas Podemos que lidera Pablo Iglesias. Y como segunda gran noticia de la encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, la caída de los morados -tanto en votos como en escaños- quedaría escondida por su recuperación del tercer lugar en el Congreso por mor del descalabro de Ciudadanos.

Y es ahí donde probablemente habría que fijar las miradas: en la decisión "unánime" de la ejecutiva del partido liberal de negarse a "cualquier tipo de acuerdo con el PSOE de Sánchez", o con "el sanchismo", como Albert Rivera ha bautizado este socialismo, como si fuese un movimiento. En la decisión y en sus consecuencias.

Atendiendo al sondeo, la formación naranja sería la más perjudicada ante una repetición electoral el 10 de noviembre: perdería 19 escaños, la tercera posición y cualquier esperanza de sorpasso al PP como clave para, de verdad, "liderar la oposición", que es el objetivo confeso de Rivera. Así, el partido que mejor puede evitar que se vuelva a convocar a los españoles a las urnas es el que usa esa llave para cerrar la posibilidad de un gobierno estable.

Además se da la paradoja dramática de que los datos arrojan la otro sarcasmo para Rivera y los suyos: tras esa convocatoria electoral estarían en la misma situación pero peor. Es decir, con muchos menos escaños -duplicados por el PP en diputados- y sometidos a las mismas presiones: volverían a sumar mayoría absoluta con el PSOE sanchista.

Según los expertos consultados por este periódico, los votantes de Cs están huyendo mucho más de las listas de Rivera que de las de los demás partidos precisamente por eso, por el "despiste" al que están sometidos. "Las razones por las que apoyaron a la formación naranja no se están viendo satisfechas", explican los analistas. Es decir, influir en un gobierno y lograr que la política española no dependa de los partidos nacionalistas.

Según los citados expertos en demoscopia electoral, "la lealtad al PP, que alcanza un 83,3%, se explica en su caso más en la caída brutal de abril que en la previsible leve subida de noviembre... es decir, que a Casado sólo le quedan los más fieles, los que nunca se van".

El líder popular se preguntaba este sábado "por qué lo que ha valido en ayuntamientos y comunidades no le vale a Sánchez a nivel nacional". Es decir, que más allá de que "jamás diré que un gobierno de PSOE y Podemos es bueno", el líder conservador no entiende que haya que repetir la cita con las urnas.

Pero la respuesta está en estos datos: si mañana se celebraran las elecciones repetidas, el sondeo sí prevé estabilidad gubernamental (una mayoría absoluta justa de 176 escaños entre PSOE y UP) y más facilidad para formar un Ejecutivo. Sánchez habría triunfado desembarazándose de los nacionalistas y -caído el único motivo objetivamente indiscutible que esgrimía para negar a Podemos la legitimidad para una coalición, que juntos no sumaban-, la presión sobre Rivera sería aún mayor: sería o él o Iglesias.

Pedro Sánchez y Felipe VI a la llegada del presidente del Gobierno en funciones a Marivent. EFE

Y es que es cierto que "la desconfianza mutua" que expresó Sánchez a inicios de agosto, tras su despacho con el Rey Felipe, refiriéndose a Iglesias y su formación ha calado en los electores. Y que, según Podemos la realidad es que el PSOE no quiere pactar con ellos, de modo que la suma por la izquierda "quizá no le satisfaga tanto", apuntan los expertos. "Parecen más cómodos con el PNV que entregándose a Podemos, que los nacionalistas dejaran de ser imprescindibles puede que no sea lo que más quiere el PSOE".

Pero para eso podrían mirar a su partido fronterizo por la derecha: más allá de su previsible debacle, con Ciudadanos volverían a sumar (177)... a pesar de todo.