España vuelve a estar al borde del bloqueo. Con las últimas encuestas antes de las elecciones generales del 10 de noviembre y a menos de una semana de la cita con las urnas, la fragmentación, los vetos declarados y la delicada situación en Cataluña convierten la investidura y la gobernabilidad en un laberinto sin salida. Todo, a expensas del trascendental debate de este lunes por la noche, llamado a marcar un punto de inflexión en una campaña más bien átona y con una gran y crucial bolsa de indecisos. 

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Según la media de los últimos sondeos publicados, incluyendo el de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, el PSOE volverá a ganar las elecciones con un 27,1% de los votos. Pedro Sánchez tendría, a diferencia de lo que le ocurrió a Mariano Rajoy en 2016, menos apoyo tras la repetición electoral. Pierde más de un punto y medio entre una cita y otra. 

El PP subiría cuatro puntos, hasta el 20,7% de los sufragios. Se recuperaría así en parte del desplome de las elecciones de abril, cuando perdió más de la mitad de los escaños, pero seguiría muy lejos de los socialistas, a más de seis puntos. La explicación hay que buscarla, de nuevo, en la división de la derecha. En abril como después del domingo, si los sondeos se cumplen, la derecha no parece poder gobernar si comparece dividida.  

Vox, tercer partido según las encuestas

La media de los sondeos sitúa a Vox como tercera fuerza política en España, con un 13,5% del total. La extrema derecha lograría así un hito del que sus aliados en Europa no fueron capaces en tan poco tiempo: llegar a ser uno de los actores clave en el país en sus primeros meses de vida institucional y no tras años o décadas de actividad política.

Lejos de los augurios que prometían su desaparición tras la irrupción de abril, menos contundente de lo que pronosticaban las encuestas, los de Santiago Abascal sí tendrían ahora un gran resultado. Ellos, de momento, prefieren no creérselo por temor a que la izquierda haga de sus expectativas electorales un acicate a la movilización del voto progresista que acabe dejando el crecimiento de Vox en papel mojado.

El hundimiento de Cs

El hundimiento de Ciudadanos es la otra gran noticia. La media de las encuestas lo sitúa en el 9,1% y en quinto lugar, tras Unidas Podemos, que baja dos puntos pero no se desploma. El hundimiento en votos de Albert Rivera y el demoledor efecto de la ley electoral sobre los partidos en posiciones más bajas heriría de muerte el proyecto de centro liberal que en 2015 supuso un soplo de aire fresco en la política española.

Durante la moción de censura, Ciudadanos era el partido preferido por los españoles en todas las encuestas. En abril ya obtuvo seis puntos menos y el domingo, según la media de sondeos, bajará en torno a otros seis. Más País lograría un discreto 3,7% de los votos.

¿Quién será investido y cómo puede gobernar?

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Sólo Sánchez tendrá la oportunidad de ser investido, sus pactos son aún más endiablados que en abril y su capacidad para sacar leyes adelante si logra un Gobierno con plenas funciones, también. 

El reparto de escaños de la última encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, publicada este domingo por la noche arroja una investidura aún más difícil para Sánchez, que paradójicamente podría ser salvado por la campana. Es decir, salvado por un ataque de responsabilidad de sus rivales políticos ante la posibilidad de que el bloqueo conduzca a unas terceras elecciones o, sencillamente, miedo al resultado de la enésima repetición. 

Este panorama arroja varias conclusiones, compartidas por otros estudios demoscópicos: el PSOE tendría menos escaños, la izquierda sumaría menos y los socialistas y Ciudadanos ya no alcanzarían juntos la mayoría absoluta sino que se quedarían muy lejos. Al mismo tiempo, la derecha sumaría más, pero sin posibilidad de investir a un candidato por la oposición de partidos nacionalistas e independentistas, que a su vez podrían ser más numerosos en el nuevo hemiciclo.

Sánchez: el PP o Frankenstein

Con este escenario, las opciones de Sánchez pasan o bien por un acuerdo con Unidas Podemos, Más País, PNV, PRC y partidos independentistas catalanes, algo que parece muy alejado del tono de campaña del PSOE y que sería impensable en la actual situación que se vive en Cataluña, o forjar una alianza con el PP a la que podría sumarse Ciudadanos. 

La única suma que, descontando a los independentistas, ahora mismo es viable para Sánchez es con el PP. Sánchez ha descartado solemnemente una "gran coalición", que es un Gobierno conjunto que en realidad nadie había considerado. Lo que no ha descartado de plano es un pacto de investidura o sobre aspectos políticos básicos con el partido de Pablo Casado, que sí rechaza, de momento y en campaña, abstenerse para facilitar la investidura de su gran rival.

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