El fichaje del verano ha dejado indiferente a la clase política española. La incorporación de la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, al Instituto de Empresa, apenas dos meses después de que Pedro Sánchez llegara a la Moncloa ha provocado indiferencia entre sus rivales políticos. Un hecho que llama la atención si se tiene en cuenta la polvareda que levantó la incorporación del marido de Soraya Sáenz de Santamaría a Telefónica nada más llegar ella al poder o las explicaciones que tuvo que dar José Luis Rodríguez Zapatero porque su esposa, Sonsoles Espinosa, cantara en el coro de RTVE o usara para nadar una piscina de la Academia de la Guardia Civil de Valdemoro (Madrid).

Las pocas voces que se han levantado en contra del fichaje de la mujer de Sánchez han salido del Partido Popular, un partido titubeante estos días por la repercusión que está teniendo la forma en la que su presidente obtuvo un curso habilitante para acceder al doctorado. "Si en vez de Begoña fuera la mujer de Casado estarían todos los telediarios abriendo con el tema", protestan desde las filas del PP.

El Grupo Parlamentario Popular tiene previsto "estudiar" este tema para tomar alguna decisión aún sin concretar. Pablo Casado, sin embargo, opta por ponerse de perfil en la polémica. "No voy a meterme en temas personales. Voy a demostrar el respeto que ellos no han demostrado conmigo", aseguró este jueves desde Santa Pola (Alicante). En la misma línea se mostró el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que se limitó a decir que "no voy a entrar en la vida privada de nadie. Tendrá que ser Moncloa quien dé explicaciones".

Rivera: “El Estado no es un botín”

Rufián la defiende

Ni siquiera Podemos, la formación que más critica las puertas giratorias y los dedazos, ha afeado esta promoción de la mujer del presidente. El diputado de ERC Gabriel Rufián, que apoyó la moción de censura de Sánchez, alabó incluso los méritos que reúne la esposa del presidente para alcanzar el nuevo cargo. "Licenciada en márketing, directiva del grupo Inmark, máster en Cooperación Internacional y veinte años de experiencia en consultoría y docencia. Haceos así que tenéis un poco de machismo en la cara".

El silencio sepulcral con el que la clase política pasa por el escándalo del fichaje de Gómez nada más llegar su marido al Gobierno choca frontalmente con la dureza con la que se trató a Soraya Sáenz de Santamaría cuando su marido, Iván de a Rosa, de profesión abogado del Estado, fue contratado por Telefónica unos meses después de que su mujer se convirtiera en vicepresidenta del Gobierno.

El PP entonces enmarcó el fichaje en lo "meramente profesional", pero la oposición atacó con dureza. Los socialistas criticaron que nada más conocerse esta incorporación se filtrase que la operadora también había fichado a Paloma Villa, mujer del socialista Eduardo Madina. Sin embargo, el PSOE consideraba entonces que los dos contratos no eran comparables porque Villa no ocupaba un cargo directivo y De la Rosa sí.

El caso de 

Al contrario que con Begoña Gómez, el nombramiento del marido de la exvicepresidenta sí fue criticado con dureza por ERC. En este caso fue su portavoz Joan Tardá quien aseguró que el fichaje de De la Rosa cultivaba la cultura del relativismo, la del "todo es posible". El diputado de IU Gaspar Llamazares lo tachó de "escándalo".

La oposición también se revolvió cuando otra primera dama, en este caso Sonsoles Espinosa, la esposa del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Cuando fue contratada por el coro de RTVE, el PP lo criticó y su diputada Macarena Montesinos preguntó directamente por ello en el Congreso.

El entonces presidente tuvo incluso que pedir disculpas públicamente después del revuelo que se formó cuando se supo que Espinosa utilizaba la piscina de la Academia de la Guardia Civil de Valdemoro (Madrid) para su uso y disfrute. Los conservadores consideraron el asunto de "abuso" e hizo una pregunta parlamentaria al respecto.