Valencia

Las elecciones primarias para las secretarías generales del PSOE en las provincias de Valencia, Castellón y Alicante han constatado la pérdida de influencia del exministro José Luis Ábalos y el resurgimiento de liderazgos alternativos en la Comunidad Valenciana.

El candidato de Ximo Puig en la provincia de Valencia, el alcalde de Mislata Carlos Fernández Bielsa, ha arrollado a los fieles de Ábalos, una lista encabezada por la diputada autonómica Mercedes Caballero, por un 80% de los votos. De este modo, Puig se queda sin oposición interna en Valencia y borra cualquier rastro de Ábalos en los núcleos de poder del partido, tanto en la provincia como en la capital.

Caballero se había convertido en una persona incómoda para los intereses de Puig, pero su humillante derrota -ha sacado menos votos que avales- la deja fuera de juego. En los últimos días, ante el temor de una victoria aplastante de su rival, intentó negociar sin éxito un acuerdo que le garantizase un puesto en la ejecutiva.

En Castellón, el alcalde de Alcora, Samuel Falomir, un joven dirigente cercano a Puig, se hizo con la secretaría general por apenas 100 votos de diferencia con su rival, Ernest Blanch. Pero en Alicante se impuso el candidato alternativo al aparato, el exalcalde de Elche y diputado nacional Alejandro Soler.

Su lista representa a la militancia alicantina que en su día apoyó a Pedro Sánchez y que, tras la caída de Ábalos y el acercamiento de Puig y el presidente del Gobierno, ha seguido manteniendo la sintonía con los seguidores del exministro.

Toni Francés, alcalde de Alcoy y candidato de Puig en este proceso, no obtuvo la fuerza suficiente para derrotar a su contrincante. Francés contaba con el apoyo de la corriente de la exministra Leire Pajín y se quedó a menos de 100 votos de la victoria.

Alicante, por libre

Alicante fue la única provincia en la que los socialistas no fueron con una lista de integración al último congreso federal que ratificó a Pedro Sánchez como líder del PSOE. Los antiguos sanchistas acusaron a Puig de no respetar la integración negociada en la lista de delegados del congreso.

El desconcierto aumentó con el cónclave que ratificó el liderazgo de Puig. La incorporación en la Ejecutiva federal de jóvenes socialistas valencianos como Arcadi España o Diana Morant; y el nombramiento de varios afines a Ábalos en la Ejecutiva de Ximo Puig, dejó muy descolocados a los partidarios del exministro. 

Sin embargo, Soler acumulará ahora todo el poder en Alicante y se convierte en la oposición interna a Puig. Los socialistas alicantinos irán por libre, pero buscarán la complicidad de Valencia y Castellón en futuras negociaciones. Según fuentes socialistas, se esperan movimientos en las próximas semanas en la Diputación de Alicante y el equipo de Soler marcará poco a poco un perfil propio.

Así, el partido encara dividido las próximas elecciones, pero no se esperan grandes movimientos una vez ha caído Ábalos del tablero político. “Mientras Pedro Sánchez y Ximo Puig sean presidentes habrá paz en el partido. Habrá tensiones, pero hay mucho en juego”, admitía ayer a EL ESPAÑOL un cargo socialista.

Estas eran unas primarias que la gran mayoría del partido rechazaba, pero que finalmente los afines a Ábalos forzaron para medir sus fuerzas y retener su último bastión. Este lunes, Mercedes Caballero instó a la integración y reivindicó su compromiso con el partido.

“No ha cambiado ni un ápice, al contrario. Soy diputada autonómica hasta el final de la legislatura y miembro de este partido", dijo en declaraciones a Europa Press. Pero los malos resultados en la ciudad de Valencia, el entorno natural de Ábalos, dejan en una posición muy débil a una corriente que durante tres décadas ha mantenido un amplio poder orgánico.

No obstante, la órbita del exministro ha ido perdiendo apoyos desde que en 2017 planteó un candidato alternativo a Puig, el alcalde de Burjassot, Rafa García, que llegó a sumar el 40 % de apoyos entre los socialistas valencianos. Las primarias han venido a confirmar esa tendencia.

El proceso de primarias en las tres provincias valencianas también ha servido para enterrar estructuras que parecían inamovibles -ningún secretario general repite y se renuevan las estructuras- y situar a jóvenes alcaldes y con proyección, como es el caso del de Mislata, en la carrera por la sucesión de Puig.

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