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El hallazgo de un narcosubmarino cargado de 6,6 toneladas de cocaína que iba directo a las aguas del Guadalquivir ha vuelto a poner el foco en este río como vía de entrada de la droga.

Al teniente coronel Óscar Remacha, responsable del área de Narcotráfico de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, no le importa reconocerlo: "Tenemos un problema ahí, se ha convertido en una autopista de la droga".

Las Fuerzas de Seguridad están tomando medidas para revertir la situación. Remacha relata a EL ESPAÑOL los pormenores de la exitosa operación que ha impedido la entrada de una descomunal cantidad de droga en un único envío.

"Hace siete meses pusimos en marcha un equipo de inteligencia marítima en el Grupo Central Antidrogas de la UCO. La idea es optimizar los recursos que tiene la Guardia Civil en la lucha contra el narco", explica el teniente coronel.

Asegura también que el principal problema en el Guadalquivir es la falta de capacidad para  "la interceptación de las narcolanchas".  "Es muy complicado", explica. Los agentes juegan con reglas distintas en el tablero frente a unos narcos que no dudan en usar armas de fuego.

Entran tantas narcolanchas a la vez por el río que a la Guardia Civil le resulta muchas veces imposible detener su avance. Por lo general, las semirrígidas están pilotadas por avezados pilotos que se conocen al dedillo la intrincada zona de las marismas.

Las lanchas rápidas suelen realizar sus acometidas de cuatro en cuatro, o de cinco en cinco, para elevar el porcentaje de éxito de cada descarga y poder eludir el control policial.

Y por ello, pese a las grandes operaciones dirigidas por la Fiscalía Antidroga, con decenas de toneladas de cocaína incautadas, el tráfico de lanchas rápidas en la zona es tan alto.

Ahí es donde entra el nuevo equipo de Inteligencia Marítima de la UCO. Una nueva división cuyo objetivo es recopilar información de interés sobre las organizaciones criminales que introducen la droga, como la que ha finalizado de forma exitosa esta  semana.

El Guadalquivir está considerado ya como una de las zonas calientes del narcotráfico en toda Europa. Los narcos lo han elegido como vía de acceso tras años de introducir su mercancía por las playas del Campo de Gibraltar.

La investigación

Hace 30 días, un aviso saltó en las investigaciones de la UCO. La información que les acababa de llegar indicaba que una gran organización latinoamericana estaba tratando de mover de una sola vez una enorme cantidad de cocaína con destino a Europa.

Se trataba del temido Primeiro Comando da Capital (PCC)el grupo más poderoso del crimen organizado de Brasil y de América del Sur en tráfico de estupefacientes.

El destinatario, según los investigadores, sería algún grupo de la mafia albanesa. Para completar el triángulo, ambas organizaciones necesitaban un enlace y echaron mano de las organizaciones que operan en la costa de Andalucía.

Gracias a sus labores de inteligencia, la UCO averiguó que había un narcosubmarino preparado ante las costas brasileñas listo para embarcar 6,6 toneladas de polvo blanco. El material iba directo al río Guadalquivir.

La UCO monitorizó la operación de descarga desde el principio. Sabía que varias lanchas rápidas saldrían a recoger la droga cuando llegase a las proximidades de la desembocadura del río.

Vieron cómo el semisumergible cruzaba en apenas 10 días de una punta a otra del Atlántico. Avisaron a las autoridades de Portugal al localizarlo en mar abierto, 500 millas náuticas al sur de las Azores y a 680 de Canarias.

Las 6,6 toneladas de droga, apiladas en centenares de paquetes envueltos en plástico de color rojo, verde y amarillo, serían dormidas en guarderías que los clanes andaluces poseen en los márgenes del Guadalquivir. Luego, sería distribuida a todo el continente.

La UCO lo evitó colaborando con la Policía portuguesa, la DEA estadounidense y la NCA del Reino Unido en la llamada operación Nautilus. Es la primera vez que se intercepta un narcosubmarino en mar abierto.