El fin de semana del 9 y 10 de enero la Policía Nacional detuvo a tres hombres en Barcelona por su presunta filiación yihadista. Las tres primeras detenciones del año se produjeron en Cataluña, la comunidad autónoma donde más se repitieron arrestos de terroristas activos en 2020.

Según los datos del Ministerio del Interior, 11 de las 37 detenciones de yihadistas el año pasado se llevaron a cabo en suelo catalán: ocho en Barcelona, una en Gerona y otras dos en Tarragona. Por cada cuatro arrestos de islamistas en España, uno estaba en Cataluña.

Si se observa el mapa colgado en la web del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska se puede observar un cinturón que recorre toda la costa mediterránea sobre el que se ha realizado el grueso de las operaciones: “La Comunidad Valenciana en un lugar de referencia para esta gente por las líneas marítimas que tiene y por los vuelos directos a Argelia. Además, la industria agrícola es un elemento a tener en cuenta, se sienten cómodos en estos ambientes”, explican fuentes policiales.

Mapa con todos los detenidos por yihadismo y las operaciones policiales de 2020.

Pero, ¿qué tiene Cataluña para que se dé esta concentración islamista? “Donde hay yihadistas es porque hay logística, y si hay logística es porque hay población musulmana”, resume a EL ESPAÑOL un experto en inteligencia y defensa que prefiere mantener el anonimato.

En nuestro país hay dos millones de personas musulmanas, de las que medio millón se encuentra en Cataluña. Las primeras generaciones fueron allí atraídas por la riqueza. El campo y las fábricas prometían un futuro mejor, aunque finalmente se convirtieron en mano de obra barata para los dueños de las fincas y del tejido industrial.

Al desencanto y la frustración de muchos por la realidad, se han ido sumando los cantos de sirena quienes prometen una vida mejor, incluso eterna, si se acaba con los infieles. “Una ideología que le da sentido a tu vida, incluso en el más allá, es muy poderosa”, resume el periodista experto en yihadismo Eduardo Martín de Pozuelo.

Pero esa forma de captación, en la que juegan un papel fundamental las mezquitas de corte salafista en Cataluña, corresponden al pasado. Los tentáculos del terrorismo han ido moldeándose a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías.

En la inmensa mayoría de las mezquitas, los líderes tienen un mensaje moderado, como en el resto de España. No son un elemento de preocupación”, explican a este diario fuentes de la Comisaría General de Información (CGI), el brazo policial que se dedica a buscar y controlar a elementos radicalizados. 

Aunque en la actulidad el foco está puesto en la radicalización en internet, desde 2017 se ha expulsado a 17 imanes de España por el mensaje que trasladaban en sus centros religiosos por considerarse un peligro para la Seguridad Nacional.

Perfil del detenido

Los tres últimos yihadistas detenidos llegaron a España en patera. Desde la CGI explican que estos son los casos menos frecuentes. “Los terroristas de Las Ramblas hablaban catalán, eran del Barça, tenían cuentas en La Caixa. Eran de aquí. Su problema no era de integración, sino de desintegración. Se han criado con nosotros y nuestro mensaje de igualdad y respeto falló”, resume Martín de Pozuelo.

Aun así, las 37 detenciones de 2020 reflejan un descenso significativo respecto a 2019, cuando se realizaron 67. La situación de la pandemia por Covid-19, explican fuentes policiales, favoreció que los terroristas tuviesen menos actividad y, en general, la reducción del crimen organizado.

La Policía define el perfil de los yihadistas arrestados: “Son hombres, de entre 20 y 30 años de edad, que se autorradicaliza solo o en pequeños grupos y que tiene contacto con terroristas de fuera, principalmente por internet. Son de aquí, ya sean nacidos o nacionalizados, y pueden llegar por vías regulares o irregulares, aunque estos úñtimos son los menos casos”, aclara un portavoz del Cuerpo.

¿Y los lobos solitarios? Este perfil constituye uno de los más peligrosos. Personas que, por su cuenta, sin una organización que los rodee físicamente, deciden inmolarse o coger un cuchillo y acabar con la vida de inocentes. "Con estos hay poco que hacer, son casos perdidos", explican fuentes expertas.

En los últimos meses se ha detenido a varias personas de este corte. Los que ocuparon más líneas en los medios de comunicación fueron el caso de de Guadalix de la Sierra y el de Las Rozas, ambos municipios de Madrid. “Aunque haya habido más detenciones en Cataluña, donde más operaciones se realiza es en Madrid, y ese es el índice que verdaderamente nos señala el estado de la situación”, analizan fuentes policiales.

Nuevo rumbo

La amenaza terrorista internacional dio un giro en julio de 2014. En Mosul (Irak), un hombre con barba gris y ropa negra daba un discurso el primer viernes de Ramadán. Se llamaba Abú Bakr al Baghdadi, el que más tarde se autoproclamó califa del Estado Islámico.

"Yo soy el líder que os preside, aunque no soy el mejor de entre vosotros, así que si tengo razón, ayudadme. Si veis que estoy equivocado, aconsejadme y devolvedme al camino correcto y obedecedme mientras yo obedezca a Alá", manifestó.

Desde entonces todos somos sus enemigos. Todos los que defendemos valores laicos, progresistas y de integración estamos amenazados”, razona el periodista experto en yihadismo. 

Desde 2014, los ataques, así como las operaciones policiales para evitarlos, se han sucedido en lugares emblemáticos para Occidente. “Buscan sitios de gran impacto mediático, ciudades grandes, cosmopolitas, símbolos del laicismo”, explica Martín de Pozuelo. Los asesinatos en París, Londres o Barcelona están grabados en la retina de cualquier ciudadano europeo.

Con Siria e Irak en el punto de mira de la comunidad internacional, desde el Centro de Seguridad Internacional (adscrito a la Universidad Francisco de Vitoria), la doctora María Ángeles Muñoz cree que “la Unión Europea debería establecer un plan europeo de seguimiento y control de retornados” desde esos dos países “por el especial impacto en ellos tanto de la guerra como de la connivencia con el terrorismo internacional”.

Ante el fenómeno del terrorismo internacional, Muñoz sugiere que se deberían “generar estrategias coherentes, aumentar la confianza entre países y favorecer la colaboración entre organismos de seguridad”. El papel de España es fundamental, al conformar junto con Grecia e Italia el grueso de las fronteras exteriores de la Unión. Además, nuestro país es reclamado por el "Califato universal" como parte de su territorio por el pasado de Al-Andalus.

“Frontex debe contar con mayores medios para afrontar los desafíos. La UE necesita conocer quién entra o sale de su territorio, seguridad exterior e interior están interconectadas. La detección de riesgos respecto a las entradas es esencial, y también la prevención de la radicalización dentro de la UE”, explica.