Valencia

Carlos Fabra entregó su garaje de lujo como dación en pago de una deuda con su empresa Sipcas SL, una de las presuntas sociedades pantalla de la trama que investiga el Juzgado de Instrucción 4 de Castellón. En concreto, según consta en el informe realizado en esta causa por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, traspasó a esta firma la propiedad de siete vehículos: dos Triumph, un Porsche, un Austin, un Mini Cooper, un Alfa Romeo y un Jaguar. Este último, sin embargo, lo seguía utilizando, tal y como constataron los agentes durante varios días de seguimiento al expresidente de la Diputación de Castellón con el PP.

El político está siendo investigado en esta nueva causa por -presuntamente y con la colaboración de su familia y de empresarios- ocultar su patrimonio para impedir la ejecución de su condena por delitos fiscales del 'Caso Fabra'. El juez instructor sostiene además que percibió sobornos y blanqueó dineroEn concreto, que manejó de forma irregular cerca de 29 millones de euros (26 en cuentas bancarias y 2,7 en metálico)La Fiscalía Anticorrupción solicita por estos delitos penas de hasta 12 años de cárcel para los imputados en la causa, así como multas que suman 18 millones de euros para la familia de Fabra.

Entre las firmas "pantalla" creadas para "canalizar" hacia Carlos Fabra los fondos recaudados se encuentra Sipcas SL. Esta mercantil recaudó 232.897 de la empresa Becsa SA que acabaron en manos del político en forma de préstamo. Y este devolvió parte del mismo entregando sus preciados vehículos, según los investigadores. El informe de la UDEF, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, realiza un completo seguimiento de la propiedad de los automóviles, todos ellos clásicos o de alta gama. La trasmisión a la empresa se realizó en junio de 2013 para devolver "parcialmente" la deuda contraída con su propia mercantil. Fueron valorados en 79.000 euros.

Cinco clásicos

Entre los modelos clásicos destacan los dos Triumph. Uno de ellos era un TR3A y fue revendido por la sociedad a un particular por 10.000 euros. El modelo del otro no lo precisa la UFEF, pero fue el que se Sipcas colocó por mayor importe: un total de 23.385 euros. Este lo compró una sociedad especializada en vehículos de época. Además, Fabra entregó un Alfa Romeo Spider, un Mini Cooper 1.300 y un Austin del que tampoco se precisa el modelo. Estos tres últimos también acabaron en manos de particulares, pero la Policía no tiene constancia de su precio de reventa.

Además de los cinco coches clásicos, Carlos Fabra puso a nombre de Sipcas la propiedad de un Porsche Cayenne automático -utilizado de forma pública por el político en varias ocasiones-. La empresa lo traspasó después a una empresa de compraventa de vehículos por 8.470 euros. Este es el tercero y último del que se tiene constancia del precio de venta final. En consecuencia, la UDEF solo tiene constancia de reventas por los 40.855 euros que suman las tres transacciones contabilizadas.

El séptimo coche traspasado a Sipcas fue un Jaguar. Pero tanto la UDEF como la Fiscalía y el juez instructor, Jacobo Pin, consideran que fue una venta falsa en este caso. "Continuó siendo usuario del vehículo marca Jaguar modelo S-Type hasta 2019, seis años después de la supuesta transmisión", según consideró el magistrado en uno de sus autos.

Carlos Fabra, en una imagen de archivo. D. Castelló / EFE

La constatación de este presunto traspaso fraudulento la realizó la UDEF mediante un seguimiento al político. Según recoge el informe de la unidad policial, el "dispositivo de vigilancia" al expresidente de la Diputación de Castellón comenzó el 5 de marzo de 2019. Ese día lo recogió del taller y lo llevó a su casa. Y el día siguiente, tras realizar varias paradas en Castellón, se dirigió con él a Madrid, donde permaneció al menos hasta el día 7, cuando utilizó de nuevo el coche.

Tres meses más tarde la UDEF realizó una nueva vigilancia, fechada el 12 de junio de 2019, en la que "se vuelve a observar a Carlos Fabra Carreras conduciendo el vehículo Jaguar S-Type". Los agentes, en consecuencia, concluyeron que el traspaso de este vehículo "fue una mera forma de justificar el trasvase de fondos de Sipcas a Carlos Fabra". Los otros seis, por contra, fueron finalmente vendidos, de modo que el político ya no puede disfrutar de ellos.

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