"¡Un número uno en Inglaterra desconocido en España!", tituló una revista musical en España en pleno lanzamiento del quinto álbum de U2, en 1987. Los signos de exclamación eran la premonición de que eso mismo se acabaría en pocos meses. De hecho, en junio, Bono, The Edge, Larry Mullen Jr. y Adam Clayton reventaron el Santiago Bernabéu con banderas blancas y el éxtasis de 100.000 personas.

España acababa de entrar en la Comunidad Económica Europea y los chicos de Dublín lograban lo que luego sólo repitió Aznar con el euro: que España llegara a tiempo a un éxito. Incluso en cabeza, los cuatro amiguetes que hoy ya soplan cincuentaymuchas velas siguen recordando aquel concierto como uno de los momentos clave de su carrera.

"¡El primer partido paneuropeo desconocido en España!", podría haber sido el título de esta información. Y tal vez dentro de 32 años -como los pasados desde aquel disco que puso en el olimpo a U2- haya quien cuente la historia de cuando a los candidatos de Volt Europa nadie les hacía ni caso en nuestro país. O puede que ya ni siquiera hagan falta entonces. "Yo no quiero ser político, ni que existiera Volt", responde Bruno Sánchez-Andrade (Oviedo, 1981), cabeza de lista para las europeas del 26-M. Y se explica: "Si cumplimos nuestros objetivos, ya está; y si algún partido, o todos los partidos, asumieran nuestro programa, pues mejor aún".

Bruno Sánchez-Andrade, número uno de Volt Europa para el 26-M.

Fue en esas mismas islas al otro lado del Canal de La Mancha en las que nació este movimiento -"somos un partido político, sí, pero es que la palabra partido está tan connotada hoy en día..."- al día siguiente de que se confirmara el brexit, en junio de 2016.

Principios y programa comunes

Tres amigos, un italiano, una francesa y un alemán, ejemplos en sí mismos de la generación Erasmus, se tomaban unas pintas. Y preocupados por la quiebra del proyecto europeo, se conjuraron por implicarse. Hoy, Volt ya tiene 30.000 miembros en toda Europa, se presenta a las elecciones europeas en ocho de los 28 países que votan la semana que viene y aspira a tener su grupo propio en la Eurocámara (Holanda, Alemania, Bulgaria, Bélgica, Reino Unido, Suecia, España y Luxemburgo).

Bruno es el cartel electoral del primer partido paneuropeo, el primero que nace con vocación de servir a todo el continente, con el mismo programa en todos los países, y las mismas normas internas. Los pilares fundamentales de Volt Europa son la igualdad de oportunidades; la digitalización total de la Administración; el impulso económico, ético y competitivo; y el empoderamiento del ciudadano, poniéndolo como eje central de la vida pública.

Bruno Sánchez-Andrade, cabeza de lista de Volt Europa. E.E.

Parte de la idea de que se necesita un nuevo enfoque paneuropeo para superar los retos actuales y futuros, como el cambio climático, la desigualdad económica, la migración, los conflictos internacionales, el terrorismo y el impacto de la revolución tecnológica en nuestros puestos de trabajo. Y su primer objetivo es entrar en el Parlamento Europeo en las elecciones de 2019.

De una carrera meteórica a un partido start-up

También es alrededor de unas cervezas -esta vez unos tercios- donde se produce esta conversación con EL ESPAÑOL. En la plaza Pedro Zerolo de Madrid, barrio de Chueca, epicentro del Madrid más moderno, abierto, gay, festivo... el Madrid más Erasmus. Y según pedimos al camarero, en una de las terrazas al sol de la primera buena tarde primaveral de campaña, aparece por una esquina de la plaza el séquito de Rocío Monasterio, lideresa de Vox a la Comunidad de Madrid.

Rocío Monasterio (Vox), en la plaza de Pedro Zerolo de Madrid. TW

"Son varias las razones por las que me he metido en esto", explica Bruno. "Yo antes decía 'paso de política'. Pero cada vez me doy más cuenta de que la democracia es un privilegio". 

Bruno creció en La Corrada, un pequeño y humilde pueblo asturiano, pero a los nueve meses estuvo a punto de morir. "Yo estoy aquí gracias a la educación y la sanidad públicas, tenía una enfermedad intestinal... de haber nacido en EEUU, mi padre músico y mi madre administrativa no habrían podido pagar mi tratamiento. Por eso digo que Europa es un privilegio. ¿Que se puede mejorar? ¡Seguro!".

Después de estudiar Física en la Universidad de Oviedo, astrofísica en la Universidad de La Laguna y doctorarse en el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar, se mudó a EEUU para trabajar en la NASA. Luego estuvo en una ONG centrada en adaptación al cambio climático, fue director científico de Mapbox en Silicon Valley y en 2015 se unió al Laboratorio de Innovación del Banco Mundial, para liderar el trabajo de big data. Resumir su currículum deja fuera varias actividades más hasta su última experiencia, en Bután trabajando en Impacto Social. 

"Hay un riesgo grande de dar todo esto por sentado y perderlo". Ahora ha decidido "ayudar a que esto siga siendo así". Y es entonces cuando se le desvía la mirada y piensa -luego lo confesará- si le merece la pena levantarse y acercarse a hablar con Monasterio, para debatir sus ideas. "Era una oportunidad", explicará al acabar la charla, "pero no estaba convencido de si no sería contraproducente aprovechar la popularidad de Vox para nuestro provecho".

Dos días después, a la hora de redactar estas líneas, Bruno había sido bloqueado por Jorge Buxade, su competidor del partido de Santiago Abascal, inmediatamente después de ofrecerle un debate público.

"Creo que nos jugamos mucho en Europa", sostiene. "El mercado del miedo que funcionó tan bien en otras elecciones, con Orban, con Duterte, con Trump... con toda esta gente y los que están al otro lado de la plaza", añade mirando a la candidata de Vox a la Comunidad de Madrid. "Hay un peligro muy grande de destruir lo que ya tenemos por la dirección en la que vamos".

Naranjas valencianas e impuestos de Amazon

Bruno hace cada noche un directo en su canal de Facebook, admite que se ha embarcado en esto porque se lo puede permitir. "Sacaremos escaño, pero si no lo logramos, al fin y al cabo son dos meses, y luego seguiré colaborando".

Elegido en primarias al día siguiente de afiliarse -"nadie me conocía, puse mi vídeo y me votaron"-, cuenta con ilusión y un punto de dolor la razón final que lo empujó a cristalizar la idea. "Yo era amigo de Jo Cox, la diputada laborista asesinada por defender el europeísmo", relata. "Los de 'España primero'... 'Britain first' es lo que gritó el que la mató. Evidentemente, estaba desequilibrado, pero alguien lo había polarizado con mentiras".

Y eso es lo que él quiere defender, con idealismo y con propuestas concretas. "Llamé a Brendan, su viudo, y le pedí permiso para contar su historia en campaña, lo que él cuenta en su libro, que todo el mundo sabe por qué Jo Cox murió pero no por qué vivió". Orgulloso de seguir el legado de la parlamentaria, el líder de Volt para estas europeas en España explica algunas de las medidas concretas que propone su programa.

"Nadie en esta plaza sabe cuántos escaños elegimos, debería haber circunscripciones para que todos supiésemos a quién dirigirnos... cuando la ley de neutralidad de internet yo mandé un email a los 54 eurodiputados. Y sólo contestó uno".

-¿Quién?

-González Pons, del PP, y eso le honra.

"En Volt", añade, "queremos dejar de prometer subvenciones para compensar al que cultiva naranjas... ¡El problema es que en Sudáfrica no hay subvenciones pero tampoco hay sueldos! Allí ya se recolectan con máquinas". Bruno Sánchez-Andrade defiende que la UE se enfoque en la innovación, en competir solucionando los problemas del futuro, y dejar de "prometer el pasado"

El mensaje, dice, es invertir en ver cómo reconvertir los sectores, o agregar valor añadido, crear "más integraciones verticales", pero no ofrecer subsidios. Y después, transparencia, acabar con la corrupción vinculando los fondos europeos a "baremos independientes de evaluación". 

Bruno Sánchez-Andrade, en el mitin de Volt en la plaza de Margaret Thatcher, de Madrid. E.E.

¿Y en materia de globalización? Volt propone un tipo de integración fiscal para abordar a Google, Amazon o Facebook desde una Europa verdaderamente unida. "Si tienes clientes en toda la UE, debes pagar el tanto por ciento que te toca, pero no el del país donde tengas tu sede, sino directamente al fondo europeo... porque tus servicios están en toda Europa. Eso se puede hacer".

Evangelizar con Europa

Corrían los principios de 1987 y nadie se esperaba lo que ocurrió. Unos muchachos católicos hasta el proselitismo en sus riffs campanilleros de guitarra, con unas letras de paz y amor, habían sabido maridar el fin del punk con el rock y grandes dosis de pop comercial. U2 reventaba las listas irlandesas, norirlandesas y de cada territorio de la Gran Bretaña. Las dos islas, medio en guerra, los habían encumbrado con cuatro elepés, pero no sería hasta el Joshua Tree que alcanzarían el éxito mundial.

Hoy, tras la zozobra del brexit, uno de los mayores apoyos que ha tenido la UE ha sido el de aquellos chicos irlandeses de los que nadie sabía nada fuera de las islas en 1987. En su última gira, los de Bono ondean la bandera azul estrellada, en una nueva misión evangelizadora, la de la unidad europea, la de sus valores.

U2 interpreta 'Pride (in the name of love)' en su concierto de Madrid, sep'18.

Una de las notas de prensa de Volt Europa explica que sus integrantes "son jóvenes, con ganas de cambiar las cosas, no son políticos profesionales, pero sí profesionales en las políticas que quieren lleva a cabo". Aquellos jóvenes que en marzo de 2017, entre pintas de un pub de Londres, decidieron lanzarse a esta idea federalista europea, ya han logrado ser el primer partido que se presenta de forma simultánea en ocho países de la UE. Ahora quieren la fuerza de un grupo propio en la Eurocámra, para lo que precisan 25 diputados de siete países distintos.

"Va a costar", admite Bruno, "pero si lo logramos, vamos a poner el listón tan alto... estoy emocionado de las cosas que podemos hacer". Al fin y al cabo, tampoco nadie esperaba nada de U2 entonces, ¿no?