Sus huellas estaban en los archivos de la Policía desde 2008. Ya le habían detenido en una ocasión. Tiene una habilidad única para reactivar armas inutilizadas, y por eso muchas bandas recurren a él para que les resucite armamentos para sus golpes. 

Mantenía su discreta base de operaciones en Zamora, y desde allí, este hombre de 50 años y experto en material militar, se dedicaba a comprar armas aparentemente inservibles para darles una nueva vida. Ganaba una millonada por ello. Así fue hasta que le detuvieron hace algo más de una semana. 

La crisis del coronavirus se lo está poniendo complicado a los investigadores de la Policía Nacional. Todo resulta más complicado, particularmente a la hora de culminar las operaciones. 

En los albores del contagio exponencial de la pandemia provocada por el Covid-19 en España, un grupo de agentes de la Comisaría General de Información dieron con El Fontanero, una presa importante que no podían dejar escapar. Acabar con él esposado era algo que tenían entre ceja y ceja.

Las indagaciones llevaron desde los Balcanes a varios pisos de Zamora. La sorpresa al irrumpir en el apartamento del sospechoso fue mayúscula. "Exploramos hasta 13 apartamentos -explica a EL ESPAÑOL uno de los responsables de la investigación-. En la mayoría no encontramos nada. Pero solo de su casa sacamos 70 armas inutilizadas, 27 lanzagranadas y una gran cantidad de proyectiles. Muchos estaban inutilizados".   

Uno de los fragmentos de la letal colección de armas del detenido. Policía Nacional

En la vivienda, el arsenal estaba esparcido por doquier. Había 37 armas largas (fusiles, subfusiles, carabinas rifles y escopetas), había 70 armas cortas aparentemente inservibles, proyectiles de todo tipo, e incluso una gran cantidad de dos tipos de explosivos diferentes: pentrita y TNT.

Origen de la operación

¿Cuál es el motivo para que un hombre de 50 años, sin antecedentes por terrorismo, esconda tal cantidad de material en Zamora? ¿Por qué iba a dedicarse una persona a rehabilitar toda clase de armas para luego tenerlas almacenadas en distintos inmuebles de su propiedad? Los investigadores de esta operación revelan a EL ESPAÑOL que la respuesta a estas preguntas arranca en los atentados de Charlie Hebdo.

Cuando los hermanos Saïd y Chérif Kouachi irrumpieron a media mañana del 7 de enero de 2015 en la redacción de la revista satírica francesa lo hicieron portando armas que provenían del coleccionismo militar, inutilizadas en un principio, rehabilitadas después en una armería de la República Checa.

Tiempo después caerían en manos de los Kouachi, quienes las emplearían para disparar unas 50 veces con sus dos fusiles de asalto. Mataron a 12 personas e hirieron a otras 11 al grito de "Al·lahu-Àkbar" ("Alá es grande). Ambos fueron abatidos dos días después por la Policía francesa. 

Toda esta información la desconocían las autoridades entonces. Pero al analizar las armas empleadas por los terroristas de Al Qaeda, los investigadores de la Policía francesa y la Europol abrieron una nueva vía de investigación que ahora siguen los mejores investigadores de todos los países del mundo.

Los datos recabados les pusieron sobre la pista de un nuevo modus operandi a la hora de obtener armamento. Los delincuentes ya no se nutren solo de lo que encuentran en el mercado negro o de lo que roban cuando pueden en pequeños asaltos a domicilios particulares. "Nos dimos cuenta -explica este alto mando de la Comisaría General de Información- de que las armas inutilizadas, muchas de ellas en poder de coleccionistas privados, eran un importante recurso al que ya estaba acudiendo los criminales". 

Los agentes de la operación adentrándose en el apartamento donde guardaba las armas. Policía Nacional

Y abrieron esa vía de investigación que les ha llevado, años después, a descubrir a traficantes como El Fontanero. La cooperación internacional les puso sobre la pista de este individuo. Una intervención de la Interpol en septiembre de 2019 contra el tráfico de armas en los Balcanes acabó con el arresto de 175 personas en distintos países.

A lo largo de las indagaciones descubrieron algo que les resultó enormemente llamativo: una persona residente en Zamora enviaba piezas de armas por correo a uno de los investigados, un armero con un taller clandestino en Bulgaria.

Los agentes siguieron el rastro postal de los envíos. Se dispusieron a montar el operativo, a hacer guardia en torno a los domicilios relacionados con El Fontanero en Zamora.

Virus contra la Policía

La parte más complicada de la operación se desarrolló la semana pasada. La explosión del brote del coronavirus pilló a los agentes a punto de detener al traficante. Tuvieron que extremar al máximo las precauciones. 

"Hemos tenido muchísimas dificultades. Los juzgados ya empezaban a estar confinados. Fue realmente complicado", destacan fuentes de la operación. "Al final lo tuvimos que hacer como siempre".

"Por mucho que vayamos con guantes y mascarillas, es difícil trabajar como trabajamos siempre". Ahora toca adaptarse. Pero desde la Policía Nacional aseguran a EL ESPAÑOL que las grandes investigaciones proseguirán con normalidad.

La operación finalizó de modo exitoso. Se consiguió detener a tres españoles acusados de tenencia y tráfico ilícito de armas, depósito de armas de guerra y depósito de explosivos. El Fontanero, un virtuoso a la hora de reactivar armas de fuego, lograba colocar todo el material por internet.

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