Sevilla

La suspensión de la Semana Santa, a causa de la crisis sanitaria, ha sido un mazazo en todos los sentidos, en lo religioso y en lo económico. Aún más, para los profesionales del arte sacro que viven casi todo el año de las obras que se lucen tradicionalmente estos días. Según el sector, no es una cuestión solo de dinero, es una vocación y un sentimiento, en este caso de dolor.

Así se vive en Sevilla, capital por antonomasia en España de esta celebración católica, con 70 cofradías que tenían que realizar su estación. La mayoría existe desde hace siglos. Autores de la talla de Juan de Mesa, Martínez Montañés, Rodríguez Ojeda o Cayetano González forman parte de la historia de este arte que sigue escribiendo sus páginas en esta ciudad. Ahora en el dique seco.

El mundo no se acaba, pero lo llevamos en los genes y nos hemos quedado huérfanos”, asegura el presidente de la Asociación Gremial de Arte Sacro de Sevilla, el bordador Francisco Carrera Paquili, cuando habla de su trabajo y de la Semana Santa en una Sevilla vacía. Una ciudad que huele más a azahar pero sin nadie que lo perciba.

Este hermano de la hermandad del Cerro jamás en la vida hubiera pensado que tendría que cerrar su taller en plena ebullición de la Cuaresma y que se iban a quedar en sus manos obras ya ultimadas. Es el caso de los faldones del paso del Cristo del Cachorro y el estandarte de esta hermandad recién restaurado.

Se trata de piezas muy elaboradas, que requieren mucho tiempo de trabajo a mano, tanto que los pedidos se realizan de un año para otro. Ante esta situación ha planteado un ERTE para su plantilla conformada por seis personas.  “No puedo aguantar la situación. Los autónomos lo tenemos complicado”, asegura el bordador, que también trabaja en el mundo de la moda y lo ha hecho para firmas internacionales como Loewe.

Incertidumbre

Al orfebre José Delgado, con 38 años de oficio y un sinfín de trabajos a sus espaldas, le ocurre igual. “Ha sido una Cuaresma distinta. Sale uno a la calle por necesidad y parece que está cometiendo un delito”. Y va más allá porque, a su juicio, el problema va a ser afrontar la incertidumbre que se avecina para todo el mundo y para las hermandades también, refiriéndose al encargo de futuros trabajos.

“Tendrán otras prioridades. El pan está por encima del arte pero resistirá siempre porque el hombre no puede vivir sin él. Es un alimento espiritual”, remarca el orfebre.

La costura también es un arte. María del Río lleva las riendas de la Antigua Casa Rodríguez, un negocio familiar que comenzó haciendo pelucas para imágenes de cristos y vírgenes. Allí se puede encontrar todo lo relacionado con el atuendo de los nazarenos y costaleros y artículos cofrades.

Desde Sevilla hace trabajo para toda España, Filipinas, Sudamérica y Estados Unidos y tiene más de dos siglos de vida, tiempo que llevaba sin cerrar sus puertas. “Es la primera vez que he tenido que cerrar la tienda, con cientos de túnicas ya terminadas, y más en Cuaresma”.

Ni en la guerra

Ni durante la Guerra Civil ni en la posguerra la cerró su tío, responsable del negocio en aquellas fechas cuando no tenían dinero ni para comprar el cartón para hacer los capirotes. La gente traía lo que tenía en sus casas y en la tienda se les confeccionaba”, recuerda con optimismo María. Así mira al futuro al pensar que la tradición cofrade no se va a perder: “los pequeños vienen pisando fuerte”.

La Semana Santa es otro pilar importante para las floristerías. El floristero Joaquín Gómez recuerda otras cuaresmas con un agobio dulce. “Lo de ahora es amargo. Se sobrelleva porque antes que nada está la salud, pero es muy duro para los negocios y para los cofrades”. No puede evitar pensar que ahora mismo la floristería Híspalis estaría repleta de pedidos y las furgonetas cargadas para adornar los pasos de las 15 hermandades que viste.

El imaginero José Antonio Navarro Arteaga ha vivido este confinamiento ultimando trabajos, pero dos soldados romanos, dos ladrones, un Barrabás y un San Juan se han quedado mirándose las caras en su taller del barrio de Triana. Tenían que partir para varios puntos de España pero no ha podido ser. “Todo es muy raro y con sentimientos encontrados porque este parón te hace reflexionar no solo en lo profesional sino también en lo personal”.

La penitencia este año va dedicada a esas personas que han perdido a sus seres queridos por el coronavirus”. En lo laboral, calma tensa. Los trabajos se encargan de un año para otro y él confía plenamente en que las hermandades lo seguirán haciendo.

Bandas de música

Otra pieza fundamental en la estación de penitencia de muchas hermandades son las bandas de música. Amadora Mercado, una joven de 26 años, es la directora de La Oliva de Salteras (Sevilla). La banda cuenta con más de un siglo de historia y toca a diario durante la Semana Santa haciendo doblete el Miércoles Santo.

“Es nuestra época fuerte porque la banda, con unas 90 personas, se mantiene a flote gracias a estos contratos y no sabemos qué va a pasar –en la parte económica– hasta que no pasen estas fechas y las hermandades se reúnan”. Todo ello tras vivir una Cuaresma, a partir del decreto de alarma, sin realizar ningún tipo de conciertos ni ensayos.

La cerería es otro sector afectado con un problema añadido: no es perecedero pero ¿dónde guardan la cantidad de cera, en formas de velas corrientes, de flores y cirios, que ya está hecha?. Esa cuestión se la plantea Manuel López, uno de los responsables de la antigua Cerería del Salvador, fundada en 1845, y que surte de este material a más de 500 hermandades y asociaciones a nivel nacional. Se hace todo a mano y también han planteado otro ERTE ante este cierre.

Por primera vez desde 1933, en plena II República, no habrá procesiones de Semana Santa en la capital andaluza. La declaración del estado de alerta en España supuso el cambio definitivo en el guión. La medida puede tener un impacto económico de hasta 400 millones de euros, según el estudio de la Asociación Sevillana de Empresarios Turísticos (ASET) y Caixabank. Ese montante supone el 1,3% del PIB local.

Turismo y restaurantes

Los empresarios turísticos con todas las reservas anuladas lo están pasando mal, al igual que el sector de la restauración. Desde la Asociación de Hostelería de Sevilla tienen un doble pesar porque además de hosteleros son cofrades y sevillanos. Es una pena que todo esté vacío, pasaremos esta racha como podamos y estamos de nuevo en esta típica cuenta atrás”, subrayan desde la misma con más de un año por delante.

Esta asociación lanzó hace unas semanas una campaña visual en redes sociales para que los bares no caigan en el olvido en este periodo de confinamiento.

Las hermandades están viviendo este periodo con normalidad. Desde la hermandad de La Macarena aseguran que no está siendo traumático. A cambio centra sus esfuerzos en potenciar sus fines sociales hacia los que peor lo están pasando en esta crisis sanitaria.

Al igual que la Hermandad del Gran Poder. Según su hermano mayor, Félix Ríos, se está viviendo con mucha naturalidad. "La Semana Santa es un aspecto muy parcial de la gravedad del momento actual. Lo viviremos desde la fe participando en los cultos a través de internet y no hay más".

Semana Santa virtual

Todo aquel que lo desee podrá vivir esta Semana Santa de una manera especial, de forma virtual. Para ello, el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla está preparando esta Semana de Pasión adaptada al tiempo de confinamiento.

El Consejo va a desarrollar tres acciones principales desde sus perfiles oficiales en redes sociales. A través de Twitter, organizará una estación de penitencia virtual diaria con el objetivo de que los cofrades, en cada una de estas jornadas, tengan la posibilidad de completar su estación desde casa por medio de vídeos y publicaciones.

Además, en su canal de YouTube y de la página de Facebook, se facilitarán imágenes de las procesiones correspondientes a cada día y se propiciará la retransmisión de misas el Domingo de Ramos, el Jueves y Viernes Santo y el Domingo de Resurrección.

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