El conflicto lingüístico en Asturias acaba de llegar a los juzgados. La Administración autonómica, por medio de su Academia de la Llingua -el bable-, ha denunciado a la plataforma que clama contra la cooficialidad de ambos idiomas. Su portavoz ha desatado la cólera de la institución regional al referirse a ella en estos términos: "Proyecto totalitario", "sindicato político", "dictadura cubana", "nacionalistas"...

El denunciado, Roberto Hernández Granda, levantó la voz después de que Pablo Casado hiciera un guiño a la Academia del bable e incluso se abriera a reunirse con sus responsables. El líder de la asociación contra la cooficialidad adjetivó así a la institución lingüística para alertar al presidente del PP de su "nacionalismo". Fue entonces cuando la Academia exigió la "retirada de esas palabras". Al no conseguirlo, ha interpuesto una denuncia.

“Desde la Plataforma, pedíamos al presidente del Partido Popular ser recibidos para que escuchara de primera mano la voz de la mayoría social contraria al proyecto de imposición de la cooficialidad, proyecto liderado por la Academia y compartido por todos los grupúsculos del nacionalismo asturiano”, relatan a este periódico sus integrantes.

La Academia de la Llingua tiene una versión diferente: "Se puede opinar sobre la oficialidad, a favor o en contra, o sobre el modelo a desarrollar, pero lo que han dicho no son opiniones personales, son descalificaciones a una institución pública creada por el Principado", comentó a Europa Press el secretario de la institución, Xosé Ramón Iglesias Cueva.

La ley actual protege la voluntariedad

La legalidad protege la voluntariedad de uso del bable gracias a una ley aprobada en 1998, sin imponer por tanto su uso. Hay asignaturas optativas de asturiano en las escuelas, por ejemplo.

Ahí radica el quid de la cuestión para el demandado. “A mí me parece bastante grave que se intenten censurar posiciones críticas. Es lo propio de una institución al servicio del nacionalismo”, afirma Roberto Hernández Granda. Y compara: “A mí me gusta que se proteja el hórreo, pero no quiero que me obliguen a vivir en uno”.

“Enarbolan una realidad cultural que no existe. Son un chiringuito cultural subvencionado para seguir manteniendo un Frankenstein lingüístico”. Porque, según explica, el bable promovido desde la Academia de la Llingua es una creación “de laboratorio”, que no tiene apenas relación con las distintas variantes del bable que se usan en los pueblos asturianos. “Una lengua tiene que ser útil, no tienes que preservarla artificialmente. No es sólo el bable, sino que hay una ideología nacionalista detrás”.

Por eso, Hernández Granda no piensa dar un paso atrás. “Quieren que me retracte y no sólo no me retracto, sino que me reafirmo. No nos van a coaccionar y no me siento intimidado”, aduce. “Es una vergüenza que demanden a alguien por sus opiniones. Me he dirigido a la Academia, no a alguien en concreto. No he hecho nada constitutivo de delito”.

"Están creando un conflicto inexistente"

La Plataforma contra la Cooficialidad teme que el bable sea sólo de interés por las subvenciones que recibe desde el Principado. “Tenemos el espejo palmario de otras comunidades autónomas. Están creando con el bable un conflicto inexistente”.

Quienes defienden la no implantación de la cooficialidad del asturiano dicen que esta demanda de la Academia evidncia “que está tratando de acallar las críticas que desde la sociedad civil se hacen contra su labor útil al nacionalismo asturiano”. También advierten de que la imposición de la cooficialidad de la llingua en la Administración acabará siendo un problema para la población residente en Asturias.