Consiguió el acta de diputado autonómico después del 21 de diciembre, cuando se computaron las papeletas de los residentes en el extranjero y el PP sumó uno más por Tarragona. En el partido celebraron ese cuarto escaño como una bendición. El triunfo de Alejandro Fernández (Tarragona, 1976) significa dos cosas: abrir las puertas del Parlament a quien muchos consideran la figura que el partido necesita en los próximos meses como alternativa a Albiol, y lograr el cuarto escaño que acerca la posibilidad del grupo parlamentario propio (se podría conseguir el quinto por un préstamo, algo habitual). Eso supondría para el PP catalán un alivio económico y mayor protagonismo en la Cámara autonómica.

Fernández es el portavoz del PP en lel Parlament y ha destacado dentro de la formación por su marcado perfil propio. "Es irónico, directo, llama a cada uno por su nombre y no tiene ningún complejo de ser del partido", describe un alto cargo del PP catalán. La intervención más brillante del tarraconense fue la del 27 de octubre, tras la declaración unilateral de independencia. Delante de todo el Govern, reprochó a Carles Puigdemont "haber sacado la peor cara del nacionalismo identitario que apela a las bajas pasiones" y le afeó haber convertido su proyecto "separatista" en un proyecto "populista".

Cuando Enric Millo abandonó la Cámara para convertirse en delegado del Gobierno, el tarraconense se hizo con la portavocía de los populares en el Parlament. Alejandro Fernández supo trazar un discurso propio al margen de los argumentarios de partido. Buen orador, no se ha arrepentido nunca de citar en sus discursos a Margaret Thatcher y se presenta a sí mismo como un liberal-conservador. "No se avergüenza de ello. A otros solo les queda pedir perdón por ser del PP", reconocen fuentes del PP.

Un estilo que gusta para la renovación

El propio Fernández ha tenido que desmentir que quiera sustituir a Xavier García Albiol tras el desastre del 21-D. Pero a pesar de su negativa a coger el timón de un partido hundido, cada vez son más las voces internas que piden una figura nueva, al estilo del tarraconense, para poder empezar la reconstrucción e iniciar la transición que la formación necesita.

La falta de autocrítica de la dirección nacional ha indignado a muchos militantes y cargos intermedios del partido en Cataluña que piden a gritos una "reflexión" para valorar qué ha fallado. Fernández es un firme convencido de que los partidos constitucionalistas deben actuar con unidad para frenar el auge independentista y no esconde su preocupación por el hecho de que la política actual se base en "movimientos" que son "sentimentales".

Los más críticos en el PP catalán piden un congreso extraordinario urgente para brindar la oportunidad a todos los militantes de expresar y elegir libremente a sus representantes. Los dirigentes, sin embargo, creen que no es el momento de abrir ese melón precisamente por la situación política tan inestable que atraviesa Cataluña.

Pendientes de segundas elecciones

Los conservadores confían en que los independentistas no sean capaces de formar gobierno y, como consecuencia, que Cataluña vote en unas segundas elecciones. Si se confirma este presagio, en el PP entienden que no es "un buen momento" para "cambiar a la cúpula del partido".

Quien tiene muy pocas opciones para ser de nuevo candidato a la Generalitat es Xavier García Albiol. El presidente del PP catalán puso su cargo a disposición de Mariano Rajoy la misma noche del 21 de diciembre, pero el presidente le pidió que siguiera hasta que el campo se despejase.

En la quiniela como inmediato sucesor gana enteros Alejandro Fernández, que se  convertiría en probable candidato a la Generalitat si hubiera una segunda cita electoral. Ahora bien, la mejor posicionada de cara a coger el timón del partido una vez se conforme el nuevo Ejecutivo catalán, es la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat.