¿Mediador o intermediario? La diferencia no es banal y lo es menos aún en el terreno político y diplomático. La Real Academia, de hecho, distingue con precisión entre ambos términos. "Mediador: Que media". "Intermediador: Que actúa poniendo en relación a dos o más personas o entidades". 

Dicho de otra manera. Si el lehendakari Iñigo Urkullu fue requerido por Mariano Rajoy como mediador de cara a unas hipotéticas conversaciones en octubre de 2017 con Carles Puigdemont, entonces PP, Ciudadanos y Vox han actuado con hipocresía al recriminarle a Pedro Sánchez aquello que en su momento le permitieron al expresidente del Gobierno.

Si Urkullu fue, sin embargo, un simple intermediario, es decir alguien que abre un canal de comunicación entre dos interlocutores o actúa como simple mensajero entre ambos, entonces los ataques a Pedro Sánchez por haber aceptado la figura de ese "relator" que le han exigido Quim Torra y los partidos separatistas estarían justificados.

El debate no tiene recorrido. El mismo Urkullu declaró este jueves frente a los siete magistrados del Tribunal Supremo que el Gobierno de Mariano Rajoy jamás pidió su mediación. "La mediación no fue solicitada por parte del Gobierno español, aun cuando desde el Gobierno español y su presidente había un deseo de mantenerse informado". Los términos exactos utilizados por el lehendakari fueron "intercesor" e "intermediación", lo que sugiere más una tarea de facilitador de la comunicación que de árbitro entre dos partes en conflicto.

A pesar de las evidencias, la maquinaría mediática más cercana al PSOE se puso en marcha desde primera hora de la mañana para intentar convertir las palabras de Urkullu en la prueba de que el Gobierno de Mariano Rajoy aceptó, e incluso solicitó, la figura de un mediador. Tanto La Sexta, como El País insistieron durante todo el día de en una palabra, "mediador", cuyo sentido recto no se corresponde con la literalidad de la declaración de Urkullu frente al Tribunal Supremo. 

En realidad, y según el propio Urkullu, el único que le pidió al lehendakari, de forma textual, que "mediara" fue Santi Vila tras hablar con el ministro Rafael Catalá. Una afirmación que se corresponde fielmente con las declaraciones oídas durante las últimas sesiones del juicio, y en especial durante la de Mariano Rajoy del martes, y que confirma que el único interesado en el nombramiento de un mediador era el Gobierno autonómico de Carles Puigdemont, desesperado por un gesto que permitiera camuflar su desafío al orden constitucional con el barniz de un supuesto diálogo político con el Gobierno central.

La versión de Rajoy y Urkullu, es decir la de que nunca existió la figura de un mediador como tal, fue confirmada este jueves por un tercero, el presidente del PNV Andoni Ortuzar, en declaraciones al programa Espejo Público de Antena 3. "Mariano Rajoy, la mediación, tal y como se conoce en los conflictos de ámbito internacional, ya sabía que no la iba a aceptar bajo ningún concepto. Otra cosa es que personas de buena voluntad, como el lehendakari, como más gente que hizo aquellos días, intentando desatascar y buscar una solución, más que mediar, intermediara para que hubiera una comunicación, porque nadie descolgaba el teléfono para hablar con la otra parte”.

A pesar de las pruebas y de la literalidad de las declaraciones de Urkullu, Ortuzar y Rajoy, la noticia relativa a ese supuesto mediador que jamás existió sirvió a lo largo del día de ayer para justificar una de las cesiones más polémicas de Pedro Sánchez a los partidos separatistas catalanes: la de la figura de un relator cuya importancia no radica tanto en su función como en el mensaje que transmite. Es decir, el de un Gobierno central que acepta sentarse en pie de igualdad con un Gobierno autonómico frente a una mesa de debate encima de la cual sólo hay un tema: la celebración de un referéndum de secesión.

Y eso, el mismo día que el CIS le otorga al PSOE una intención de voto del 33%. La campaña electoral ha empezado, y las primeras fake news ya han empezado a asomar la cabeza.