Puerto Serrano (Cádiz) es una de las 20 localidades más pobres de España con más de mil habitantes. Con 6.898 vecinos, según cuantificó el INE en 2024, su renta bruta media es de tan solo 15.288 euros.
Lo ha certificado la Agencia Tributaria esta semana, al publicar la estadística de los declarantes del IRPF por municipios del año 2023. También es una localidad por la que circulan diariamente numerosos coches de alta gama.
No es que estén de paso los Mercedes GLC 220d, ni los Jeep Avenger o Grand Cherokee. Muchos de ellos, con los cristales traseros tintados. En menos de 10 minutos se avistan cinco vehículos de este segmento.
"Hay pedazos de carros", ilustra un agente de la Guardia Civil de la zona a EL ESPAÑOL. También detalla el motivo. "Los cultivos de marihuana". No sólo en Puerto Serrano, sino en otras localidades cercanas como Bornos, Olvera o Villamartín, que antiguamente se nutrían de los jornales de un campo en el que hoy nadie quiere trabajar.
Algunos de estos coches paran, con los cuatro pilotos parpadeantes, para realizar una compra puntual o echar un café en alguna de las cafeterías. Es casi mediodía, laborable, en un pueblo en el que sólo 3.737 vecinos —menos de la mitad de su población— presenta declaración de la renta.
Como este, hay otras muchas localidades en los que los cultivos de marihuana han proliferado por sus enormes ganancias, la buena conexión por carretera con Málaga o Sevilla e incluso con el Campo de Gibraltar a través de la A-381.
Pero Puerto Serrano, por su nivel de renta y por recientes sucesos de torturas por drogas entre miembros de un mismo clan, es paradigmático.
También, porque del pueblo es Francisco Javier Ramos, 'El Patrón', el líder del Clan de Los Piñitos. Poseedor de un Porsche Panamera en el que circulaba —y circula hoy— con su lugarteniente, El Ratón.
Salió de prisión en enero, tras su detención en una redada en 2022, y regresó a su vivienda en la avenida Guadalete, a las afueras de la localidad. Fue recibido por su familia y vecinos con honores y una fiesta.
Imagen de una céntrica plaza peatonal de Puerto Serrano.
La calle es una vía larga y sin salida, donde huele fuertemente a marihuana. Acaba en una rotonda en la que sólo se puede cambiar el sentido de la marcha. Por tanto, es de muy difícil vigilancia policial.
El Patrón adquirió hace un tiempo numerosas viviendas en su barrio. Todas pegadas entre sí. ¿El precio medio? Actualmente es posible adquirir una, de cuatro dormitorios, 120 metros y patio trasero por 12.300 euros.
La Guardia Civil ya tiene constancia además de que el líder del clan "ha comenzado a adquirir también viviendas en el centro de Puerto Serrano".
"Las comunican entre sí mediante puertas estancas. Si no se tiene constancia visual, no te dan una orden judicial para entrar. Y puede ser que te den una orden para una vivienda, pero si te encuentras con esa puerta, no puedes entrar".
Imagen de una de las operaciones policiales contra el narcotráfico desarrolladas en Puerto Serrano.
"El 80% de los vecinos del pueblo son maravillosos. El 20% restante, horrible", precisa este agente de la Benemérita. "Antiguamente iban a la aceituna, a la fresa... ahora es más fácil llenar tres habitaciones de plantas de marihuana y tener 4 producciones al año".
¿La preinstalación de la plantación? Una inversión de 6.000 euros, entre focos, ventilación, filtros de partículas... "La hacen ellos mismos". A partir de ahí, la siembra.
"El cálculo es que de mil plantas se sacan 20 kilos. Ellos venden a 2 euros el gramo. Con esa instalación indoor se sacan entre tres y cuatro cosechas cada tres meses. Es decir, 120.000 o 140.000 euros".
Ellos siembran, recolectan y envasan al vacío. La cosecha "las compran mafias albanokosovares, holandesas o polacas, y se la llevan al norte de Europa". Con esas cifras, y pese a que la zona del pueblo figure como extremadamente deprimida, "las casas por dentro son de lujo".
La introducción en el mundillo entraña más riesgos. "Hoy los chavales se van a Sevilla con la novia o un colega, se traen 20 gramos de cocaína, la cortan con espidifén y otras cosas y sacan 100 gramos. Es que hay gente que no trabaja y se dedica a eso". Se inician con el menudeo, y de ahí, a la marihuana.
¿Las penas por cultivarla? "Hay permisividad legal. A no ser que se trafique con drogas duras, las penas oscilan entre el año y medio y los tres años, y se suelen conmutar por multas o por trabajos sociales. Sale rentable el negocio".
Uno de los establecimientos de hostelería de Puerto Serrano, esta semana a medidía.
"Los pueblos de la Sierra [de Cádiz] tienen un problema muy grande", resume a este periódico Víctor Carrasco, secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Cádiz. Porque "las dotaciones están basadas en la delincuencia que existía en los años 90, cuando había cuatro furtivos, algún hurto y muy poca droga".
No hay una policía judicial en la zona que investigue. ¿El menudeo? "No trae cuenta investigarlo. Es dificilísimo de erradicar. En la Sierra se montan dos operaciones antidroga al año y ya está".
Lógicamente, "cuanto menos presencia de la Guardia Civil, pues sólo hay Seguridad Ciudadana, más impunidad. Y cuando un clan de la sierra tiene éxito, se expande a otras zonas. De ahí los vuelcos de droga".
Según Jucil Cádiz, el pasado fin de semana había una patrulla para los 27.700 vecinos de Prado del Rey, El Bosque, Ubrique, Benaocaz, Villaluenga y Grazalema, que ocupan un área de 400 kilómetros cuadrados.
La situación fue similar en Villamartín, Puerto Serrano, Algodonales, Zahara y El Gastor, con una sola patrulla para 27.000 vecinos, y también en Olvera, Setenil, Torre-Alháquime y Alcalá del Valle, con 16.200 habitantes.
Así, la vigilancia policial se reduce a las patrullas de Seguridad Ciudadana que recorren los pueblos. Una patrulla para cinco ó seis municipios. Eso ocurrió el pasado fin de semana, cuando apareció asesinado Ambrosio, un lotero invidente de Ubrique.
Fue en su chalet de Tavizna, que apareció totalmente revuelto. Ambrosio había sacado dinero del banco antes de coger el autobús para pasar la tarde en su vivienda, en plena naturaleza. Recibió decenas de puñaladas, aunque solo algunas fueron mortales de necesidad.
A Ambrosio, previamente, le dieron muchos pinchazos, a modo de tortura, para que confesara algo. Por eso una de las hipótesis que no descarta la Guardia Civil es que fuese asaltado por una o varias personas en busca de dinero rápido para sufragarse las dosis.
