A Susana Díaz le gustaría, por un momento, que se le pusiese cara de Pedro Sánchez. Es decir, que obteniendo un mal resultado en las urnas, le fuese garantizada la posibilidad de seguir al frente del partido para tratar de remontar en el futuro. Díaz busca la segunda oportunidad que el PSOE dio al hoy presidente del Gobierno, al que muchos dieron por muerto, primero en el partido y en innumerables ocasiones en las encuestas, superado en diferentes momentos por Podemos, por Ciudadanos y casi siempre por el PP. Si Sánchez siguió adelante, ¿por qué no ella?

Susana Díaz ha ganado las elecciones en Andalucía mientras que el PSOE es segundo en el conjunto de España y en la mayoría de autonomías. Cuando no tercero o hasta cuarto, como el PSC en Cataluña. Su porcentaje de apoyo es más de cinco puntos superior al cosechado por Sánchez en las últimas elecciones generales, que en Andalucía perdió ante Mariano Rajoy. Al frente del PSOE andaluz, Díaz tiene aún más de tres años por delante, ya que fue refrendada en julio de 2017 sin necesidad de que se celebrasen primarias. 

Sobre el papel, todo cuadra. Pero en Ferraz creen que el tiempo de Díaz ha acabado, lo sepa ella o no. La expresión de moda es que "Susana caerá como la fruta madura", que será inevitable, casi como si se tratase de aplicar la inexorable ley de la gravedad. "Está abrasada", resume una fuente cercana a Sánchez. El presidente se limita a hablar de momento de que se está "cerrando un ciclo político" sin aclarar si se refiere al color de la Junta o a la inquilina del liderazgo del partido en la región.

La campaña que persigue a Díaz

A nadie se le escapa que Díaz tuvo libertad para hacer las listas electorales, diseñar la campaña o escoger qué referentes nacionales quería en sus mítines mientras Sánchez saltaba de viaje internacional en viaje internacional. En política, al menos en el sistema parlamentario que rige en España, quedar primero no es ganar de verdad si al final gobierna otro. Y Andalucía va a tener, por primera vez en democracia, un presidente que no es socialista. Razón suficiente en Ferraz para que Díaz se busque otro empleo. 

Entre la legitimidad formal que reivindica Díaz y el deseo de que se marche de Ferraz se mueven las aguas socialistas en estos días que a algunos les recuerdan a un prólogo de una nueva y agresiva batalla interna. 

El reparto de fuerzas es ahora exactamente el contrario que el que hubo en las primarias socialistas. Sánchez controla el aparato del partido y gobierna, además en la Moncloa, y Díaz está en pleno declive tras el duro revés de las urnas.

"Susana está muerta. Comenzó a morir en el congreso que perdió y ha acabado de hacerlo el 2 de diciembre. Pero Ferraz haría bien en no hacerle lo que ella le hizo a Pedro: victimizarlo", explica un parlamentario socialista. 

"Resistir"

La palabra en el círculo de Díaz es, hoy por hoy, "resistir". "Hemos ganado, no como él. Y si hemos perdido la Junta ha sido en buena medida por sus tratos con los independentistas. Rivera, Casado, Abascal e Iglesias lo saben. Parece que es el único que no se ha enterado", explica un colaborador de Díaz. 

Este jueves, Díaz renunció a presentarse a la investidura ante el acuerdo que hará presidente a Juanma Moreno Bonilla. El PSOE andaluz prepara una oposición implacable al nuevo Ejecutivo y se dispone a agitar las banderas de la defensa de la autonomía andaluza, los derechos de la mujer y la lucha contra el extremismo, entre otras.

La intención de Díaz es hacer lo que en el partido ya se conoce como "un Vara", en referencia a Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, que volvió a la presidencia tras cuatro años en la oposición. "Con una diferencia, que nosotros ganamos y él quedó segundo", insisten de nuevo en el PSOE-A. 

Díaz afronta muchos interrogantes. El primero es saber cómo se articularán los deseos de Ferraz por provocar una renovación en el partido en Andalucía, la federación más importante en número de militantes. Hasta ahora, el PSOE-A ha visto con disgusto un manifiesto firmado por militantes de base en el que se vincula a Díaz al PP, Vox y Ciudadanos.

El hijo de Susana Díaz, su "fuerza", en la cuenta de Instagram este jueves.

Sánchez puede forzar una consulta a la militancia sobre la continuidad de Díaz, pero algunas fuentes apuntan a que podría dejar en pausa cualquier acción para no provocar una cruenta guerra dentro del partido a las puertas de las elecciones del 26 de mayo. 

La guerra podría sencillamente aplazarse. Pero, por el camino, centenares de cargos socialistas de confianza tendrán que dejar la Junta. Díaz, que no logra desembarazarse de la imagen de la derrota, ya no será tan temida porque será una baronesa en la oposición frente a un Sánchez en Moncloa.

"Cuando todos los enchufados pierdan su empleo, ¿quién la va a defender a ella, que ha perdido, frente al poderío de la Moncloa?", se pregunta el citado parlamentario. Cómo de prietas sea capaz de mantener las filas en el partido en Andalucía será determinante para comprobar si Díaz puede seguir adelante. 

Este jueves, Díaz apeló a su "fuerza", un joven superhéroe que apareció, puño cerrado y en alto, vestido de Superman en su cuenta de Instagram. ¿Señal de que Díaz emprende un camino hacia su vida personal o que pretende dar la sorpresa venciendo a sus enemigos?

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