Entre las imágenes del día que se suponía que dejaría la aprobación de la última ampliación del estado de alarma en el Congreso de los Diputados, nadie sospechó que ésta se encontraría entre las afortunadas. La vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Carmen Calvo, que volvía a la Cámara, tapada hasta arriba con una manta y mascarilla.

Lo cierto es que la política, que aún no cuenta con el alta médica a pesar de haber superado el covid-19, ha pasado por momentos complicados. Durante el transcurso de su enfermedad, que no tiene una progresión lineal, ha tenido momentos regulares y otros menos buenos. La neumonía que le impidió continuar con sus labores al frente de la gestión de la crisis fue traicionera.

Quizás por eso, para este miércoles, en la que sería su gran vuelta triunfal, decidió pecar de precavida. Nada de poder empeorar de nuevo en el transcurso de la enfermedad. En este mismo escenario había tenido lugar su último acto público: también fue un pleno del Congreso, esta vez el 18 de marzo.

En esta ocasión, Calvo llegó sonriente a la Cámara a primera hora de la mañana. En el tradicional pasillo justo antes de acceder al Hemiciclo, saludaba a los periodistas. Con energía, como si nada hubiera sucedido. Lista para reanudar su actividad al pie del cañón.

Carmen Calvo entrando al Hemiciclo. EFE

"Transparencia" con su enfermedad

Fuentes del equipo de la vicepresidenta primera aseguraban a este diario que la actividad gubernamental y política de la número 2 del Gobierno no ha parado, a excepción de los tres días que requirió ingreso hospitalario: “Hemos sido muy transparentes con su enfermedad, con los resultados de las pruebas que se le hacían, con los negativos”.

Pero cuando el debate ya llevaba más de una hora, y durante la intervención del portavoz del PNV, Aitor Esteban, la vicepresidenta decidió recurrir a su mascarilla y taparse con una manta que había reposado, hasta el momento, en su bolso.

El contraste era total: Calvo, que vestía de color oscuro -quizás en señal de luto, quizás por casualidad-, se mimetizaba hasta el momento con el azul marino del escaño que ocupa. Pero la pashmina, de tono arenoso, la hacía resaltar.

El papel de Calvo

De igual modo, el papel de la vicepresidenta del Gobierno ha sido relevante, según fuentes de Moncloa, para que esta ampliación del estado de alarma saliera adelante. Calvo llamó personalmente a los líderes de ERC y del PNV para rogar un cambio de postura a ambos grupos de cara a la cuarta renovación del estado de alarma este miércoles en el Congreso.

Finalmente, con los anunciados síes del PNV y de Ciudadanos -además de la abstención del PP-, el Gobierno de Pedro Sánchez ha conseguido su objetivo. Quince días más. De momento.

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