Pedro Sánchez y Pablo Casado tendrán una primera reunión bilateral telemática el lunes por la mañana después de una semana de desaires y desencuentros verbales. El presidente del Gobierno y el presidente del PP apenas han hablado "cuatro minutos en 24 días", según desveló Casado en el pleno del miércoles. Moncloa y Génova han cerrado agendas para que a principios de semana el jefe del Ejecutivo y presidente del PP intercambien opiniones sobre cómo abordar la crisis del coronavirus para salir fortalecidos. 

El presidente del Partido Popular tiene claro que su partido apoyará al Gobierno "para acabar cuanto antes con la pandemia", según describen fuentes de la dirección nacional del partido a este diario. Sin embargo, Casado presentará sus reclamaciones a Sánchez, casi todas relacionadas con el caos de cifras que proporciona el Gobierno cinco semanas después del confinamiento de todos los españoles. 

En primer lugar, Casado exigirá a Sánchez saber "el número real de víctimas". El Gobierno solo contabiliza como fallecidos por Covid aquellas víctimas que habían dado positivo en un test previo. Sin embargo, hay un porcentaje elevado de muertes que presentaban síntomas claros de coronavirus pero murieron sin haberles hecho una prueba PCR. El líder del PP, cuyo grupo parlamentario ya ha presentado iniciativas en el Parlamento en esta dirección, insistirá al presidente en la importancia de tener unos datos reales y fiables lo antes posible.

El líder de la oposición pedirá también un testeo masivo a toda la población para tener un diagnóstico claro qué porcentaje de población ya es inmune, cuántos positivos con síntomas hay, cuántos positivos asintomáticos y quiénes son los que todavía no han sido contagiados. Además, Casado pedirá también que, "a ser posible", el material sanitario que el mando único distribuya a toda la población no sea defectuoso: ha pasado con los test y con las mascarillas. "Es una broma si no fuera porque tenemos veinte mil muertos", critican desde Génova.

Apoyo al Gobierno

Pese a los reproches y a las solicitudes, Casado quiere trasladar a Moncloa que puede contar con el Partido Popular para sacar a España de la mayor crisis sanitaria de la historia reciente. Sin embargo, el líder de la oposición dejará claro a Sánchez que su mano tendida es a él, "no a Podemos". También pedirá que "dejen de pelearse entre ellos" para que el Gobierno de coalición transmita un mismo mensaje coordinado a la ciudadanía. 

En esta línea se mostró a principios de semana José María Aznar que, desde una editorial de Faes, la fundación que preside, pidió a Casado reunirse con el Gobierno "porque esa convocatoria forma parte del deber de representar a millones de españoles", pero reclamó que el gran pacto de reconstrucción de España sea entre PSOE y PP, desvinculando por completo a Unidas Podemos, a quien acusa de querer aprovechar la crisis para propiciar un cambio de régimen. 

Ronda de consultas 

El jefe del Ejecutivo anunció el sábado pasado una inminente ronda de consultas con los portavoces de todos los grupos con representación parlamentaria porque su objetivo prioritario, decía, era reeditar los Pactos de la Moncloa del año 1977 que introdujeron a España en una democracia plena tras cuarenta años de dictadura. Las formas, sin embargo, son muy importantes en política, y el gabinete del presidente erró en la manera que eligió para anunciar que empezaban los contactos. 

Fue la ministra portavoz, María Jesús Montero, la que anunció el miércoles en rueda de prensa que Sánchez y Casado inaugurarían la ronda el mismo jueves. El anuncio pilló por sorpresa en Génova, la sede de los populares, que se enteraban al mismo tiempo que el resto de españoles de una convocatoria que no había sido propuesta, y alegaron que ya tenían la agenda completa para desmarcarse de la convocatoria que quería cerrar el presidente, que quería verse en primer lugar con el líder de la oposición. 

Finalmente Casado será el último líder en verse con Sánchez, que ha escuchado entre el jueves y el viernes a casi una veintena de representantes políticos. A todos salvo a los portavoces de Vox y Bildu, que se desmarcaron de antemano de consensuar nada con el Ejecutivo. De momento, el presidente del Gobierno se ha dedicado a tomar nota de las reivindicaciones de todos los portavoces y simplemente les ha preguntado si puede contar con ellos para una futura reunión que tiene prevista para la semana que viene en la que ya sí estén presentes telemáticamente todos aquellos que se suman en la búsqueda de soluciones para redibujar la España que quedará después del coronavirus. 

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