Valencia

El Gobierno municipal de Valencia que lidera Joan Ribó (Compromís) colecciona polémicas relacionadas con la Plaza del Ayuntamiento. Gastó más de un millón de euros en una peatonalización provisional de muy discutida estética, y ahora ha trasladado al lugar un mercadillo de ropa que permanecerá todos los lunes durante 12 meses. El "bueno, bonito y barato" se adueña de la plaza mayor de la tercera capital de España, que no hace mucho contaba con una apuesta urbanística bien distinta: la construcción de nuevos y costosos monumentos para atraer turismo a la ciudad, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

La deriva de la plaza principal de la ciudad preocupa a un buen número de arquitectos y urbanistas. Es el caso de la Fundación Goerlich, que defiende el legado de Francisco Javier Goerlich, arquitecto mayor de la capital valenciana durante la primera mitad del siglo XX. Suyo fue el añorado diseño de la Plaza del Ayuntamiento en los años 30, con la tortada y los puestos de flores que fueron cercenados de forma prematura por el franquismo para darle más espacio al coche en los 60.

Andrés Goerlich, sobrino-nieto del célebre arquitecto y presidente de la fundación, aplaude la decisión de peatonalizar la plaza. Pero critica la apuesta por una obra provisional, la elección de un diseño que "chirría con su entorno", y la ubicación en el lugar del mercadillo. "La plaza mayor de la ciudad debe ser otra cosa", afirma.

Vista de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia entre los años 30 y 60, antes de la reforma franquista. Fundación Goerlich

La Fundación Goerlich ha editado un libro titulado 'La Plaza'. Se trata de un compendio de más de 100 "reflexiones sobre el pasado, el presente y el futuro de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia". Su objetivo con este trabajo fue "abrir un debate con todos los sectores implicado para, entre todos, consensuar la mejor plaza posible para el siglo XXI", según Andrés Goerlich. La entidad teme que en el diseño definitivo ocurra lo mismo que en el provisional: que se imponga el criterio político sobre el de los expertos y las necesidades de la ciudadanía.

Goerlich critica la obra provisional por un doble motivo. "De entrada, yo creo que no se debió hacer ninguna actuación, que para convertirla en peatonal bastaba con cerrarla al tráfico, como se hacía cada año en Fallas. Los recursos se podrían haber sumado a la reforma definitiva", apunta.

"Choca muchísimo"

A su vez, considera un error el diseño escogido, en el que destacan enormes maceteros de hormigón pintados en tonos verdes para proteger la carretera que han mantenido en el lugar. "Me parece que chirría, que choca muchísimo, que no se ajusta al actual entorno. Ha sido como intentar subir un elefante a una bicicleta", compara.

El dirigente argumenta que la plaza "tiene un entorno arquitectónico potente". "Entre los números 1 y 7 es un neobarroco valenciano. Del 8 al 29 es un racionalismo elegante. Y tiene además edificios monumentales como el de Correos o el del propio Ayuntamiento. Se trata de una arquitectura muy potente para la que se han escogido unos elementos que en absoluto tienen que ver con ese continente", opina.

Maceteros instalados en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia. EE

En la misma línea, Andrés Goerlich cuestiona la elección de este espacio para situar el mercadillo. Se trata de los denominados "mercados extraordinarios" que desde hace años se instalan en el entorno del Mercado Central de la ciudad. Mientras duren las obras de reurbanización del entorno de la Lonja y el propio mercado, se instalarán "en la parte peatonal de la Plaza del Ayuntamiento". Este periodo durará al menos un año.

Según explicó el equipo de Gobierno, con este cambio "se pretende dar continuidad a la actividad comercial de los vendedores ante la situación actual". Carlos Galiana, concejal de Comercio, destacó que "su nuevo emplazamiento también les otorgará más visibilidad, con lo que se podrán facilitar las ventas". 

En concreto, los mercadillos trasladados son los de monedas, sellos y antigüedades de los domingos por la mañana y el mercado extraordinario de los lunes, de 9 a 14 horas, donde se venden plantas, calzado, ropa o juguetes. Este último es el más polémico, por tratarse de un mercado popular de venta ambulante en el centro neurálgico de la ciudad.

Vista del Mercadillo de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia. EE

"Los mercadillos se ponen en las plazas de los pueblos, pero Valencia es una gran capital, que tiene sus barrios y otros espacios disponibles para estas cuestiones. La plaza mayor de la ciudad debe ser otra cosa", afirma Goerlich, que considera que el consistorio ha desdeñado "cuantiosas alternativas". El dirigente subraya que su crítica es "constructiva", y que no pretende "ir contra nadie", en referencia a los vendedores.

En la misma línea, la portavoz del PP en el Ayuntamiento, María José Catalá, tildó el traslado del mercadillo de "un nuevo ejemplo del urbanismo improvisado del gobierno municipal", y reclamó para los vendedores de los mercadillos "que puedan trabajar en las mejores condiciones, sin exponerlos a las críticas de los vecinos por la ubicación".

Uno de los numerosos arquitectos valencianos que participaron en el libro La Plaza de la Fundación Goerlich fue Jacobo Ríos-Capapé. Su artículo sobre la peatonalización provisional resultó premonitorio. "Es una obra precipitada, banal, incoherente, burda y vacía, más de político que de arquitecto, y apta más para albergar un mercadillo de ropa interior que para ostentar cualidad de espacio emblemático de nuestra gran ciudad", aseveró. Las bragas, sostenes y calzoncillos fueron esta semana los artículos más fotografiados por los críticos con la ubicación del mercadillo.

"Devalúan Valencia"

Preguntado al respecto por EL ESPAÑOL, el arquitecto Ríos-Capapé mantiene su duro tono crítico. "Son decisiones que devalúan, empequeñecen y degradan Valencia", afirma. Las considera además "una provocación política" para agitar a su electorado.

"Degradan la plaza en busca de una crítica que ellos llaman elitista, pero que es de sentido común. Es evidente que la plaza principal de una gran ciudad ha de ser bella, accesible y para el encuentro cívico. Es donde más debe brillar una ciudad, no debería ser un arma política. ¿Alguien se imagina estas ocurrencias en la Plaza Vendome de París o la Grande Place de Bruselas?", reflexiona.

Ríos-Capapé considera "inevitable" la comparación con los gobiernos anteriores a la llegada de Joan Ribó, décadas en las que el Partido Popular impulsó grandes reformas como el Jardín del Turia, donde se encuentra la Ciudad de las Artes y las Ciencias. "El PP cometió errores, y se gastó discutibles cantidades de dinero. Pero tenía una apuesta urbanística decidida por hacer Valencia más rica, más accesible, más bella", afirma.

La Ciudad de las Artes y las Ciencias, en efecto, estuvo envuelta en una gran polémica por los cientos de millones de euros que costó su construcción y los abultados sobrecostes en los que incurrieron los edificios del arquitecto valenciano Santiago Calatrava. No obstante, se ha convertido en una gran referencia arquitectónica de la ciudad y uno de los enclaves más visitados de la misma. 

Xavi Calvo, director de Valencia Capital del Diseño 2022, también critica la peatonalización provisional de la Plaza del Ayuntamiento. A su juicio, es el resultado de haber encargado el proyecto a una empresa "que quizá no estaba especializada en estas cuestiones". "Falta institucionalizar más el diseño en Valencia, y precisamente este ejemplo puede ser positivo para tomar conciencia", argumenta.

Calvo, por contra, ve con buenos ojos la elección de la Plaza del Ayuntamiento para albergar el mercadillo durante los lunes del próximo año. "Es algo que también ocurre en otras plazas relevantes europeas y que supone además una compensación para comerciantes que lo han pasado mal durante la pandemia", defiende.

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