La victoria de Juan Espadas este domingo en las primarias del PSOE andaluz aparta de forma contundente a Susana Díaz del poder orgánico en la comunidad que tantas alegrías -y tristezas- ha dado a los socialistas. El candidato promovido por la Ejecutiva federal socialista tiene ahora el apoyo de los militantes.

Con un 55,1% de los votos, Espadas, actual alcalde de Sevilla, ha sido elegido candidato a unas elecciones andaluzas aún sin fecha. El escenario que ahora se presentaría es el de una bicefalia insostenible: por un lado el recién elegido cabeza de cartel para los comicios regionales; por otro, la secretaria general, que seguiría siendo Susana Díaz. Que ya ha anunciado que se mantendrá hasta el próximo congreso.

En cualquier caso, Díaz podría abandonar su carrera política a los 46 años e incorporarse al Consejo Consultivo de Andalucía. Este órgano, con sede en Granada, le acogería como consejera permanente por haber sido presidenta de la Junta de Andalucía hasta el día de su jubilación.

La dirección nacional pone así una pica en Flandes y conquista uno de los últimos territorios hostiles. Pedro Sánchez, de este modo, vuelve a imponerse (de forma indirecta en este caso) a Susana Díaz, la única líder regional que plantaba cara al presidente del Gobierno en público.

Guerra interna

Entre Pedro Sánchez y Susana Díaz aún quedaban heridas por cerrar. De hecho, a lo largo de la campaña los rivales de la expresidenta de la Junta le han achacado su papel el 1 de octubre de 2016. Aquel día, Pedro Sánchez dimitía como secretario general de los socialistas.

Susana Díaz se ponía al frente de los barones socialistas y se apuntaba el primer tanto en una lucha que con las primarias andaluzas parece haber llegado a su fin. Los siguientes movimientos fueron favorables a Sánchez.

El actual presidente del Gobierno y secretario general del PSOE se enfrentó en unas primarias muy duras a Díaz. Entonces, se impuso a la sevillana que durante de la campaña le espetó que el socialismo tenía un problema: "El problema eres tú, Pedro".

Susana Díaz, Pedro Sánchez y Juan Espadas en un acto conjunto.

Aquellas primarias, el 27 de mayo de 2017, las ganó Sánchez. Pero no cerró la herida. Cuando Díaz pasó a la oposición en Andalucía en 2019, comenzaron a moverse las piezas para buscar al sustituto. Empezó a sonar Juan Espadas.

El terremoto político ocurrido a raíz de la moción de censura en la Región de Murcia acabó por despertar a Ferraz: si Moreno adelantaba las elecciones, como hizo Ayuso en Madrid, no podían permitirse ir a las urnas con esta candidata.

El 6 de mayo, más forzada por la situación que por propia voluntad, Díaz convocaba las elecciones que han finalizado este domingo con su derrota. Ahora está en el tejado de Susana Díaz la posibilidad de seguir dando guerra. Tiene por delante un congreso regional en el que podría plantar batalla por la Secretaría General del PSOE-A. Desde Ferraz harán lo posible para evitarlo.

Espadas, el pacificador

Por delante se presenta un trabajo complicado para Espadas. Ungido como líder por la mayoría de los socialistas andaluces, se encuentra con un partido roto. Los afines a Díaz podrían complicarle el trabajo.

De Espadas se sabe que es un hombre tranquilo y que ha conseguido tender puentes en el Ayuntamiento de Sevilla. Sus colaboradores y compañeros hablan de él en términos de generosidad. Le hará falta.

Espadas se enfrenta ahora a la necesidad de integrar a los susanistas caídos en estas primarias. El PSOE-A no puede permitirse perder a un tercio de sus militantes si, realmente, quiere plantar para al PP andaluz.

Ahora tiene un camino difícil por delante. Espadas no es un perfil orgánico, ha ejercido más como un miembro del partido que ha ocupado cargos públicos, pero sin contacto real con el aparato. 

Una vez finalizado el proceso de primarias, el alcalde de Sevilla seguirá en su cargo y se dejará asesorar por su equipo. Entre los suyos sí hay auténticos animales que conocen los órganos del PSOE-A porque llevan años trabajando en él. Exsusanistas que han visto la necesidad de dar un golpe de timón para terminar con la sangría de votos.

Goleada 'espadista'

Espadas ha arrasado en algunas agrupaciones de capitales de provincia. Son llamativos los resultados obtenidos por el alcalde de Sevilla en Jaén: allí ha recibido 222 votos frente a los 29 de Susana Díaz. En la capital jiennense Luis Ángel Hierro ha quedado por delante de Díaz.

En Cádiz capital los resultados han sido similares. Espadas consiguió 251 votos, Hierro 27 y Díaz 21. Son sólo algunos datos que ayudan a entender hasta que punto Susana Díaz ha perdido fuerza y apoyos en Andalucía.

Un dato: Espadas cerró la campaña en Marmolejo, un pequeño pueblo de Jaén con 6.000 habitantes. Allí también ha arrasado: 238 votos para él frente a los 18 de Hierro y los 8 de Susana. La provincia de Jaén ha sido clave para Espadas. 

Desde que recibió el apoyo de Paco Reyes, secretario general del PSOE en aquella provincia, el horizonte se aclaró para Espadas. Jaén es un lugar que tradicionalmente ha sido decisivo para los socialistas andaluces. 

Adelanto electoral

En la bancada socialista del Parlamento andaluz bromeaban estas últimas semanas con los diputados del PP. "¿Cómo va nuestra candidata?", preguntaban con sorna los populares. Espadas no es la opción preferida por el actual Gobierno andaluz, saben que el perfil del alcalde de Sevilla puede hacer mella en las encuestas.

A pesar de que desde San Telmo se insiste en que no va a haber adelanto electoral, la victoria de Juan Espadas puede implicar un cambio de estrategia. Los socialistas cuentan ahora con un líder aparentemente mejor valorado y, en principio, con menos pasado político que Díaz. 

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