El coronavirus pone en cuarentena garantías conquistadas estas últimas décadas al entrar en conflicto con la salud pública. Schengen, la última de ellas. Este lunes, el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, anunció la decisión de cerrar las fronteras terrestres en España tras el imparable avance del contagio por toda la geografía continental.

Momentos antes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había propuesto restringir el acceso a los países socios desde el exterior durante treinta días para contener la expansión del Covid-19.

A esto se aplicarían excepciones para permitir la entrada en territorio comunitario de ciudadanos de la UE o residentes de larga duración que regresen a casa, así como para miembros de su familia y del personal diplomático destinado en la UE. También al personal sanitario o científicos que estén trabajando en una cura y a personas que trabajen en un país vecino y deban cruzar la frontera para ello.

Asimismo, se permitirá la entrada para el transporte de bienes, puesto que "el flujo de bienes a la UE debe continuar para asegurar el suministro, incluyendo cosas esenciales como productos farmacéuticos o comida, pero también elementos que necesiten las fábricas", según explicó Von der Leyen.

30 días

Estos límites a los viajes considerados "no esenciales" se aplicarán por un periodo inicial de 30 días que podría ser prolongado si es necesario.

Para que la restricción sea efectiva, Bruselas considera que tendría que ser también aplicada por los cuatro países no comunitarios que forman parte del espacio de libre circulación Schengen: Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein.

Von der Leyen había hablado de la cuestión con Noruega y Suiza, países que han introducido medidas similares a esta y que consideraron "muy positivo" que sus ciudadanos también queden incluidos en el esquema.

La medida debe ser aprobada por cada uno de los Estados miembros.

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