Una vez que Mariano Rajoy ha dado el paso atrás definitivo, en el Partido Popular se miden meticulosamente las fuerzas para ver quién cuenta con los avales suficientes como para dar el paso al frente y presentar sus credenciales al congreso extraordinario sin estrellarse por el camino. Tres días antes de que se celebre la Junta Directiva Nacional que pondrá fecha al cónclave del que saldrá el sucesor de Rajoy, EL ESPAÑOL repasa el poder territorial con el que cuenta cada uno de los aspirantes a pilotar desde este verano Génova: el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal y la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Son los tres nombres que copan el podium de la competición a la espera de si hay más militantes que reúnan cien avales y se presenten a la carrera.

De momento, ninguno de los aspirantes ha oficializado su candidatura, pero los teléfonos no paran de sonar en todas las organizaciones territoriales para tomar el pulso a los apoyos con los que contarían unos y otros. La dirección nacional del PP cruza los dedos para que haya una candidatura única donde puedan converger las distintas familias internas que aspiran a quedarse con el poder. Pero la sensación más compartida por todos los rincones del Partido Popular es que Feijóo arrasa en las bases y Cospedal cuenta con el control territorial, imprescindible para conquistar el poder.

Todas las fuentes consultadas de distintas organizaciones regionales o provinciales dan por hecho que el barón gallego se presentará. "Nadie lo duda, aunque lo lleva con discreción", dicen desde su entorno más cercano. A su favor cuenta con haber ganado tres elecciones consecutivas con mayoría absoluta y el respaldo unánime del partido en su región, uno de los feudos conservadores más importantes de España al que pertenecen el propio Rajoy y la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Feijóo contaría también con el apoyo de Cataluña (105 compromisarios) y con la mitad del poder de cuatro autonomías: Extremadura (99), Castilla y León (279), Cantabria (46) y Baleares (64), además de parte de los andaluces que lo miran de reojo por si la exvicepresidenta no decide dar el paso.

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El Partido Popular no elige a su líder por primarias, sino que son los compromisarios quienes votan al líder a través de un sistema de representación. Andalucía, la que más compromisarios aporta (459), tiene el alma partida entre Cospedal y Santamaría. La Comunidad Valenciana, con 346 compromisarios, es fiel a la secretaria general.

El equipo de Cospedal ya está sondeando a altos cargos provinciales para ver cuáles son sus preferencias. En un principio, la secretaria general estaría dispuesta a no dar el paso al frente si solo se presenta a la sucesión Alberto Núñez-Feijóo. Pero, sin duda, ser secretaria general le permite contar con grandes avales si finalmente decide intentarlo. "De algo tiene que servir ser la 'numero dos' del partido tantos años", argumentan sus afines.

La exministra de Defensa no solo cuenta con el poder indiscutible del PP de Castilla-La Mancha que preside (197 compromisarios), sino que su liderazgo es también incontestable en Asturias (56), Navarra (16), Aragón (92), Murcia (92), Comunidad Valenciana (346) y parte de Madrid -"los dirigentes de la gestora"- (204), parte de La Rioja (28) y parte de Extremadura (99).

Organizadora

"Es la secretaria general del partido, la persona que va a organizar el congreso. Todo el mundo lo tiene en cuenta", resume un alto dirigente de una autonomía afín a la 'número dos' del PP. Sin embargo, el partido cree que Cospedal es más partidaria de que sea Feijóo quien pilote el posmarianismo "y pondría todas sus federaciones a su servicio. Ella controla muchos liderazgos provinciales que son los que de verdad manejan a la militancia", argumenta un fontanero del PP de Castilla-La Mancha.

La carrera de Cospedal está intrínsecamente vinculada a la de Rajoy. "Ella se quemó con el caso Gürtel y su imagen no simboliza la regeneración que ahora necesita el partido", reflexionan diversos sectores del partido. "Y ella lo sabe, por eso creemos que no está pensando en dar el paso al frente", descifran quienes la conocen.

Una paz deseada

Sin embargo, la paz esperada por la cúpula del partido puede saltar por los aires si Santamaría, su eterna rival, decide intentarlo. "Ahí es donde estalla una auténtica guerra por el poder", vaticinan. La exvicepresidenta del Gobierno nunca mimó al Partido Popular, ni siquiera en su peor época, cuando el caso Gürtel estalló y se encerró en Moncloa para evitar quemarse con la corrupción. Ahora, en plena carrera por la sucesión, Santamaría únicamente contaría con cada vez más apoyo de Andalucía, la mayor parte de los municipios de la Comunidad de Madrid, la mitad de Castilla y León, una parte de Cantabria, las Islas Canarias (123) y el País Vasco entero (42) que controla uno de sus íntimos: Alfonso Alonso.

El pistoletazo de salida hacia el sillón presidencial de Génova se dará el lunes. Fuentes cercanas al presidente de la Xunta de Galicia calculan que agotará el plazo para presentar su candidatura. "Lo hará al final", pronostican. El entorno de Cospedal se muestra convencido de que "no se presenta si no lo hace Soraya". Un paso al frente que todos temen pero que, de momento, los cercanos a la exvicepresidenta no terminan de verlo. "A lo mejor lo hace, pero al menos lo disimula muy bien".

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