No queda ningún resquicio para que Ciudadanos se abstenga en la investidura de Pedro Sánchez. "El pacto del PSOE con Batasuna en Navarra simboliza su ruptura con el constitucionalismo (...) Es el único presidente de la Historia de la democracia que lo ha hecho", ha clamado Albert Rivera en rueda de prensa.

A ojos del líder de los liberales, los acuerdos indirectos de Ferraz con la izquierda abertzale inhabilitan al "sanchismo" como proyecto moderado y constitucional: "Hay un antes y un después. Están ejecutando su plan".

El PSOE necesita la abstención de EH Bildu para gobernar la Comunidad Foral. Los de Otegi han remarcado que no la concederán "gratis". Es Geroa Bai -fuerza que incluye al PNV-, a su vez socio de Sánchez, quien conversa con los separatistas. Una fórmula muy similar a la empleada por Ciudadanos en Andalucía y Madrid: pactar con el PP y encomendar a Génova la firma con Vox.

Rivera concibe que la "infamia" de Navarra anula cualquier intentona de diálogo con Sánchez: "No tenemos nada que hablar sobre la investidura". Una frase vertida mientras Pablo Iglesias departía con el presidente en funciones. Esta tarde, será Pablo Casado quien visite al líder socialista.

En el "no" de Rivera a la reunión con Sánchez está un matiz que Ciudadanos quiere marcar respecto a la estrategia seguida por el PP. "Nosotros somos la verdadera oposición", reiteran en Alcalá, 253.

El candidato liberal sitúa en Navarra la "línea roja" traspasada por Pedro Sánchez. De ahí que califique su ronda de consultas como un "teatro" y un "mareo de la perdiz". "Las rondas de consultas las hace el rey. Y Sánchez no es el rey", ha criticado el de Ciudadanos.

Rivera ha calificado las negociaciones de Sánchez con los nacionalistas vascos como "una humillación al constitucionalismo". Justo después, ha pedido a los socialistas una abstención -todavía hay tiempo- para que permitan el gobierno de Navarra Suma -la plataforma que integra a Cs, PP y UPN-.

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