Alejandro Requeijo Daniel Montero

David Pla, el último gran jefe de ETA guía desde una cárcel francesa los últimos pasos de una banda en ruinas. El encargado de leer el comunicado del cese definitivo de la violencia en octubre de 2011 está detrás también del acto de desarme escenificado este fin de semana en Bayona. El siguiente paso es un debate entre los internos de la organización sobre la disolución de la banda, echar el cierre a medio siglo de terror y más de 800 asesinatos. El mismo Pla apuntó a esta posibilidad en una entrevista concedida al diario Gara hace sólo dos meses.

Son varias las razones por las que los expertos en la lucha antiterrorista consultados por EL ESPAÑOL apuntan a la influencia de Pla en las decisiones más recientes de la organización. Hoy más que nunca, ETA es lo que queda en las prisiones y él ha sido el último dirigente máximo de ETA con peso específico. Tanto como para decretar el final de los atentados, una decisión trascendental. Los nombres que se han barajado como posibles sucesores de Pla (ya sea Mikel Irastorza o más recientemente Mikel Barrios) no alcanzan la entidad suficiente para condicionar el futuro de la banda.

El propio Pla se presenta en las dos entrevistas que ha concedido como portavoz de ETA, algo que va en contra de la tradición de la banda. Cuando alguno de sus miembros era detenido, caía en una especie de olvido y pasaba a formar parte del Colectivo de Presos a las órdenes de la dirección (el Zuba) en Francia. Pero ahora no hay nada que regenerar porque ETA apenas es una veintena de pistoleros desperdigados por Francia y otros países sin capacidad organizativa.

La labor de dar carpetazo a la banda parecía reservada a terroristas de vieja guardia, algún veterano huido en sudamérica o al propio José Antonio Urruticoechea, Josu Ternera, el último gran referente histórico que le queda a ETA en libertad. No obstante, todas las fuentes consultadas coinciden en desvincular a ‘Ternera’ del día a día de la organización. Su último servicio a la banda fue desplazarse junto a David Pla a Oslo (Noruega) donde el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero les había emplazado a una negociación. Tras el cambio de Gobierno, el Ejecutivo de Mariano Rajoy se negó a cualquier tipo de diálogo y el país nórdico les instó a abandonar su territorio.

A mil kilómetros del País Vasco

David Pla, natural de Pamplona, tiene 42 años. Experimentó un rápido ascenso, casi accidental, hasta la cúpula de ETA en gran parte por el goteo de detenciones de dirigentes, hasta seis en dos años y medio. Él fue arrestado en abril de 2010 en Francia, en el marco de la primera operación de la Guardia Civil contra el entramado de abogados de ETA (H-Alboka). Pero los jueces galos no encontraron en ese momento suficientes pruebas contra él y quedó en libertad. En esa fecha abandonó a su familia y su vida en Hendaya para pasar a la clandestinidad. Así llegó hasta la cabeza del aparato político de ETA, el más activo desde el cese de los atentados.

Fue arrestado definitivamente en Saint-Étienne de Baïgorry, el sur de Francia, el 22 de septiembre de 2015 en una operación de la Guardia Civil y las autoridades francesas bautizada con el nombre de Pardines, la primera víctima de la banda. Era su forma de dar carpetazo a ETA.

Actualmente, Pla se encuentra en la cárcel francesa de Osny, a casi mil kilómetros del País Vasco. Es en Francia y a través de ciudadanos galos donde se ha gestado la escenificación del desarme anunciado este sábado en Bayona. Este lunes, el diario Gara informaba que la entrega de armas ha sido posible después de dos años de contactos indirectos entre ETA y París. Fuentes oficiales francesas consultadas por este periódico han restado crédito a esta afirmación.

Portavoz de ETA

Pocos meses después de su arresto, concedió una entrevista al diario Gara en el que se presentaba como miembro del grupo de interlocución designado por la banda terrorista para buscar "vías de solución". Admitía tener una "sensación agridulce" por lo ocurrido desde 2011: "construimos un escenario político lleno de oportunidades, pero no estamos de ningún modo en el lugar que queríamos". Ya entonces confirmó que el sellado de los zulos seguía adelante: "Se está desarrollando. Se va llevando a cabo con más dificultades y más despacio de lo que quisiéramos debido a la actitud de los Estados francés y español. Pero una cantidad significativa de armas y explosivos ya está sellada".

Los expertos en la lucha antiterrorista apuntan a que ETA ha tenido muchos problemas para reunir su arsenal. Tanto que los encargados del desarme han tenido que preguntar en las prisiones por la ubicación de escondites. En ocasiones las explicaciones servían para dar con el paradero de algún depósito y otras no. Pla fue de los últimos jefes etarras que dispuso de esa información, especialmente tras la reunificación de las distintas ramas de la banda y la eliminación del aparato militar.

El pasado febrero, concedió la que hasta ahora ha sido su última entrevista, también al diario Gara. En aquella ocasión se arrogaba el rimbombante cargo de “interlocutor para la resolución del conflicto”. Garantizaba que el desarme se iba a producir en un espacio breve de tiempo (ha tardado sólo dos meses) y fue más allá al avanzar un proceso de reflexión interna en ETA: “Sí. Se prevé un proceso de reflexión entre toda la militancia de ETA a partir de primavera”.

Lo afirmó después de evidenciar la “crisis” de la izquierda abertzale antes de su proceso de reflexión Abian. “Se podría decir que los procesos específicos de cada organización tienen como objeto adecuar los instrumentos para este nuevo esfuerzo al objeto de dar otro impulso a la estrategia de la izquierda abertzale”, añadió.

Candidato a las municipales

En su juventud, Pla se integró la organización juvenil Jarrai, donde llegó a ser uno de sus responsables y se presentó como candidato por la coalición Herri Batasuna en las Elecciones Municipales en el año 1995, aunque no resultó elegido. Al sentirse vigilado huyó a territorio galo y se integró en las estructuras de ETA, en concreto en sus grupos armados. De aquellos años es su participación en un programa de la ETB que el País Vasco y Navarra viven "una situación de no democracia" y ante esa situación "la violencia es un método válido".

El 28 de julio de 2000 fue detenido por el Cuerpo Nacional de Policía en Zaragoza como integrante de un comando de liberados de ETA denominado 'Aragón', que acababa de entrar en España para la comisión de atentados. En julio de 2001 fue condenado a seis años de prisión por un delito de pertenencia a banda armada.

Había recibido instrucciones del dirigente etarra Francisco Javier García Gaztelu Txapote para extender a toda España una infraestructura estable, consistente en pisos, vehículos y documentación falsa, a fin de que posteriormente fuera utilizada por los comandos operativos. Además tenía órdenes para conseguir información sobre posible objetivos.

En agosto de 2006 fue puesto en libertad definitiva por cumplimiento de condena. Posteriormente, se trasladó a Francia, donde comenzó sus actividades en el entorno de las organizaciones de apoyo a los presos.

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