España ha decidido pasar página en lo que respecta a la gestión de la pandemia de la Covid-19. El Gobierno ha trazado un plan enfocado a reforzar la salud pública, donde el conteo de positivos y muertos diarios queda relegado a un segundo plano.

El proyecto, anunciado el pasado jueves por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, tiene como principal objetivo la vigilancia centinela: un modelo de seguimiento similar al que se usa para la gripe, que no será una realidad hasta el primer trimestre de 2023.

La fecha de su puesta en marcha preocupa a algunas Comunidades autónomas y a la mayoría de los expertos en el área, pues consideran que, teniendo en cuenta que los primeros casos de gripe se dan en otoño, "enero ya es muy tarde".

Según los asesores de Salud Pública de las regiones, el problema es que si el sistema se pone en marcha en enero de 2023, la campaña de la gripe que empieza en otoño no estaría bien "analizada".

Salvador Peiró, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, es una de esas voces que ven negativo que el sistema de vigilancia centinela de la Covid se haya programado para enero.

"La temporada de la gripe empieza la semana 40 del año (octubre y noviembre), lo normal sería que el sistema de vigilancia estuviera listo para cuando lleguen esas fechas", explica.

Desde las Comunidades autónomas denuncian que los tiempos son "muy largos". Sobre todo, porque la mayoría ya tiene redes centinela para vigilar otros virus como el de la gripe. "El sistema está montado, es una cuestión de mejorarlo y contratar más profesionales", insisten.

Los médicos de Atención Primaria, saturados tras seis olas epidemiológicas, creen que la solución pasa por ahí: aumentar más las plantillas. Muchas regiones están terminando sus contactos Covid y no fichan a más gente. Por ello, los profesionales consideran que la falta de médicos puede ser un problema.

"El momento para ponerlo en marcha es desde ahora hasta verano, pero en verano las plantillas se reducen por las vacaciones", explican fuentes de la profesión.

Aun así, las regiones aseguran que van a poner todo de su parte y que todo depende de que no haya "una nueva oleada Covid que desborde la Primaria".

Peiró ve necesario el nuevo modelo de vigilancia Covid porque, tal y como se hace ahora, "con los datos Covid semanales", se están tomando decisiones con "dos o tres semanas de retraso".

El también director del área de Investigación en servicios de salud del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP) de la Comunidad Valenciana insiste en que con la vigilancia centinela es más fácil saber cuándo "empiezan los brotes, los casos graves y a qué población está afectando". Añade, además, que sin saber cuántos casos se hospitalizan por Covid y con Covid "no podemos valorar la gravedad de la epidemia".

A la pregunta de si ve una gran dificultad a la hora de poner en marcha el sistema, Salvador Peiró reitera un contundente "no". "Es un sistema europeo y mundial y hay que cuadrarlo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con la OCDE. España debe adaptarse a sus apreciaciones e, incluso, añadir las suyas propias".

Consecuencias

Las Comunidades autónomas y los expertos en salud pública creen que el mayor problema de no vigilar bien la Covid el próximo otoño es su coincidencia con la gripe y el virus sincitial respiratorio (VSR), que no han tenido casi presencia estas dos temporadas gracias al uso de la mascarilla.

"Nos metemos en una epidemia combinada de gripe, Covid y VRS que nos complica más todo", lamenta. Y es que, como recuerda este epidemiólogo, "la gripe ya colapsa los hospitales todas las temporadas. Unirlo a otras dos dolencias respiratorias más puede ser "fatal".

La nula aparición de casos de gripe durante estos dos años pone "nerviosos" a los expertos de salud pública de los hospitales. Cuando la gripe y el VRS están inactivos un tiempo, suelen volver con más fuerza y eso les supone una gran incertidumbre que quieren combatir con "información".

Qué es centinela

El sistema de vigilancia centinela propuesto por Sanidad, y que se está desarrollando a través de un grupo de trabajo, se basa en dos niveles de control: las infecciones respiratorias agudas leves (IRAS) en atención primaria y graves (IRAG) en atención hospitalaria.

Las redes centinelas sanitarias no son algo ajeno al sector, pues son cada vez más utilizadas en el estudio de problemas relacionados con la salud. Actualmente, ya se usan para la gripe y otros virus respiratorios.

Para su funcionamiento, cada Comunidad autónoma cuenta con equipos de médicos y pediatras de atención primaria e, incluso, personal de enfermería. Esos equipos forman grupos acordes a la población que van recabando los datos.

A partir de ahí se crean los grupos poblacionales sobre los que tomar muestras periódicas y elaborar estudios e informes que reflejen la situación epidemiológica de la zona acorde a las peticiones.

A modo de ejemplo, la Comunidad de Madrid ha tenido procesos vigilados por una Red de Médicos Centinela para la hepatitis A, el sarampión, la parotiditis y muchas más. En la actualidad se vigila la gripe (que lleva vigente desde 1991), las crisis asmáticas (desde 1992) y la varicela y el herpes zóster (desde 1996).

La secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, añadía esta semana que esta vigilancia centinela se va a reforzar, además, con la monitorización de aguas residuales.

El análisis de las aguas residuales para ver si hay rastros de Covid-19 es un modelo que ya funciona en la Comunidad de Madrid desde comienzos de la pandemia y ha sido una de las grandes reclamaciones del Partido Popular desde el Congreso de los Diputados.

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