Meneses de Campos (Palencia)

El primo de Pablo Casado es uno de esos alcaldes de esa España vaciada que sólo llega a Madrid a través de los rumores. Cuando se va a dormir y ve que el alumbrado público no se ha encendido en su Meneses de Campos (Palencia), se levanta a hacerlo manualmente y a apagarlo cuando a la claridad aún no se la puede considerar mañana. Rige una localidad de apenas 122 habitantes censados con el único propósito, dice, de que la gente no se lleve mal. Se llama Alberto Blanco pero para muchos es sólo eso, el primo materno de Pablo Casado. Y habla como representante de ese interior que se desangra hacia las ciudades: “A veces sueño que en la calle Mayor hay escaparates. Pero nunca los hubo y nunca los habrá”.

El mismo día en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al líder de la oposición, el popular Pablo Casado, en La Moncloa -este miércoles-, Alberto Blanco recibe a EL ESPAÑOL en el bar Los Tellos, el único en unos cuantos pueblos a la redonda. A su pesar, Blanco ha saltado a sus 63 años de la política local a copar los titulares de la prensa por un polémico proyecto que él pensaba que podía ser beneficioso para el pueblo. Por supuesto, sobre la polémica ronda siempre la sombra de ser el primo de quién es.

El Ayuntamiento de Meneses de Campos, regido por Blanco, había apoyado la instalación de una macrogranja porcina en su término municipal. Pero pronto entró la política. Se consideró que podía ser perjudicial para el medio ambiente, que el terreno cedido fuera de Guillermo Blanco -teniente de alcalde y también primo de Casado- se entendió como un trato de favor, y numerosos grupos políticos decidieron atacar la medida. Ello, a pesar de que el pueblo en un principio sí que estaba a favor. Tras el revuelo, el Ayuntamiento decidió retirar su apoyo y ahora está en manos de la Junta de Castilla y León, que decidirá si da licencia para el proyecto o no. Blanco se lava las manos.

“Lo vi como algo que no costaría dinero a la localidad, sino todo lo contrario. La inversión era de seis millones de euros y el Ayuntamiento se llevaba el 2% por la licencia, unos 120.000 euros. Si tienes en cuenta que nuestro presupuesto anual es de 168.000…”, explica mientras bebe el café, enfundado en unas gafas de sol para no contagiar su conjuntivitis. “Iba a dar 20 puestos de trabajo en la construcción y 15 cuando estuviera operativa. El pueblo ahora mismo tiene un total de 10 puestos de trabajo”, comenta, dejando asomar esa realidad del interior de la península.

Ubicado en medio de la planicie palentina y escoltado por palomares, Meneses de Campos no es un pueblo cualquiera para el imaginario de Pablo Casado. De aquí es su madre, Esther Blanco Ruiz, y, sobre todo, de aquí era su abuelo Hernán Blanco Ramos. El abuelo materno de Casado vivió los tiempos difíciles de la Guerra Civil afiliado a la UGT y estuvo a punto de ser fusilado por prestar sus servicios médicos al bando republicano.

El líder del Partido Popular no olvida esta historia y, antes de las elecciones de abril de 2019 se acercó a Meneses de Campos para visitar a su primo, en un acto al que acudieron 100 vecinos. Todo el pueblo. Sobre el Ayuntamiento colgaba una pancarta con el lema “Pablo en Meneses, como en casa”. “Había ido al pueblo de su padre y su madre le debió decir que el suyo qué”, se ríe Blanco. “Pero si hubiera venido Pablo Iglesias le habría puesto la pancarta igual. Joe, si viene se habla de Meneses y eso es bueno”, añade.

Huelga decir que, al igual que su primo, Alberto Blanco es también del Partido Popular. “Pero yo estoy afiliado desde 1987, Pablo era un niño de aquella, eh”, apuntala, sacando pecho.

Alberto Blanco, durante su conversación con EL ESPAÑOL en Meneses de Campos. Jorge Barreno

Cuando se le echaron encima

En una de las mesas del interior del bar, como para que los cuatro vecinos que toman el café en la terraza no enchufen la oreja, Alberto Blanco cuenta que esta historia que ahora le trae por el camino de la amargura empezó hace aproximadamente dos años. Él mantiene una buena relación con la empresa Aviporc, que en Palencia opera bajo el nombre de Granja Lenos, y le pareció buena idea ofrecer el municipio para la macrogranja, pensada para el estudio porcino más que para el consumo. El objetivo era construir un recinto para 2.640 cerdas madre, 500 de reposición y seis verracos.

“Aquí hay 152.000 hectáreas en las que no hay empresas, sólo pequeñas cosas de pollos y ovejas. En Segovia hay 720.000 cerdos y en Palencia sólo hay 39.000”, explica Blanco, ya algo quemado por la polémica. “Aquí no hay nada. No creo que hubiera sido una cosa mala para el municipio”, añade.

Así, hace más de un año se colgó en el tablón de anuncios del Ayuntamiento que se solicitaba una finca para el proyecto y se presentaron cinco. Entre ellas, la de su primo y teniente de alcalde, Guillermo Blanco, también primo de Casado. Esta fue la que resultó elegida por la empresa y la noticia pasó sin pena ni gloria hasta principios de este 2020 en el que ya todo se desató.

El hecho de que Alberto fuera primo de Casado, que la empresa fuera la misma que construyó su granja avícola, que el beneficiario de la adjudicación del terreno fuera primo de ambos y el factor medioambiental, provocó que todo creciera y que la tranquilidad del pueblo, que en un inicio estaba de acuerdo, se viera turbada por esos tejemanejes de la alta política. Todos se le echaron encima.

Pablo Casado y Alberto Blanco en un acto previo a las elecciones de abril de 2019. PP

Izquierda Unida en Palencia, que pidió a Unidas Podemos que tratara el asunto en el Parlamento Europeo, criticó que “este vertiginoso ritmo amenaza con convertir a la provincia en la mayor cabaña porcina del país, con las negativas consecuencias ambientales correspondientes, de despoblación, desempleo y problemas de salud pública que ello conlleva”. Ecologistas en Acción dijo que habría un impacto medioambiental desastroso por estar ubicada en un Espacio Red Natura 2000 y acusaba al Ayuntamiento de falta de transparencia por tratar de ocultar que el gran beneficiario sería Guillermo, el teniente de alcalde. Hasta Meseta Limpia, una plataforma que llevaba años fuera de juego, se reactivó con el propósito de tumbar el proyecto.

“Pablo no tenía ni idea”

Alberto, sentado en el café, siente que ha salido escaldado por sus lazos familiares con Pablo Casado. Él defiende que todo lo ha hecho por generar trabajo en el pueblo, igual que su primo Guillermo. “Él podía haber vendido las 20 hectáreas mucho más caras a la tierra de al lado, que tiene regadío. Los agricultores quieren agrupar las tierras, no segregarlas, no lo hacía por su beneficio”, explica. Pero si el pueblo no lo ve así, mejor retirar su apoyo al proyecto.

“Pensábamos que hay casas vacías que se podían vender, encontrar otra actividad, mantener el bar… todos los pueblos que nos rodean tienen ya sólo tres concejales, nosotros tenemos cinco”, comenta, relatando el triste sino de muchos pueblos de España. “La idea era que pudiera venir gente, que se pudiera quedar un chaval que no se quiera ir. Es que la gente se va. Si no hay actividad, ¿quién va a vivir aquí?”.

-¿Influyen en esta polémica sus lazos familiares?

-Prefiero no decir nada. Pero sí que se ha dado a entender que por tener lazos de parentesco con Casado habíamos hecho lo que nos había dado la gana. No es verdad. Pablo, además, ni sabía que estaba pasando esto. Luego ya sí que se lo mandé, le dije ‘esto es lo que hay’ y le conté lo que habíamos contestado.

-¿Entonces, ayuda o perjudica ser el primo de Pablo Casado?

-En este caso, a Meneses no le ha beneficiado. No digo que haya perjudicado, pero no ha beneficiado porque se ha utilizado. A la larga lo mismo sí que beneficia. Cuando llegue a ser presidente del Gobierno, que lo será por los años que tiene, igual nos puede echar una mano. ‘Oye Pablo, esta carretera, que la tenemos mala’, por ejemplo. Pero no espero tener que resolver mi vida a cuenta suya, ya la tengo resuelta. No creo que me haga ministro.- dice en broma.

Entrada a Meneses de Campos. Jorge Barreno

No se volverá a presentar

A partir de ahora ya todo queda en manos de la Junta de Castilla y León y Alberto Blanco se guarda a sí mismo, intentando alejarse de la que ha sido su mayor polémica en todas las legislaturas que ha estado al frente. Y eso que lleva tiempo: empezó como alcalde en 2003 hasta 2007 y, tras un breve parón para dedicarse a su vida profesional propia, ha vuelto a serlo desde 2011 hasta la actualidad. En las últimas elecciones sacó 57 votos de las 104 personas que acudieron a la urna. No quiere atender a los medios de comunicación para tratar la situación de la que ha sido escaldado, pero hace una excepción con este diario.

La historia de Alberto Blanco podría empezar a trazarse por la de su abuelo, Genaro, hermano de Hernán, el abuelo de Pablo Casado. Mientras que el abuelo del líder popular se fue a Valladolid a estudiar Medicina y vendió sus tierras heredadas a sus hermanos para irse a Alemania, Genaro empezó a diversificar y a emprender y plantó la semilla de la granja de gallinas que ahora regenta Alberto. Era una época en la que Hernán se quedaba en casa de su tía Leopolda y su hermano Genaro le mandaba desde el pueblo los chorizos y los huevos.

Ese parentesco familiar con el presidente de los populares ha llevado a que Casado visite Meneses de Campos en numerosas ocasiones. “No viene mucho pero sí a visitar a la familia. Ellos han vivido siempre en Palencia y tenemos una buena relación, normal entre familia. Es mi primo”, explica Blanco. Y al margen de la familia, la política: “Yo si puedo echar una mano en lo que pueda, se la echaría, porque es una persona que hace lo que tiene que hacer”.

Al margen de la polémica, Alberto Blanco se ha ido convirtiendo en uno de esos alcaldes que loaba el expresidente Mariano Rajoy, uno de esos políticos que no están en el cargo por el dinero ni por el poder, sino por ofrecer un servicio público a la ciudadanía. Mientras pasea por las calles de su pueblo, cuenta que aún tiene cheques sin cobrar guardados por algún lugar de casa, de cuando el sueldo se pagaba así, y habla con orgullo del parque infantil, de la piscina, y del bar, ese que es el único en la zona.

La finca en la que se ubicaría la macrogranja si la Junta lo aprueba. Jorge Barreno

-¿Es un trabajo muy desagradecido?

-Estaría bien que se considerara lo que se hace. Es que no se cobra. Dejas de estar con tu familia y de estar con tus amigos para hacer las cosas. Si hay problemas, priorizas los del Ayuntamiento a los tuyos propios y a veces te cuesta algo. Anda que no hay alcaldes separados por esto, y gente arruinada porque ha cogido y ha hecho mucho por su pueblo y ha dejado de hacer lo suyo. Si hoy tengo que sembrar, pero no puedo porque estoy en el Ayuntamiento y, al día siguiente, llueve… pues ya no siembro… por ejemplo.

Todo este esfuerzo ahora aparece manchado por la polémica de la macrogranja y ya hace que Blanco se lo piense dos veces. Mientras va en el coche para enseñar a este diario la finca en la que se podría construir el proyecto, desde la que no se ve ni el campanario de la iglesia, materializa sus dudas.

-¿Se va a volver a presentar a alcalde?

-No, no lo creo.

-¿Tiene todo esto algo que ver?

-Puede ser.

Noticias relacionadas