La persecución sobre el agente de la Brigada Móvil de los Mossos d'Escuadra que negó la existencia de la república catalana continúa. Si el pasado lunes fue el conseller de Interior, Miquel Buch quien deslizó una posible sanción para el agente por haber dicho "idiota" a un guardia forestal que le frenaba el paso, ahora es una cuenta de Twitter llamada Mossos Per La República Catalana, la que desvela el nombre de pila de este agente (Octavio) y su adscrición a la Unidad 6 de anti-disturbios perteneciente a la BriMo.

 

La cuenta se hace eco de un comunicado difundido por un colectivo de mossos independentistas llamado Les Guilleres, que con evidentes inexactitudes y desconocimiento de los procedimientos policiales, reprocha a los agentes las cargas policiales que se produjeron en los aledaños de la celebración del Consejo de Ministros que el Gobierno de Pedro Sánchez tuvo el pasado viernes en la Ciudad Condal. 

"Han pasado unos días desde que periodistas y políticos de la derecha más rancia y extrema vaticinaban y deseaban una situación grave de violencia", arranca el comunicado, como si la presencia de encapuchados cargados de adoquines y pintura tuviera que ver directamente con aquellos que alertaban días antes del suceso. 

Un Mosso se enfrenta a un guardia forestal independentista el 21-D.

"Exceptuando algunos incidentes aislados, la realidad una vez más desmintió estos augurios apocalípticos, desarrollando unas manifestaciones masivas de protesta contra la provocación colonial dentro de la más estricta normalidad democrática", prosigue el comunicado, obviando los graves altercados que durante horas se sucedieron para romper el cerco policial que blindaba el lugar de reunión de los ministros. 

"En lo que respecta al dispositivo policial hace falta felicitar a la mayoría de los compañeros participantes, algunos de los cuales aguantaron provocaciones y lanzamientos más allá de lo que es exigible sin cargar". Sí. Para los autores del comunicado, "la más estricta normalidad democrática" es compatible con el lanzamiento de vallas, adoquines o pintura a los agentes. Además, la frase supone la omisión de un elemento clave: un anti-disturbios no carga cuando le place, cuando lo considera oportuno o simplemente cuando se cansa de ser insultado. Los agentes de este tipo de unidades, especializadas en control de masas, pueden pasar horas bajo una lluvia de objetos o insultos sin actuar y solo lo hacen a la orden de sus superiores. Sea cual sea su preferencia política, ya que cuando actúan sobre el terreno se están jugando su propia integridad física. 

"Por desgracia una vez más se dieron algunas de las escenas nada satisfactorias como insultos a un ciudadano por parte del agente Octavio, de la Brigada Móvil", relata el escrito, que califica la "conocida como Unidad 6a" de la BriMo como una concentración "de la flor y nata de la fachería policial, amigos de Jusapol (el colectivo de policías y guardias civiles que reclama la equiparación salarial entre cuerpos) y que llevan camisetas de las unidades de intervención de la policía española". Así, sin más. A ojos de los agentes independentistas, sus compañeros son "fachas" por llevar camisetas de agentes de otros cuerpos. 

Los Mossos se enfrentan a los CDR en La Rambla.

 Tras las declaraciones del conseller de interior el pasado lunes, más de 40.000 personas mostraron su apoyo al agente en la plataforma Change.org y arrancó un baile de declaraciones entre distintos agentes, representantes sindicales y colectivos. Según explican a EL ESPAÑOL fuentes de la propia policía autonómica, la Brigada Móvil está en el punto de mira de los sindicatos más nacionalistas desde que arrancó el proceso independentista. ¿El motivo? Por un lado estos operativos son los que se ocupan del control de masas dentro de la policía autonómica y en su mano está frenar o no algaradas o disturbios. No es lo mismo para el procés que esa imagen agresiva la de la Policía Nacional o los Mossos.

Además, según las mismas fuentes, la mayoría de sus agentes son contrarios a una Cataluña separada de España. Algo complicado de acreditar, ya que a nadie se le pregunta su adscripción política para formar parte de estos cuerpos.