La Policía Nacional ha desmantelado una red dedicada al secuestro de menores extranjeros no acompañados procedentes de Marruecos. Los agentes han detenido a seis personas en Almería, Cádiz, la Línea de la Concepción y Jerez de la Frontera, además de realizar registros en El Ejido (Almería), donde han intervenido material asociado a la contabilidad de los pagos que debía realizar la familia del niño, dinero en efectivo y terminales telefónicos.

Los traficantes, tras captar a los menores en su país de origen, amenazaban y exigían a sus familiares el pago de una cantidad de dinero para su traslado a España. Esa cuantía variaba en función del método de tráfico de personas que emplearan, aunque siempre trasladaban a los menores a Tánger, en primer lugar, y después a España mediante el cruce clandestino de la frontera, generalmente en patera.

La Policía Nacional desmantela una red que traficaba con menores inmigrantes en España

Tras acceder a territorio español, las Fuerzas de Seguridad detectaban a algunos menores, que ingresaban en centros de menores de Cádiz y la red criminal recibía al resto de niños. Sin embargo, los miembros del entramado contactaban con los menores, tanto los que habían captado ellos como los que procedían de otras redes, que se encontraban en los centros para sacarlos a la mayor brevedad y les ofrecían falsos pretextos para que accediesen a ser trasladados a otras provincias de España.

Amenazas de muerte y tráfico de órganos

Una vez trasladados a La Mojonera (Almería), la red materializaba el secuestro de los menores e informaba a sus familiares de la situación en la que se encontraba y de las condiciones para su liberación. Los niños vivían encerrados y atemorizados en diversas casas, desde donde esperaban que sus familiares pagaran 500 euros. Para acelerar el cobro, los miembros del entramado amenazaban a los menores y a sus familias y les avisaban de qué pasaría si la cantidad de dinero entregada no les satisfacía: los secuestrados morirían o serían empleados para el tráfico de órganos.

La red actuaba desde España de manera coordinada con otros miembros de Marruecos, quienes recibían los pagos y avisaba a la estructura de la organización de España para proceder a la liberación de las víctimas.

La voz de alarma la dio una mujer de origen marroquí el pasado verano, que detectó a tres compatriotas menores de edad en Granada en situación de desamparo. Tras las correspondientes gestiones, la Policía Nacional identificó la existencia de un entramado criminal muy peligroso que se dedicaba profesionalmente y con continuidad en el tiempo a captar menores en Marruecos.

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