El pasado 16 de septiembre, la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO) de la Policía Nacional informaba de la incautación de un alijo de 2,3 toneladas de cocaína en un pesquero localizado en la ría de Vigo. Varios días después, asestaban otro duro golpe al tráfico de drogas interviniendo un alijo de 1,7 toneladas de coca. en el Puerto de Valencia. Hace tan solo unas semanas, en noviembre, otro envío de una ingente cantidad fue detectado e incautado repartido en dos contenedores del puerto de Algeciras. En ellos había una tonelada de la misma sustancia.

Toas estas incautaciones se suman al alijo de 11 toneladas ahora incautado en Vigo y Valencia por esa misma unidad de la Policía Nacional dedicada a luchar contra el tráfico de drogas y el crimen organizado.

Se trata de la mayor aprehensión de esta droga en la historia en Galicia. Tras ella, como en el resto de estas recientes operaciones, aparece una misma firma: la del clan de los Balcanes, la mafia que ya domina el tráfico de cocaína en toda Europa, que tiene el control del mar y de los puertos y que introduce más estupefacientes que ninguna otra organización criminal.

La UDYCO ha llevado a cabo dos operaciones de forma paralela que han supuesto un duro golpe a las redes de distribución más poderosas de Europa. En total han sido detenidas 20 personas de dos clanes diferentes de esa región europea.

En la operación llevada a cabo en Vigo se han intervenido 7.500 kilogramos de cocaína que venía oculta entre lomos de atún congelado. Durante el operativo desarrollado en Valencia han sido incautados 3.400 kilogramos de cocaína que se encontraban en dobles fondos secretos de contenedores marítimos que fingieron abandonar en el puerto valenciano.

Las investigaciones desarrolladas por la Policía Nacional y la Agencia Tributaria, que ha contado con la colaboración de otros organismos internacionales, se iniciaron de forma paralela. Gracias a las pesquisas se ha encontrado también un complejo entramado empresarial dedicado al envío de contenedores marítimos desde Latinoamérica hacia distintos puertos de la Península Ibérica.

Operación Tonara

Las investigaciones de los agentes permitieron identificar una red empresarial creada por la organización criminal para presuntamente enviar grandes partidas de cocaína desde Sudamérica hasta A Coruña, sede de la empresa utilizada para la ilícita importación. Esta empresa, se dedicaba al comercio internacional al por mayor de pescado y marisco congelado. También a la compraventa de fincas rústicas y urbanas y edificaciones y construcciones en general. La compañía compartía su sede social con otras empresas del entramado familiar y mercantil constituido al efecto.

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El empresario responsable, de origen coruñés, pretendía encubrir sus actividades ilegales en un voluminoso flujo de contenedores vía marítima. Para ello utilizaba diversas empresas en origen y siempre con destino a la Península Ibérica. Los investigadores monitorizaron durante meses la actividad de la firma del empresario. Al hacerlo detectaron envíos similares que no tenían otro objetivo que demostrar una pretendida actividad lícita que encubriera, en el momento oportuno, el transporte de la cocaína ahora incautada. Es decir, era una mera pantalla para introducir la sustancia en Europa de forma masiva.

A pesar de que varios contenedores de esta empresa fueron ya inspeccionados con anterioridad en instalaciones portuarias durante el año 2023, la confianza de la organización criminal en su método de transporte y ocultación hizo que contaminaran uno de estos contenedores con una cantidad de droga jamás intervenida en tierras gallegas y una de las más importantes en la historia del narcotráfico español y europeo.

Clan de los Balcanes

Tal y como revelan fuentes de la lucha contra el narco, el clan de los Balcanes lleva varios años colocándose a la cabeza del mercado negro de estupefacientes en Europa e incluso a nivel internacional. Solo realizan envíos de gran nivel, de enorme calado. Como el que ha detectado ahora la Policía Nacional.

Uno de los contenedores intervenidos. Policía Nacional

La Brigada Central de Estupefacientes comprobó que la organización trasladaba los contenedores al Puerto de Algeciras, y que luego desde allí los mandaban al puerto de Vigo. El estupefaciente se encontraba marcado con cuatro logotipos diferentes con los que pretendían identificar a las diferentes organizaciones criminales europeas que debían recibir el alijo.

A través de la cooperación entre fiscalías (Fiscalía Especial Antidroga de Valencia) se inició una investigación sobre la contaminación de un contenedor de carga marítima que presuntamente transportaba droga en su estructura, para lo cual habrían creado un doble fondo en su interior. Este contenedor era parte de un lote de cuatro, que llegaron al puerto de Valencia a principios del mes de noviembre, estando controlados desde entonces en el Puerto de Valencia gracias a la investigación policial.

Durante casi 30 días esos contenedores no se movieron del Puerto de Valencia. Pasado ese periodo se llegó a pensar que los habían dejado abandonados. En realidad, era parte de la estrategia de la organización criminal que se encontraba tras ellos, ya que a finales de noviembre, de manera repentina, cambiaron la empresa destinataria de la mercancía.

Esta nueva empresa solicitó la entrega de los cuatro contenedores a finales de noviembre. El administrador de esta compañía era una persona conocida por los investigadores, ya que curiosamente días antes había sido detenido en el marco de otra operación antidroga, siéndole imputados los delitos de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal.

Lejos de frustrar la operación, y dejando claro que esta empresa era una estructura fraudulenta creada ex profeso para simular operaciones de comercio internacional en las que camuflar envíos de cocaína, la investigación siguió su curso.

Finalmente, el 29 de noviembre, el primero de los contenedores del lote salió del puerto de Valencia y fue desplazado hasta un descampado en las proximidades de esa misma ciudad. En dicho lugar permaneció estacionado toda la noche, obligando a mantener la vigilancia constante sobre el mismo.

Al día siguiente se despacharon los restantes contenedores, obligando a los investigadores a realizar simultáneamente el seguimiento de los tres contenedores, hasta que todos ellos coincidieron en un polígono industrial de la localidad valenciana de Xirivella.

El primer contenedor que fue liberado la noche anterior del puerto, también fue trasladado hasta Xirivella a primera hora de la mañana, permaneciendo en la zona hasta que consiguieron contactar con los destinatarios finales de la mercancía que se encontraban ocultos y vigilantes en un restaurante cercano, procediendo entonces a estacionar el camión y la carga en una nave próxima al mismo.

Detenciones

Mientras todo ello sucedía, los investigadores confirmaron como una furgoneta ocupada por un único hombre daba vueltas al polígono en claras funciones de contravigilancia. Poco después, el equipo encargado de seguir al segundo contenedor indicó su llegada a la misma zona. Al hacerlo se encontraron al mismo varón que gestionó el estacionamiento del primero de los contenedores, coordinando el segundo a su llegada a la nave.

En ese momento los miembros de la organización no realizaron ningún ademán de iniciar la descarga, evitando aproximarse a ellos por si trajeran algún tipo de seguimiento policial. Mientras tanto, los restantes integrantes de la organización criminal, que viajaban en tres vehículos circulando por el polígono industrial, estacionaron brevemente en distintos puntos sin perder de vista la nave, e incluso transportaron a otros miembros de la organización.

Ante la llegada del tercer contenedor se pudo confirmar cómo éste es estacionado en el exterior de la nave, momento en cual se detectó que varios varones habían accedido al interior, mientras que los demás se alejan de forma escalonada y a pie.

Posteriormente varios de los investigados, transcurrido un tiempo prudencial, se reunieron en el restaurante, para dirigirse hacia la nave industrial. En ese momento se decidió intervenir de manera simultánea. Para llevar a cabo el operativo se hizo necesaria la presencia del Grupo de Operaciones Especiales (GOES).