José Luis Rodríguez Zapatero negoció con la banda terrorista ETA y Pedro Sánchez lo hace con los partidos separatistas. La naturaleza del diálogo no es la misma, pero el formato sí es similar. Ambas negociaciones, con interlocutores al otro lado de la mesa que tenían como objetivo último la autodeterminación de una comunidad autónoma, fueron objeto de una gran controversia pública. 

Este martes, ante los medios en el Senado, la vicepresidenta del Gobierno reconoció la figura de un "relator" o "coordinador" independiente que haga de puente entre los independentistas y los constitucionalistas. "Alguien que sea capaz de decir: 'Nos convocamos, tomo nota de lo que vais hablando', un poco ayudar", según Carmen Calvo. "Es lo que hace un relator en un congreso", añadió. Según ella, tiene que ser "alguien que entienda de política".

Horas después, fuentes de Moncloa precisaron que ese "espacio de diálogo es la mesa abierta a los partidos que en el ámbito catalán han de encontrar puntos en común que saquen a la sociedad catalana del actual escenario de fractura. Para coordinar y ayudar en esta mesa de partidos, que es horizontal, habrá un relator que coordine las reuniones y ayude en su desarrollo. Será una persona neutral y elegida de común acuerdo", según un comunicado. 

La mediación internacional de los independentistas

A ese "coordinador" en la Generalitat y en los partidos independentistas se le llama "mediador". Según un comunicado del PDeCAT de este lunes en el que hacía la exigencia a cambio de apoyar la tramitación de los Presupuestos, se trataría de "una mesa de diálogo bilateral para encontrar una solución política al conflicto de Cataluña, con la presencia de un mediador neutral que garantice el cumplimiento de los acuerdos a los que se lleguen". 

Según los 21 puntos que el president de la Generalitat, Quim Torra, entregó a Pedro Sánchez el 20 de diciembre, "es necesaria una mediación internacional que debe facilitar una negociación en igualdad". Aunque algunas informaciones apuntan a una figura de prestigio extranjera, otras hablan del PNV en ese papel de puente.

La figura de un "coordinador" o "relator" para un conflicto territorial y de tanto calado sólo tiene un precedente: los mediadores que hubo entre el Gobierno y ETA durante las sucesivas negociaciones de ambos. 

Las negociaciones con ETA

En 1986 arrancaron los encuentros que más se prolongaron con la banda terrorista. Las negociaciones de Argel -bautizadas así por celebrarse en la capital del país africano- se prolongaron durante dos años. Dos años de altibajos, de rupturas, de supuestos acercamientos de posiciones.

El secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, y el dirigente de ETA, Josu Urrutikoetxea, más conocido como Josu Ternera, se ofrecieron como "mediadores". Pero si hubo un actor ajeno a ambas partes que se posicionó como notario de todo lo que acontecía en la mesa de negociaciones, ese era el propio Gobierno argelino. Todo, papel mojado. ETA siguió matando.

En 1995, todavía con González al frente de la presidencia del Gobierno, ETA lanzó una serie de exigencias para plantear su cese definitivo. No era la misma banda terrorista que la de los años 80: la desarticulación de Bidart (Francia) en 1992 diezmó sus capacidades y los cuerpos policiales le habían arrebatado la iniciativa. En ese momento apareció de forma inesperada -incluso para los dirigentes del PNV- la Comunidad de San Egidio, religiosos representados por Matteo Zuppi.

Al arzobispo de Bolonia, por cierto, se le pudo ver en la escenificación de desarme de la banda de 2017, junto a los "mediadores internacionales" designados por la izquierda abertzale.

Henri Dunant, Suiza, Josu Ternera

Menos datos hay de la tregua que ETA firmó en 1998. ¿Y en 2005? ETA escribió sus propias actas de los encuentros que mantuvo con representantes del Gobierno en Suiza. De nuevo aparece Josu Ternera por parte de ETA. Y el Centro de Diálogo Henri Dunant asume, con el beneplácito de ambas partes, el papel de mediador. Los terroristas reventaron la tregua con el atentado de la T4 de Barajas, en diciembre de 2006, en el que asesinaron a dos personas.

También el Gobierno de Noruega ejerció como mediador entre el Gobierno y ETA y, para asegurarse de su desarme, se estableció una Comisión Internacional con mediadores que contaban con experiencia en conflictos como los de Irlanda del Norte, Sudáfrica, Sri Lanka, Kosovo, Tanzania, Irak y Nepal. Su cara más visible fue Ram Manikkaligam, director del Dialogue Advisory Group y profesor visitante en la Universidad de Ámsterdam.

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