El nacionalismo vasco es insaciable en sus demandas. Siempre acaba pidiendo más. Y es consciente de que puede hacerlo porque sabe que sus votos son clave para permitir la investidura de Pedro Sánchez

Esta semana, el PNV dejaba claro que cobraría caros sus seis escaños al PSOE en Madrid. Si el líder socialista aspira a retener la Moncloa, los socialistas navarros (PSN) deben olvidarse de cualquier pacto con el centroderecha. “Nos necesita”, advertía el presidente del PNV en Guipúzcoa, Joseba Egibar.

Ni 48 horas han pasado desde que los peneuvistas lanzaran ese “chantaje” –así lo calificaban UPN, PP y Ciudadanos, cuya lista fue la más votada en la Comunidad Foral- y la líder del PSOE en la región, María Chivite, obedecía descolgando el teléfono para llamar a Geroa Bai e iniciar un “diálogo constructivo que posibilite un gobierno de progreso”. 

Rueda de prensa de Uxue Barkos.

El endiablado mapa que dejaron las urnas el 26-M es el siguiente: ganó ampliamente Navarra Suma (20 escaños) –plataforma que integran UPN, PP y Cs-, seguida del PSOE (11), Geroa Bai (9), EH Bildu (7), Podemos (2) e Izquierda-Ezkerra (1). Con este resultado, el cuatripartito que dio la presidencia a Uxue Barkos en 2015 con mayoría absoluta (26 escaños sobre 50) se queda ahora en tan solo 19. Pierden 6 asientos.

Con la nueva aritmética electoral, la coalición de centroderecha cuenta ahora con más representantes que el bloque nacionalista y de izquierdas. En ese contexto, a Na+ le sería suficiente con la abstención del PSN de Chivite. Pero esa posibilidad se aleja, dada la firmeza de la socialista en gobernar, ello sumado a las presiones de los nacionalistas.

Más exigencias de los nacionalistas 

Horas después de la conversación con Chivite, Barkos -dirigente Geroa Bai, la marca navarra del PNV, y actual presidenta en funciones-, ofrecía una rueda de prensa confirmando ese primer contacto entre socialistas y nacionalistas. Y redoblaba su órdago: proponía extender el entendimiento con Chivite más allá del Ejecutivo foral, incluyendo en esa ecuación varias alcaldías. “La vocación y ambición de Geroa Bai es buscar estabilidad en las principales instituciones de Navarra, lógicamente en los ayuntamientos, en Pamplona y otros muchos”.

Con esta nueva reclamación, el cambio de cromos que ponen sobre la mesa los vasquistas abarca ya todos los escenarios: apoyos en el Congreso, concesiones a nivel foral y ahora un trueque de sillones para obtener el bastón de mando en distintos municipios. Incluida la capital, donde Enrique Maya (Na+) a punto estuvo de lograr la mayoría absoluta. De nuevo, el PSOE, obligado a retratarse.

...y más peticiones

El órdago nacionalista iba más lejos y Barkos exigía también a Chivite que no marcara “líneas rojas” a EH Bildu, un actor que Geroa Bai quiere tener en cuenta en la “construcción del nuevo modelo de gobierno progresista”. “Si a Uxue le correspondiera liderar esas negociaciones, en ningún momento pondría líneas rojas. El objetivo final debería ser conformar una mayoría absoluta”, manifestaba la líder nacionalista. 

Pero el PSOE no parece estar dispuesto a cruzar esa barrera. Por el momento, Chivite sólo ha conversado con Eduardo Santos (Podemos) y Marisa de Simón (Izquierda-Ezkerra), además de con la jefa del Ejecutivo foral en funciones. Les ha emplazado a comenzar la próxima semana una ronda de contactos, sin incluir a Bildu. De ellos solo esperan su abstención.

"Bildu es amigo de Ternera"

Para Javier Esparza, candidato de Navarra Suma, esa hipotética abstención de la izquierda abertzale es “un acuerdo con Bildu”. Desde Ferraz, el secretario de Organización, José Luis Ábalos, reiteraba que los socialistas “no negociarán con Bildu”, al mismo tiempo que “reivindicaba la presidencia” para Chivite. “Obviamente”, insistía la mano derecha de Pedro Sánchez. 

¿”Va a pactar con Bildu cuando el señor Ábalos o la ministra portavoz aseguró que no iban a acordar nada con Bildu?”, se preguntaba Esparza en una entrevista en ABC. “Yo espero que mantengan la palabra que han dado y que no participen de ninguna estrategia con EH Bildu, que son los amigos de Josu Ternera”, añadía, pidiendo a los socialistas que faciliten su presidencia: “Si Pedro Sánchez se siente legitimado para presidir España, y yo lo creo, con un 28% de los votos, Javier Esparza con más del 36% tiene más legitimidad”.

Pequeño triunfo del PNV

Aunque la noticia ha pasado casi desapercibida, los nacionalistas obtenían este jueves una nueva victoria en el Congreso de los Diputados al lograr constituirse en grupo parlamentario con el nombre de Grupo Vasco. La decisión la han respaldado PSOE, PP y Unidas Podemos en la Mesa del Congreso, con el único rechazo de Ciudadanos, que ve en esa denominación “una falta de respeto con los electores” de esa comunidad al “aceptar la atribución del todo por la parte”.