Génova por la noche. Justo antes de que Pablo Casado nombre a sus candidatos para Madrid, las dos Isabeles escapan de las cámaras por el garaje. Apenas faltan veinte minutos para que se oficialicen las candidaturas. Díaz Ayuso no ha recibido ninguna llamada. Su amiga Rábago -la de la tele, "aquella periodista que concursó en Supervivientes", para en un semáforo y la deja a unos metros de casa. Entonces suena el teléfono: Ayuso acaba de convertirse en presidenciable.

Las Isabeles abandonaron la sede del partido como brusco remedio a los nervios. Ninguna de las dos imaginaba que el apellido Díaz Ayuso inundaría radios y televisiones poco después. No se había filtrado ningún nombre y el silencio de "Pablo" habilitaba su esperanza. Aunque ambas sabían que el aparato no incluyó a la actual candidata en las encuestas de consumo interno.

Con aquellos sondeos, el PP testó la aceptación pública de aquellos que, en un principio, barajó como aspirantes. Quizá por eso, las Isabeles, al conocer la noticia, exclamaron en algún momento: "No me lo puedo creer". Esta escena la describe -en conversación con EL ESPAÑOL- un miembro del equipo de Díaz Ayuso.

En la campaña electoral no habrá Isabel sin Isabel. Rábago, desde la retaguardia, moldeará la imagen pública y televisiva de su íntima amiga, a la que conoció estrechamente durante el ocaso político de Cristina Cifuentes. Ninguna de las dos reniega de su amistad con la expresidenta. "Esa lealtad les atrajo mutuamente", relata un portavoz popular autorizado.

Reina de las redes sociales

El de Rábago es uno de los rostros más conocidos de la sobremesa española. Además de concursante en Supervivientes 2015, colabora actualmente con varios programas rosáceos de Telecinco. Para muestra un botón: incluso después del nombramiento, Rábago aventaja por goleada a Díaz Ayuso en relación al número de "seguidores" en las redes sociales. Periodista y con dos libros en la mochila de lo escrito, está a punto de licenciarse en Derecho por la Uned.

Pero, ¿cómo se da el salto de los programas del corazón a la cúspide de la política? El pasado mayo, la gestora del PP, recién dimitida Cifuentes, otorgó a Díaz Ayuso la vicesecretaría de Comunicación. Levantó el teléfono y llamó a Rábago: "Quiero que me ayudes". Ella dijo "sí". "Sin sueldo a cambio", cuenta un miembro del PP.

Su labor fue muy concreta: evitar que a los candidatos municipales de la Comunidad de Madrid no les sudaran las manos en los debates televisivos. "Su cometido pasaba por combatir el miedo escénico de los concejales y diputados", desgrana para este diario alguien del entorno de Díaz Ayuso.

Meses después, en octubre de 2018, ese trabajo cristalizó en una responsabilidad con nombre y apellido: "Área de Medios y Telegenia". También sin sueldo. "Ella vive de lo que gana en la tele", insisten quienes la conocen. Estas mismas fuentes reiteran: "No tiene ningún interés en entrar en las listas. De verdad, no lo hará".

El viraje a la derecha

A las Isabeles las une un lenguaje desacomplejado, la busca de un viraje hacia la derecha y una ferviente admiración por José María Aznar, recuperado por Casado como referente histórico del nuevo proyecto. Rábago, a sus amigos, les dice: "Soy niña de Aznar". "Isabel era de esas que cogió la bandera y se fue a Génova a celebrar la victoria de las generales del 2000". Al contrario de la dinámica habitual, no medró en Nuevas Generaciones.

Isabel Rábago, junto a Miguel Ángel Rodríguez -artífice de la imagen del aznarismo-, contribuirá a labrar el impacto de la nueva candidata. Tanto uno como otro lo hacen, de momento, sin una contraprestación económica, y comparten una férrea crítica contra la "tecnocracia" de Rajoy. Ambos se sienten cómodos con el calificativo "derecha aguerrida". Rábago celebra los acuerdos con Vox. Cuando se refiere a las distintas familias de Podemos, responde: "Da igual, todos son comunistas".

El tono, las propuestas y la imagen de Díaz Ayuso nada tendrán que ver con la moderación y el centrismo de Ángel Garrido, todavía presidente de la Comunidad de Madrid. Este diario ha propuesto una entrevista a Rábago, pero ha obtenido como respuesta: "El foco debe estar sobre la candidata".

Pragmáticamente hablando, otra de las virtudes encontradas por Díaz Ayuso en Isabel Rábago es su contacto directo con los directivos de los programas más importantes de la televisión: "Lleva quince años en las tertulias. Si hay un problema, puede levantar el teléfono y moverse rápido".

El currículum de Rábago

Isabel Rábago, de familia cántabra, nació en Ferrol en 1974, aunque se crió en Astillero, cerca de Santander. Tras terminar el colegio -fue a un centro de las Hijas de la Caridad-, sus padres le dieron la oportunidad de elegir: hizo las maletas y se matriculó en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde se licenció en Ciencias de la Información.

"Es católica practicante, pero no de misa dominical", refiere una amistad. Allí, como azafata en ratos libres, pudo estrechar la mano de su admirado Aznar. En 1993, fue elegida Miss Cantabria y compitió en el certamen nacional.

Una vez concluidos los estudios, viajó a Reino Unido para aprender inglés, donde trabajó limpiando habitaciones. A su regreso a España, fue contratada por Massimo Dutti como dependienta. En 2002 se afilió al PP, aunque nunca hasta ahora había trabajado para el partido.

Instalada en Madrid comenzó su andadura por las tertulias del corazón. Fue la tercera expulsada de Supervivientes en 2015 y, actualmente, se desempeña en varios programas de Telecinco. ¿Su cometido ahora en el PP? "Estará donde la otra Isabel quiera que esté".