Que la monarquía no pasa por uno de sus mejores momentos en nuestro país es algo que no extraña a nadie. Escándalo político tras escándalo político, y en mitad de una pandemia, el último foco que se ha posado sobre la Zarzuela es una foto antigua, en blanco y negro, que ha exhibido Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, para vincular a la institución con la extrema derecha.

"Vox tiene aquí, desgraciadamente, 52 diputados. Pero en realidad son 53, porque tiene uno en la Zarzuela". En la mano de Rufián, una imagen que apenas se visulumbraba con los tiros de cámara.

Un jovencísimo Felipe VI, con un peluche en la mano izquierda, saluda a Francisco Franco, en ese momento Jefe del Estado, en las escaleras del Pazo de Meirás. Es verano, plenas vacaciones. Los entonces Príncipes de España y sus hijos, los infantes, comparten asueto estival con la que, en ese momento, es aún la primera familia del país.

Es el 8 de agosto de 1975. Al dictador apenas le quedan cuatro meses de vida. El hoy Rey tiene 7 años.

Gabriel Rufián pregunta al ministro de Justicia

El "abuelo" Franco

Las vacaciones de la Familia Real en Meirás se sucedieron durante varios años. Eran bastante sombrías y aburridas: en aquellos momentos, los príncipes de España estaban aún tratando de ganarse el favor de Franco y que, finalmente, su sucesor al frente de la Jefatura del Estado fuera el Borbón y Borbón. Nadie más.

Dentro de esa estrategia de convencimiento, Juanito decidió pasar, de 1968 en adelante, los meses de agosto al lado del Generalísimo. Según contaba la periodista Pilar Eyre en su libro Franco Confidencial, los Borbón y Grecia tenían que llamar “abuelo” a Franco. Hubo que adiestrarlos. El propio Felipe VI y a sus hermanas tuvieron que aprender el nuevo término con el que habían de apelar a aquel militar que nada les tocaba.

Finalmente, el 22 de julio de 1969 el dictador propuso, y las Cortes acataron, que al producirse la vacante en la Jefatura del Estado, se instaurase la Corona en la persona de Juan Carlos de Borbón. Eso no interrumpió los veraneos gallegos, que siguieron hasta que Franco falleció.

Juan Carlos y Sofía rompen su cama

No es la única anécdota que han atestiguado los gruesos muros de Meirás. Juan Carlos y Sofía rompieron la cama de su dormitorio la primera noche que pasaron en el pazo. Lo relata Jaime Peñafiel en Los ochenta años de Sofía. La entonces princesa estaba muy azorada, avergonzadísima: no quería que nadie se enterase.

Tanto era el rubor que aquella primera noche optaron por el silencio y dormir en el suelo. Al día siguiente, fue Juan Carlos quien lo comentó durante el desayuno. Rápidamente se les sustituyó.

La Familia Real en Meirás con Franco.

Los príncipes de España pasaban como unos miembros más de la familia Franco durante aquellas semanas. Caza, mesa, juegos. Mientras Juan Carlos y Sofía cenaban con Franco y Carmen Polo -comidas escuetísimas, “caldo gallego y una rodaja de merluza”, en bandejas en una pequeña habitación lúgubre, decorada con trofeos de caza- frente al televisor, los infantes se entretenían con los nietos del dictador.

Se habla francés

En aquellos años, además, Sofía no se defendía aún bien en castellano. De hecho, según relatan los periodistas de la época, hablaba con Carmen Polo en francés. Mientras, Juan Carlos acompañaba a Franco a cacerías, y charlaban mientras el que sería rey se encendía un cigarro. También navegaban en la emabarcación del dictador, el yate Azor.

Tan sólo unas semanas más tarde del momento que refleja la fotografía con la que este miércoles Rufián ha querido relacionar a la monarquía con la extrema derecha, Franco ingresó en el Hospital de la Paz y agonizaba. En 1976, Juan Carlos, ya rey, volvió a la que había sido su zona de veraneo, pero con un propósito bien distinto: presidir el primer Consejo de Ministros del Gobierno liderado por Adolfo Suárez, y amnistiar los delitos políticos. No era su primera vez: en 1974 y con Franco enfermo, ya le había suplido.

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