"Barcelona encabeza el aumento de la delincuencia en España". "Muere la alto cargo del Gobierno de Corea del Sur que fue víctima de un robo en Barcelona". "El aumento del 31% de los robos en Barcelona dispara el clamor contra la impunidad de los ladrones". "Robo a la familia real de Qatar en un hotel de lujo de Barcelona". "Los delitos aumentan un 25% en tres años en Barcelona". Son titulares de la prensa española de los últimos meses. Hay docenas más.

La novedad es que esos titulares han empezado a aparecer ya en la prensa internacional. En la BBC, en la revista Der Spiegel, en el Frankfurter Allgemeine. "Barcelona, ciudad de ladrones", titulaba hace apenas unos días este último diario. En la prensa de Corea del Sur, Barcelona es ya una ciudad maldita desde hace semanas. Un detalle no precisamente anecdótico: Corea del Sur es el país asiático con mejores conexiones con Barcelona. El hundimiento de la reputación de la ciudad no saldrá gratis

Que la criminalidad en Barcelona está desbocada lo demuestra el hecho de que todas esas noticias quedaron desfasadas en apenas unas horas. Incluida esta de EL ESPAÑOL de hace apenas una semana: "Barcelona, fuera de control: 7 homicidios en 40 días y 26 delitos cada hora ante la pasividad de Colau". Porque a las 48 horas de publicarse el texto de David López Frías, un hombre de 47 años fue apuñalado mortalmente en la calle Vilapicina de Barcelona, incrementando el tétrico contador hasta los ocho homicidios en sólo mes y medio.

Valga un ejemplo como prueba de la impunidad de los criminales en la Barcelona de Ada Colau. Sólo 24 horas después de que un grupo de delincuentes rodeara al embajador de Afganistán, le golpeara y le tirara al suelo para robarle un reloj valorado en 17.000 euros en plena Via Laietana de Barcelona, un importante empresario español sufrió el mismo robo en el mismo punto de la ciudad y a la misma hora de la noche.

Ocurrió a sólo unos metros de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, a tiro de piedra del Ayuntamiento de Barcelona y del Palacio de la Generalidad. En pleno centro de la ciudad, y en uno de los rincones más vigilados por fuerzas y cuerpos de seguridad autonómicos y municipales, un delincuente forcejeó con el empresario y le arrancó de la mano un reloj valorado en muchos miles de euros.

Los comerciantes de la zona conocen a todos y cada uno de esos delincuentes. Según datos de los Mossos d'Esquadra, el 90% de los delincuentes barceloneses culpables de robos con violencia no llegan a ingresar en prisión. Y eso a pesar de que los arrestos se han incrementado en un 80% en lo que va de año. De los 1.529 detenidos por robo con violencia en lo que llevamos de 2019, sólo 165 han ingresado en la cárcel. 

Las cifras de criminalidad en Barcelona son propias no ya de otros países, sino de otros continentes. Doce homicidios en lo que va de año. Dos más que en todo 2018. 635 delitos diarios. No los suficientes, en cualquier caso, como para que Ada Colau se dé por aludida.

"Barcelona es una ciudad segura con algunos problemas de seguridad", dijo la alcaldesa hace apenas unos días. Ada Colau no ha interrumpido sus vacaciones por la ola de criminalidad que sufre la ciudad, pero sí ha sido vista disfrutando de la noche barcelonesa en las fiestas de Gràcia. De esas fiestas volvía, precisamente, la joven que fue violada la madrugada del domingo en el barrio de Horta de Barcelona.

De la misma opinión que Ada Colau es Andreu Joan Martínez, director general de los Mossos, que negó el pasado viernes durante una entrevista en Catalunya Ràdio que Barcelona sufra una crisis de seguridad. "Barcelona no está en una situación de crisis de seguridad si nos referimos a un fallo de la respuesta policial. Hay respuesta policial". Según Martínez, los homicidios en Barcelona deben ser analizados "caso por caso". El eufemismo escogido por Martínez durante la entrevista para referirse a la ola de crímenes en Barcelona fue "problemas vinculados a la seguridad".

"La ola de crímenes en Barcelona empaña el auge del turismo", titulaba la BBC uno de sus artículos. En el artículo, una fuente del Ayuntamiento hablo de los polémicos MENA con el afán de disculparlos. "La presencia en Barcelona de estos menores no acompañados es un problema social. Pero nunca hemos asociado su presencia a un incremento en los crímenes".

Una afirmación negada por vehemencia por los comerciantes de los barrios del centro de la ciudad. Uno de ellos, Luis Sans, representante de los comerciantes del Paseo de Gracia, la arteria noble de la ciudad, afirma en el artículo que "es hora de admitir que la situación está fuera de control"

Según la revista Der Spiegel, más dura incluso que la BBC, Barcelona se ha convertido ya en "la ciudad del crimen". Según el diario Frankfurter Allgemeine, uno de los más importantes de Alemania y con una circulación de más de 230.000 ejemplares diarios, "Barcelona se ha hundido en el crimen callejero".

Barcelona, considerada desde hace años como una ciudad antipática para los visitantes extranjeros a raíz de la beligerancia antiturística del Ayuntamiento y de los ataques violentos de los distintos grupúsculos de la CUP a intereses turísticos, se ha resignado sin embargo a ver cómo su reputación de ciudad amable, moderna y liberal ganada a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992 se ha hundido en sólo cuatro años gracias al procés y a Ada Colau. Simplemente, no hay alternativa a la vista.   

Mientras los ciudadanos barceloneses sufren este incremento de la delincuencia, Ada Colau ha reaccionado desentendiéndose del problema y cediendo las riendas de la seguridad al PSC y la Generalidad para no enturbiar su imagen de alcaldesa "de las minorías". La respuesta del Gobierno autonómico catalán ha sido desplegar antidisturbios en el centro de la ciudad. Muy pocos en Barcelona creen que el parche vaya a servir de nada sin medidas legislativas y judiciales de mucho mayor calado