El candidato a la alcaldía de Barcelona Manuel Valls ha censurado la última ocurrencia del presidente de la Generalitat, Quim Torra, en pos de la independencia catalana. Torra apelaba a la "vía eslovena", una alusión inoportuna que no esconde que tal camino, emprendido por la exrepública yugoslava en 1991, se saldó con un conflicto que provocó más de 60 muertos.

Valls se hacía eco en un tuit de que tal idea incluso ha sido afeada por Ada Colau. Y es que las palabras de Torra han generado una cascada de reacciones por parte de todas las fuerzas políticas.

Dentro de Ciudadanos, Inés Arrimadas ha calificado como "intolerable" la proposición, y ha advertido de que el presidente catalán es un "peligro público". Por ello, defiende la líder catalana de Cs, el Moncloa debería iniciar "el requerimiento previo a la activación del 155".

Desde el Gobierno aún no se habla de este mecanismo pero sí se ha criticado con dureza esta alusión a Eslovenia, que motivó al ministro Ábalos hablar de lo "indecente" que es plantear una secesión "con vías que no son propias".

Torra recurrió a este modelo durante su comparecencia en el Consell per la República, un evento celebrado en Bruselas al que también asistió el fugado expresidente Carles Puigdemont. El jefe del Ejecutivo autonómico catalán presumió de que por fin  lo había recibido un líder internacional, el presidente esloveno, Borut Pahor.

Este hecho fue el detonante de que el independentismo añadiera "la vía eslovena" -"Estamos dispuestos a todo para vivir libres. Hagamos como ellos", dijo Torra- al catálogo de paralelismos que ha buscado en otros puntos del planeta, desde Kosovo a Quebec o Groenlandia.

Debates con responsabilidad

En este contexto, Valls también ha pedido "un debate serio, democrático y sin escraches", un objetivo que, señala, "es la responsabilidad de todos los políticos".

Valls, durante uno de sus mitines boicoteados. Efe

Tal petición no es casual, ya que durante los últimos actos del candidato de Cs a la alcaldía de Barcelona, ha sufrido el boicot de diferentes grupos que, además de generar situaciones "desagradables", le ha servido para alertar de que "la repetición de estas acciones cada vez más agresivas es una amenaza para todos los ciudadanos de Barcelona, que ahora saben que los responsables municipales banalizan la violencia y han renunciado a garantizar una convivencia cívica en la ciudad".

De ahí que, si la Guardia Urbana de la capital catalana no cumple su función ni la Generalitat motiva a los Mossos a ejercer sus funciones, el caso le provoque una "honda preocupación", más si, como señala, el Gobierno de Pedro Sánchez "mira hacia otro lado" ante todos estos episodios.