Madrid es un verso suelto en España. Su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, se reunió el miércoles en Ávila con su homólogo castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco y el castellanomanchego Emiliano García Page para perimetrar juntos las tres regiones limítrofes. La madrileña, convertida en el principal azote contra Pedro Sánchez desde que estalló la pandemia, optó por romper el pacto de forma unilateral pidiendo "hablar la última" en una comparecencia institucional. 

Los tres líderes se citaron en un punto intermedio, Ávila, para cerrar la letra pequeña de una medida que tomarían de manera consensuada, "por ser autonomías colindantes". A posteriori, los mandatarios compartirían la decisión en una comparecencia pública común que "transmitiera a la ciudadanía que somos capaces de aparcar los colores políticos y anteponer la batalla común frente al virus". 

La reunión transcurrió "con toda normalidad", según describen a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras de la cita. Page y Mañueco dejaron claro que era inviable confinar por días, como propuso Ayuso. "Pero la presidenta no dijo nada. Simplemente calló". Los dos presidentes salieron de la reunión "absolutamente convencidos de que había un pacto a tres". 

La llamada

Tras supuestamente consensuar los términos del cierre perimetral de las tres autonomías hasta el 9 de noviembre, la madrileña se ausentó de la sala unos minutos con la excusa de ir al baño. "Allí debió recibir una llamada que le cambió completamente el guion", resumen las mismas fuentes.

Díaz Ayuso optó por mantener en secreto que se descolgaba del pacto global sin advertir a sus homólogos de los términos de su intervención: Mañueco y Page se enteraron de que Madrid pediría cerrar solo los días festivos en la misma rueda de prensa que ellos mismos participaron. "En ningún momento contó lo que iba a decir. Simplemente pidió hablar la última en la rueda de prensa", alegan.

En la Puerta del Sol, sede de la Comunidad de Madrid, se desmarcan de la "incredulidad" con la que se encajaron la noticia Mañueco y Page y aseguran que "en la reunión explicó su postura y lo que iba a defender". Una afirmación que desmienten en Castilla y León y en Castilla-La Mancha. De hecho, durante las intervenciones que precedieron a Ayuso, Mañueco y Page hablaron de "coordinación", "cordialidad" y "entendimiento" entre las tres regiones, dando a entender que la decisión de cerrar hasta el 9 de noviembre era compartida por los tres líderes. 

"Desmarque"

La delegación de Castilla y León y Castilla-La Mancha presentes en la comparecencia institucional no daban crédito ante la "improvisación" y el "desmarque" de Ayuso, que se tiró a la yugular de Sánchez acusándolo de fomentar la "madrileñofobia". A continuación, reveló que enviaría una carta al presidente del Gobierno para solicitarle "cerrar por días y no directamente durante siete días consecutivos".

El caos se volvió a apoderar de Madrid este jueves, donde nadie sabía si se podría salir de la región durante el fin de semana o no. Fuentes del PP aseguraban que "el real decreto habla de una semana, pero no indica que tengan que ser días consecutivos".

La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, culpaba a la presidenta de Madrid de actuar de "forma calculada" para crear confusión. Finalmente, el Gobierno optó por no alimentar la polémica y permitir a Madrid cerrar solo durante el Puente de Todos los Santos y el de la Almudena. El equipo de Ayuso esquivó el malestar de Castilla-La Mancha y Castilla y León celebrando la decisión final de Moncloa: "¡Victoria!". 

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