Recién llegado de vacaciones, Pablo Casado verbalizó lo que Génova venía diseñando durante días: la necesidad de "una alianza electoral" con Ciudadanos para neutralizar a Pedro Sánchez en las próximas citas electorales. "La fragmentación sería letal", arguyó el candidato conservador en la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, la ansiada refundición del centro derecha es, de momento, un gesto de cara a la galería. Albert Rivera no ha recibido ninguna llamada.

Según ha testado este diario, los líderes de PP y Ciudadanos no han mantenido ninguna conversación desde que acabó el curso en el Congreso. Los últimos contactos, además, fueron de tono informal, limitados a los pasillos y la cafetería de la Cámara.

Rivera sigue de fuera de Madrid y todavía no ha opinado en público acerca del globo sonda lanzado por el Partido Popular. No obstante, la consigna es clara: "Ciudadanos no renunciará a sus siglas". Así lo han trasladado en distintas ocasiones los dirigentes liberales que, este agosto, han estado al pie del cañón: Begoña Villacís, Ignacio Aguado, César Zafra o Marcos de Quinto.

Casado plantea una alianza de cara a unas posibles elecciones.

La seducción pública -carente de propuestas formales- intentada por el Partido Popular ha generado un efecto contrario al deseado. En Alcalá 253 circunscriben la confluencia a la "excepcionalidad" de Navarra y consideran el proyecto una maniobra de Génova para invisibilizar a Rivera y, al mismo tiempo, dibujarlo como el culpable de próximas derrotas frente a Sánchez.

Un importante dirigente del PP reconoce que el feedback no es bueno y anuncia que la estrategia variará de aquí a los próximos días: "Tenemos que ir más suave". Pero lo deja ahí, no aclara si Casado llamará a Rivera.

El pasado julio, Teodoro García Egea, secretario general, aprovechó un rato libre para registrar la marca "España Suma" y todos sus sucedáneos autonómicos -a excepción de la ya inaugurada "Navarra Suma"-. Lo hizo a título personal, y no a nombre del partido. Tal y como informó este periódico, el PP contempla abrir la coalición a Ciudadanos, Vox y los partidos regionalistas de idiosincrasia similar a la de UPN.

El mismo día que Egea reconoció el gesto en los pasillos de la Asamblea de Madrid, distintos portavoces en Ciudadanos ironizaron acerca del nacimiento de España Suma. Un miembro de la Ejecutiva liberal admitía los "grandes riesgos" que la coalición supondría para Rivera: "Ellos tienen mucha capacidad expansiva, podrían invisibilizarnos".

Algunos dirigentes del PP, según ha comprobado EL ESPAÑOL, no comparten la estrategia seguida por Pablo Casado: "Deberíamos habernos puesto en contacto con ellos antes de lanzar el anuncio. Es normal que reaccionen de esa manera".

Casado reitera en todas sus intervenciones que la única forma de que la derecha vuelva a gobernar en España y en las Comunidades autónomas regidas por el PSOE pasa por una "alianza electoral". El objetivo, si de Rivera depende, "está muy lejos" de cristalizar.

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