Y después de 19 días en alta mar esperando un puerto donde desembarcar, fue un fiscal italiano quien encontró la solución. Luigi Patronaggio visitó el Open Arms este martes para investigar un posible secuestro de personas y ordenó la evacuación inmediata de todos los inmigrantes que se encontraban a bordo y la incautación del barco. 83 personas ya desembarcaron en Lampedusa este martes, a pesar de todas las declaraciones en contra de Matteo Salvini, y a petición de la Justicia italiana, que ha invocado el artículo 328 de su Código Penal y alegado "razones sanitarias" para el desembarco. Por su parte, el Gobierno español ya había mandado un buque a Lampedusa. Sin embargo, Óscar Camps conseguía, de nuevo, poner en evidencia a Sánchez. Le arrancaba, así, el envío de un barco que regresará a España sin los inmigrantes.

El Open Arms tendrá ahora que quedarse dos semanas en Italia en el marco de esta investigación. "La situación está al límite", decían por la mañana desde la ONG. Una vez desembarcaron, respiraron tranquilos. Había golpes, amenazas de suicidio, saltos al mar buscando la costa de Lampedusa, a solo 800 metros. Quienes estaban en el barco veían tierra desde el viernes, pero no podían pisarla por la prohibición del ministro de Interior italiano.

Ante el bloqueo, y a pesar de que desde un primer momento Pedro Sánchez había defendido que era un problema que requería de una solución europea, el Gobierno español ofreció el puerto de Algeciras para desembarcar. El comunicado aseguraba que la decisión se había tomado "por la situación de emergencia que se vive a bordo y ante la inconcebible respuesta de las autoridades italianas". El Ejecutivo trataba así de "liderar nuevamente la respuesta a una crisis humanitaria".

España envía un buque para recoger a los migrantes del Open Arms

El Open Arms, sin embargo, rechazó la propuesta. Algeciras está demasiado lejos, a casi mil millas, lo que habría supuesto cinco días más de travesía con una "situación explosiva" a bordo.

Entonces Sánchez recitificó por segunda vez y ofreció a la ONG desembarcar en "el puerto español más cercano", el de Baleares, a tres días de navegación. El Open Arms denegó una vez más la oferta. "No podemos poner en peligro la seguridad y la integridad física de los inmigrantes y de la tripulación. Necesitamos desembarcar ya", aseguraron.

Ante esta nueva negativa, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, pidió a la ONG una respuesta clara sobre sus necesidades. Ellos, dijo, estaban dispuestos a ofrecer "asistencia sanitaria y ayuda alimentaria" durante la travesía desde Lampedusa a un puerto español. Óscar Camps, el director de la ONG española, defendió entonces que cualquier opción de llegar a un puerto español con el Open Arms era inviable y sugirió "fletar un avión" desde Italia hasta España.

En la mañana del martes el Gobierno insistió: buscaría otra solución. La tercera oferta del Ejecutivo fue la de fletar un buque de la Armada. El Audaz navegaría durante tres días hasta Lampedusa para hacerse cargo de los casi 90 inmigrantes que seguían en el Open Arms y acompañarían al barco de la ONG hasta España. Esta acción ha supuesto un gran desembolso económico y la movilización de 48 hombres y mujeres de la Armada.

Cuando este buque salió hacia aguas italianas, en torno a las seis de la tarde, la ONG italiana negó a EL ESPAÑOL haber recibido ninguna comunicación oficial sobre la operación. Unos minutos después se conocía la resolución de la fiscalía de Agrigento que ordenaba la evacuación de los 83 inmigrantes en Italia y la incautación del barco.

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