La misma noche electoral del 2-D, un exultante Santiago Abascal aseguraba que "Vox no será obstáculo para el cambio en Andalucía". Pero a los tres días, visto que PP y Ciudadanos daban por hecho su apoyo y no querían darle ningún papel en el "vuelco histórico de sacar al socialismo de la Junta", el líder de Vox aclaró en rueda de prensa que "tampoco seremos un felpudo".

Desde aquel día hasta este miércoles 9 de enero ha pasado poco más de un mes en el que la voz cantante de Vox ha sido su número dos, Javier Ortega Smith. Varias veces se ha reunido con su homólogo popular, Teodoro García Egea y todo el plan parecía saltar por los aires este martes cuando el PP consideraba "inaceptable" el documento que le presentaron a la negociación. "A éstos les falta un hervor", llegó a decir el líder del PP vasco, Alfonso Alonso.

Sin embargo, este miércoles por la mañana el PP entregó un texto alternativo de respuesta y ambas partes se emplazaron, esperanzadas, para verse en Sevilla. Ahí es donde se acabó escenificando el pacto. Para cumplir su palabra de "no ser obstáculo" para el cambio, Vox ha tenido que tragarse algunos sapos, renuncias a algunas de sus reivindicaciones: la más polémica, la derogación de la Ley de Violencia de Género.

1. Ley de Violencia de Género

Vox reclamaba el martes la derogación de la Ley 13/2007, de 26 de noviembre, de medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género. Una norma andaluza específica en este campo cuya mención ha desaparecido por completo del texto final.

El documento no cita una sola vez la palabra "género" ni el vocablo "feminismo". Ortega Smith ha admitido que "el peso que tenemos es el de 12 diputados" y que "todos hemos tenido que ceder". Pero es evidente que Vox no ha conseguido que el PP dé un solo paso en este campo, que parecía capital para los de Abascal. 

Así, el reclamo de sustituirla por una ley de violencia doméstica "que no prejuzgue el sexo del agresor, respete adecuadamente la presunción de inocencia" y "no instituya una enorme burocracia de género” queda completamente olvidado.

Lo mismo ha ocurrido con las otras dos "leyes de género" que proponía derogar Vox: la Ley 8/2017, para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares en Andalucía, y la Ley 12/2007, de 26 de noviembre, para la promoción de la igualdad de género

2. Eliminar tres de los cuatro canales de RTVA

Aquel 5 de diciembre, Abascal llegó incluso a reclamar la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía para poder cerrar Canal Sur. "Evidentemente, no tenemos mayoría para eso, pero es nuestro objetivo". A los pocos días, las fuentes internas de la dirección de Vox ya sólo hablaban de su "reducción", de "bajar un 50%" su coste y el texto presentado a la negociación del martes sí especificaba la clausura de "tres de sus cuatro canales".

En el texto final sólo se habla de "reducir el gasto, mejorar la eficiencia y racionalizar los recursos de la Radio Televisión Andaluza". Por otro lado, las dos partes se comprometen a "garantizar el servicio público y la neutralidad ideológica e informativa". 

3. La discriminación de los andaluces en Cataluña

No lo citaba expresamente así, pero el partido de Santiago Abascal se marcaba como una de sus 19 prioridades un "plan para evitar la discriminación de los andaluces que viven en otras regiones de España" y son "obligados a escolarizar a sus hijos en una lengua regional".

También requería al aspirante a presidente que, para apoyarlo, se comprometiera a dar "asistencia de la Junta" a los andaluces que trabajen en otras comunidades para evitar que "sufran discriminaciones laborales ni de ningún tipo por razón de su origen y su lengua".

De eso no ha quedado nada en el documento final. Ni una sugerencia lejana.

4. El llamado "PIN parental"

Quizá por su curioso nombre, tal vez por lo polémico de la idea, una de las medidas más mencionadas de cuantas proponía Vox era la del llamado "PIN parental". El objetivo era acabar con lo que fuentes internas del partido califican de "dictadura ideológica contra los menores" escolarizados en Andalucía. Y contra "la libertad de elección de los padres" del modelo educativo, "ético y moral" en el que escolarizar a sus hijos.

La idea pretendía que los progenitores tuvieran la potestad de "excluir a sus hijos de enseñanzas, charlas, talleres o actividades con carga ideológica o moral contraria a sus convicciones". Al final, ha desaparecido el llamativo nombre y la medida se circunscribe a las "actividades extraescolares".

5. Expulsión inmediata de 52.000 'ilegales'

Por mucho que Vox insista en que el PP lo ha aceptado, la cifra de los 52.000 inmigrantes ilegales no aparece por ningún sitio en el texto que encabeza el logotipo de los dos partidos. No está en el acuerdo. 

Los de Abascal acusaban al Gobierno actual de la Junta de "encubrir la inmigración irregular". Lo argumentaba utilizando un dato procedente de "fuentes de sindicatos policiales" que cifran en 52.000  los "inmigrantes ilegales" de cuya documentación dispone el Ejecutivo de Susana Díaz y que "no comparte con la Policía".

El proyecto de Vox exigía "colaborar con la Policía en la identificación de inmigrantes ilegales para que puedan ser expulsados". Ahora el texto se limita a decir que se "cumpla con la legislación vigente en materia de inmigración, evitando todas aquellas decisiones que puedan favorecer un 'efecto llamada' y combatir a las mafias que trafican con personas".

6. Expulsión de fundamentalistas islámicos

Como con la inmigración, el PP se ha negado a aceptar poner su firma bajo cualquier párrafo que pudiera sonar a xenofobia, racismo o intolerancia.

Así, el plan de "control del fundamentalismo islámico" que proponía Vox y que incluía la "identificación y expulsión de elementos radicales" y la "vigilancia" para que las enseñanzas de las "autoridades islámicas" no "animen a la violencia" se ha visto muy rebajado. Al punto de que el pacto dice textualmente: "La Junta de Andalucía colaborará con todos los medios a su alcance para prevenir la amenaza del fundamentalismo islámico". Y nada más.

7. La fiesta de la Reconquista

Que el Día de Andalucía dejara de ser el 28 de febrero para convertirse en el 2 de enero por la "liberación de Granada" y el fin de la Reconquista" sonaba más a folclore y celebración de una de las heroínas de Vox -la reina Isabel la Católica- que a propuesta real.

De hecho, su destino fueron los titulares. Y ahí se quedó. No hay una sola palabra sobre el asunto en el texto final.