La atención en euskera será determinante en el País Vasco para acceder a las máximas categorías hoteleras. La nueva Ley de Turismo, que se aprobará a finales de este mes, abre la puerta a exigir que un hotel cuente con personal que atienda al cliente en lengua vasca si el establecimiento desea colocar las cinco estrellas en su fachada. La exigencia obedece a EH Bildu y es uno de los dos requisitos impuestos al PNV, junto al respeto a los derechos laborales de los trabajadores, para sacar adelante la normativa.

Por el momento no es más que un criterio plasmado de forma ambigua en una enmienda de la coalición abertzale, que deberá tener su concreción reglamentaria posterior. La enmienda, que se incorporará al articulado, establece como requisito a “tener en cuenta” para clasificar la categoría de los alojamientos “el conocimiento y uso de las lenguas oficiales de Euskadi, así como de lenguas extranjeras”.

Ésa es la letra de la ley. Su espíritu fue expresado recientemente por los autores de la iniciativa, que tienen el compromiso del PNV para que se plasme en el desarrollo de la ley. El parlamentario de EH Bildu, Iker Casanova, aseguró que “con la nueva ley un establecimiento hostelero no podrá obtener la categoría máxima si no garantiza empleo de calidad y atención en las dos lenguas oficiales, así como en idiomas extranjeros”. “Es evidente que no atender en euskera es incompatible con alcanzar la máxima categoría”, razonó.

Esta configuración de requisito “indispensable” se extiende a la otra aportación de EH Bildu a la ley para garantizar en este caso los derechos laborales de los trabajadores de los establecimientos hosteleros. De tal forma que no se les concederá el nivel de cinco estrellas a los hoteles que hayan sido sancionados por la Inspección de Trabajo o una sanción emitida por la autoridad laboral hará que pierdan la categoría que se les había otorgado.

“OBSESIONES IDENTITARIAS”

La ley, que este viernes entra en su última fase de tramitación –el estudio de las 279 enmiendas parciales presentadas” –, no descenderá al detalle de cuál debe ser la presencia del euskera en los hoteles de cinco estrellas a nivel de plantilla y rotulación, ni cuales las exigencias que conllevará.

El debate que provocará su concreción se ha adelantado de alguna forma con las reacciones provocadas en los grupos parlamentarios de la oposición. PSE-EE y PP han criticado la aportación de EH Bildu: los socialistas por poner el foco en ese aspecto cuando la ley es “bastante más que exigir euskera para atender a turistas británicos o rusos”; y los populares por considerar que la coalición abertzale no busca favorecer el turismo sino plasmar en el texto sus “obsesiones identitarias”.

“Es un despropósito, que cuenta con el rechazo, no sólo del sector, sino que se aleja del sentido común y trata de limitar la diversificación de la oferta turística y de la capacidad de elección de los usuarios”, opina el PP. Su portavoz en el Parlamento Vasco, Borja Sémper, ha instado este jueves a no poner “frenos” a la actividad económica y a introducir “elementos de racionalidad” en ese tema al recordar que los hoteles de categoría más alta reciben mayoritariamente a clientes extranjeros o del resto de España.

Las estadísticas y los testimonios avalan sus referencias sobre el origen de los turistas. Los directores de los hoteles de cinco estrellas de la comunidad autónoma ya han advertido de la procedencia en gran medida extranjera de su clientela y las distintas encuestas dejan reducido el turismo interno a un porcentaje minoritario.

El sector turístico crece en el País Vasco y su peso en el PIB es cada vez mayor. El año pasado cerró con cifras récord al recibir tres millones de visitantes, un 9% más que el ejercicio anterior. La tendencia al incremento de viajeros extranjeros es además una constante en la evolución de los últimos años, según los datos oficiales.

El Instituto Vasco de Estadística, Eustat, contabilizó en 2015 la visita de 1.643.087 personas alojadas en hoteles. El 62,3% residía en España y el 37,7% en el extranjero (con Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania en primer lugar) . Sólo un 14% del total estaba domiciliado en la comunidad autónoma vasca.

EL EUSKERA COMO “MARCA”

La polémica, que se reproducirá en el pleno de aprobación de la ley, es rechazada por EH Bildu con consideraciones sobre la oferta turística del País Vasco. La coalición abertzale opone a las objeciones sobre la utilidad del euskera para atender a franceses, ingleses y alemanes, la dimensión cultural de la lengua vasca y sus peculiaridades como elemento de distinción.

“No veo el problema. En Islandia, por ejemplo, te venden en los hoteles el agua y sus glaciares como un producto turístico y el euskera también es una marca que puede ser utilizada como reclamo y atractivo para los turistas”, explica a EL ESPAÑOL Iker Casanova.

“No es sólo que ese 14% de vascos tenga derecho a ser atendido en euskera. Estamos hablando de hoteles de cinco estrellas, no de pequeños establecimientos, y de pluses que confieren la máxima categoría, el mejor servicio. El turista no viene al País Vasco buscando sol y playa y nuestra apuesta ha de ser la de ofrecer un turismo diferenciado desde una identidad cultural y lingüística que no tienen otros”, añade el parlamentario de EH Bildu.

“El criterio está claro, pero luego se tendrá que desarrollar con consenso y con sentido común, viendo los problemas que puedan presentarse. Hay que tener en cuenta que no se trata de pequeños sino de grandes establecimientos, por lo que es fácilmente asumible”, concluye.

REGULACIÓN DE PISOS TURÍSTICOS

Aunque las condiciones sobre la exigencia del euskera introducidas por la coalición abertzale han centrado gran parte del debate político, el objetivo de la nueva Ley es adaptarse a la evolución experimentada por el sector desde su primera regulación en 1994. La principal novedad en los más de veinte años transcurridos es la irrupción de casas particulares arrendadas con fines turísticos, por vivienda o habitaciones, cuya expansión incontrolada ha desatado las quejas del sector hotelero tradicional.

El texto legislativo que aprobará en breve el Parlamento Vasco pondrá fin a esa desregulación y a una oferta en auge en Euskadi que se produce en una situación alegal y sin que los afectados cumplan con sus obligaciones fiscales.

La nueva normativa obligará a los propietarios a suscribir una declaración de responsabilidad civil con la Administración para darse de alta como operadores turísticos. El proyecto fue consensuado en la Mesa sectorial del Turismo, con representantes de los distintos sectores, pero su articulado ha sido objeto de centenares de enmiendas. Sólo el PNV, -partido en el gobierno que remitió el anteproyecto-, ha presentado 44. Y EH Bildu, su socio en la aprobación del texto, 41.

A la coalición abertzale se debe una de las correcciones introducidas a la propuesta original para evitar que los pisos turísticos, ubicados en suelo residencial, deban situarse en suelo de uso terciario. Un contrasentido denunciado tanto por el PSE-EE como por el PP.

Sémper ha denunciado que de aplicarse la normativa tal y como está ahora redactado el proyecto sólo 50 de los 3.000 apartamentos turísticos que existen en San Sebastián podrían ser alquilados de forma legal.

La Ley no regula la hostelería como actividad turística ni el reparto entre los tres territorios vascos de los congresos organizados por instituciones públicas, distribución que se realiza siempre entre acusaciones de discriminación. Dos lagunas que los socialistas consideran urgente reparar. El PSE-EE , que ha registrado 77 enmiendas, estima que el proyecto adolece de un exceso de “declaración de intenciones” y “fía demasiadas cosas a decretos futuros”. Una objeción compartida por el PP.

PACTOS PNV- EH BILDU

El PNV aspira a sumar más apoyos a la Ley de Turismo durante el debate de las enmiendas presentadas, pero ya cuenta con los votos de EH Bildu, suficientes para sacar adelante el proyecto en el pleno que el 28 de julio pondrá fin a la legislatura vasca antes de la convocatoria en agosto de las elecciones autonómicas que se celebrarán en octubre.

El partido de Ortuzar, que tiene como socio preferente al PSE-EE, se ha apoyado en la coalición abertzale en el último tramo de legislatura para aprobar proyectos tan importantes como la Ley Municipal o la Ley de Muerte Digna, en los que ha dejado de lado a los socialistas.

Su entendimiento ha configurado un nuevo eje PNV-EH Bildu que se ha plasmado en una veintena de acuerdos parlamentarios y en una posición conjunta en la Mesa de la Cámara para oponerse a las peticiones de prórroga de la oposición, normalmente aceptadas, y acortar plazos para que el Gobierno Urkullu al final de su mandato pueda exhibir un mayor cumplimiento de su calendario legislativo. Su voto ha sido decisivo a este respecto para completar la tramitación y aprobación de la Ley de víctimas de represión ilícita cuyas enmiendas a la totalidad se rechazarán este viernes.

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